Martes 22.10.2019
/Última actualización 22:42
En una jornada lluviosa declarada festividad nacional, el nuevo emperador protagonizó un acto solemne de unos 30 minutos de duración, con el que se completan los principales fastos de su entronización tras heredar el cargo de su padre, Akihito, el pasado mayo.
La ceremonia de transición tuvo la solemnidad que implica la tradición para el ascenso de Naruhito al trono del Crisantemo: un ritual repetido desde hace miles de años cuya pomposidad se vio reducida en virtud de la emergencia del tifón Hagibis, que devastó el archipiélago japonés la semana pasada.
El momento central del acto tuvo lugar cuando los chambelanes descorrieron las cortinas del trono Takamikura, mostrando así a un inmóvil Naruhito ataviado con el traje ceremonial marrón rojizo que solo pueden vestir los emperadores y ante las profundas reverencias de los asistentes.
"Es un día histórico en el palacio imperial de Tokio", titulan hoy los medios japoneses, a seis meses de la ceremonia de ascensión al reino del 126to. soberano de la más antigua monarquía hereditaria en el mundo que no sufrió interrupciones desde el año 660 a.C.
Ante unas 2.000 personas, entre ellas jefes de Estado y dignatarios de 180 países, el emperador Naruhito apareció en público con toda su pomposidad en el trono real, usando una túnica tradicional del siglo IX.
En un trono adyacente, y más pequeño, estaba la emperatriz Masako, vestida con un kimono tradicional multicolor.
"Ahora, en esta ceremonia, hago la proclamación de entronización ante quienes están dentro y fuera de Japón", dijo Naruhito, quien se comprometió a cumplir con sus funciones constitucionales, limitadas a ser "símbolo de la nación" y "unidad del pueblo japonés".
El emperador también tuvo palabras de recuerdo a su padre e hizo votos en favor de la "felicidad del pueblo japonés y la paz del mundo", durante una ceremonia histórica retransmitida en directo por la cadena estatal NHK.
Naruhito es el nuevo emperador de Japón