Lunes 26.4.2021
/Última actualización 6:39
Pese al coronavirus y la creciente militarización de las fronteras, cada vez más familias y niños centroamericanos optan por emprender la peligrosa ruta migratoria hacia Estados Unidos ante el recrudecimiento de la pobreza y la violencia en la región, exacerbadas por la pandemia y el cambio climático, y la esperanza de una mayor apertura con el Gobierno del demócrata Joe Biden.
En marzo pasado, más de 172.000 personas fueron detenidas en la frontera con México, la cifra más alta registrada desde abril de 2000, según datos de la Patrulla Fronteriza estadounidense.
Una tendencia que se ha intensificado desde la asunción de Biden, con más de 78.444 detenidos en enero y 101.028 en febrero, si bien el mandatario mantiene la política de su predecesor de expulsar y deportar a México a todo aquel que representa "un riesgo alto de salud pública" durante la pandemia.
No obstante, el líder demócrata exceptuó a los menores no acompañados, lo que explicaría el récord de 18.663 niños solos interceptados en el límite fronterizo en marzo pasado, muy por encima de los 11.475 registrados en mayo de 2019, que era el máximo desde que empezó a contabilizarse en 2009.
En su mayoría, estos niños y adolescentes buscan reunirse con sus padres u otros tutores legales que residen en Estados Unidos.
También el número de menores migrantes reportados en México ha aumentado considerablemente desde inicios de este año, al pasar de 380 a casi 3.500 -nueve veces más en tres meses-, según informó Jean Gough, directora de Unicef para América Latina, en un comunicado.
Algo similar sucede con las familias, que junto con los niños no acompañados, representaron más del 40% de los interceptados en marzo por las autoridades estadounidenses, frente al 13% tres meses antes.