El Litoral / Télam
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El papa Francisco convocó este lunes a ayudar a los inmigrantes, a quienes calificó como "símbolos de todos los descartados" que "son antes que nada seres humanos", en medio de la polémica desatada en Italia por la política oficial de "puertos cerrados" y los cruces ONGs que rescatan personas en el mar Mediterráneo.
"Jesús revela a sus discípulos la necesidad de una opción preferencial por los últimos, que han de ser puestos en el primer lugar en el ejercicio de la caridad", aseguró este lunes el pontífice al celebrar una misa por el sexto aniversario de su viaje a Lampedusa, el primero que hizo como Papa fuera de Roma y con el que empezó a hacer visible la cuestión de los refugiados.
"En este sexto aniversario de mi visita a Lampedusa, pienso en los últimos que todos los días claman al Señor, pidiendo ser liberados de los males que los afligen", afirmó en ese sentido durante la celebación en la Basílica de San Pedro, frente a inmigrantes y socorristas que trabajan en el rescate de náufragos en el Mediterráneo.
Los inmigrantes son "los últimos engañados y abandonados para morir en el desierto; son los últimos torturados, maltratados y violados en los campos de detención; son los últimos que desafían las olas de un mar despiadado; son los últimos dejados en campos de una acogida que es demasiado larga para ser llamada temporal", remarcó.
"Son sólo algunos de los últimos que Jesús nos pide que amemos y ayudemos a levantarse", agregó.
Francisco ofició esta misa en medio de la tensión en Italia por la decisión del gobierno de mantener los "puertos cerrados" pese a la actividad de las ONG que rescatan náufragos en el Mediterráneo y deben hallar lugares para desembarcarlos.
En los últimos diez días, barcos de ONG's tuvieron serios problemas para desembarcar a los náufragos en puertos italianos.
El caso que tomó mayor trascendencia fue el de Carola Rackete, capitana del barco de rescate de migrantes de la ONG Sea Watch 3, que fue detenida acusada de "violencia contra nave de guerra" por las maniobras que hizo a su entrada al puerto de Lampedusa con 42 inmigrantes ilegales a bordo.
A los rescatistas, Francisco agradeció hoy el "hermoso signo de humanidad, gratitud y solidaridad".
"Desafortunadamente, las periferias existenciales de nuestras ciudades están densamente pobladas por personas descartadas, marginadas, oprimidas, discriminadas, abusadas, explotadas, abandonadas, pobres y sufrientes", apuntó.
"En el espíritu de las Bienaventuranzas, estamos llamados a consolarlas en sus aflicciones y a ofrecerles misericordia; a saciar su hambre y sed de justicia; a que sientan la paternidad premurosa de Dios; a mostrarles el camino al Reino de los Cielos", animó.
"¡Son personas, no se trata sólo de cuestiones sociales o migratorias! No se trata sólo de migrantes, en el doble sentido de que los migrantes son antes que nada seres humanos, y que hoy son el símbolo de todos los descartados de la sociedad globalizada", puntualizó al remarcar ante los 250 fieles que asistieron a la misa que es necesario "ayudar a los más débiles y vulnerables".
"Esta es una gran responsabilidad, de la que nadie puede estar exento si queremos llevar a cabo la misión de salvación y liberación a la que el mismo Señor nos ha llamado a colaborar", subrayó.