El presidente sirio huyó del país y se negocia la formación de un gobierno de transición. Mientras tanto, los países limítrofes, aliados y enemigos se mueven rápidamente para encontrar su lugar en esta disputa.
Festejos por el pueblo sirio en Estados Unidos. Foto: REUTERS
El régimen de Bashar al-Assad llegó a su fin tras más de 50 años de control de la familia Assad sobre Siria. La caída fue consecuencia de una ofensiva relámpago liderada por los rebeldes de Hayat Tahrir al-Sham (HTS), quienes tomaron el control de Damasco este domingo 8 de diciembre, tras más de diez días de intensos combates.
El presidente sirio huyó del país por el aeropuerto internacional de Damasco, según confirmó el Observatorio Sirio de Derechos Humanos. Aunque su paradero exacto es desconocido, el ministro de Exteriores de Turquía aseguró que se encuentra "probablemente fuera de Siria".
Las repercusiones de los líderes internacionales no tardaron en llegar: "Assad se ha ido", celebró el presidente electo de Estados Unidos, Donald Trump. A su vez, el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, calificó el día como "histórico para Medio Oriente".
Con el régimen de Assad desmoronado, la formación de un gobierno de transición se convirtió en la principal meta de la comunidad internacional. Se espera que los países vecinos, como Turquía, Iraq y Arabia Saudita, junto con actores clave como Estados Unidos y Rusia, participen en la negociación para estabilizar la región.
Mientras tanto, la incertidumbre crece en las fronteras de Siria con Israel y los Altos del Golán, donde las Fuerzas de Defensa de Israel buscan garantizar que ninguna fuerza hostil controle la zona. Se teme que los nuevos líderes insurgentes sirios, muchos de los cuales están vinculados a grupos islamistas radicales, puedan generar nuevas tensiones en la región.
Assad junto a Putin, su mayor aliado. Foto: REUTERS archivo
El primer ministro de Siria, Mohammed Ghazi Jalali, anunció la disposición de su gobierno para cooperar con el liderazgo elegido por el pueblo sirio y colaborar en la entrega del poder.
Desde Iraq, sorprendentemente, decidieron tomar distancia. El portavoz del gobierno, Bassem Al-Awadi, pidió "no interferir en los asuntos internos de Siria" y destacó la importancia de un diálogo inclusivo que garantice la seguridad y la independencia del país.
En paralelo, el ministerio de Relaciones Exteriores de Afganistán, liderado por el régimen talibán, felicitó a las fuerzas rebeldes y expresó su deseo de que la transición de poder permita la formación de un "gobierno islámico independiente" que priorice la reconciliación nacional y evite represalias.
La advertencia de Israel
El Ejército de Israel desplegó tropas en la frontera con Siria y asumió el control de la zona de amortiguación en los Altos del Golán, un territorio clave para la seguridad de Israel.
"No permitiremos que ninguna fuerza hostil se establezca en nuestra frontera", advirtió el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu. Foto: XINHUA
El portavoz en árabe de las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI), Avichay Adraee, instó a los residentes sirios en el sur del país a no abandonar sus hogares, asegurando que las operaciones no están dirigidas contra la población civil.
"No permitiremos que ninguna fuerza hostil se establezca en nuestra frontera", advirtió el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, durante una visita a las tropas desplegadas en el monte Bental.
Esta es la caída del "eje del mal" según Israel Katz. Archivo.
La caída de Assad es interpretada por Israel como un golpe al llamado "eje del mal", conformado por Irán, Hezbollah y el régimen sirio. Según el ministro de Defensa de Israel, Israel Katz, la desaparición del régimen de Assad deja al bloque iraní sin uno de sus principales aliados en la región.
"Sus tentáculos están siendo cortados uno por uno", afirmó Katz, haciendo referencia a la reciente ofensiva israelí contra Hezbollah en Líbano y los ataques a la franja de Gaza contra Hamás.
Millones de refugiados celebraron la caída de Assad a lo largo del mundo. Foto: REUTERS
Números de la guerra y el festejo de los refugiados
La noticia de la caída de Assad generó celebraciones en ciudades de Líbano, Turquía, los Altos del Golán y distintas localidades de Europa, donde viven miles de refugiados sirios. Los sirios exiliados festejaron la posibilidad de un regreso a su país tras más de una década de guerra civil.
Según la ONU, esta guerra, que comenzó en 2011 tras las protestas contra el régimen, dejó más de 500.000 muertos y desplazó a la mitad de la población siria. De los 13 millones de marginados, se estima que 1,3 millones encontraron refugio en Europa, con Alemania como el país que más los acogió.
La caída de uno de los principales aliados de Irán y Rusia podría alterar los equilibrios de poder en la región, especialmente tras las declaraciones de Trump sobre la "desconexión" de Moscú con Siria debido a la guerra en Ucrania.
En este contexto, el presidente electo de Estados Unidos, Donald Trump, celebró la salida de Assad y pidió un "cese al fuego inmediato" en Rusia y Ucrania, instando a una negociación de paz. Trump afirmó que la caída de Assad se debió al desgaste militar de Rusia en Ucrania, donde, según él, hay 600.000 soldados rusos heridos o muertos.
"Assad se ha ido. Su protector, Rusia, ya no estaba interesado en protegerlo más", aseguró Trump, quien calificó la situación como "una locura" y pidió la intervención de Vladimir Putin para negociar un acuerdo de paz.
Trump, aliado y enemigo de Putin, pero con muy buena relación. Foto: REUTERS archivo
Contexto: la cronología colapso del régimen de Assad
27 de noviembre: La ofensiva rebelde comienza con la toma de 15 aldeas en Alepo, al noroeste de Siria.
28 de noviembre: La ofensiva se expande hacia la provincia de Idlib, donde los insurgentes avanzan rápidamente.
29 de noviembre: La ciudad de Alepo cae en manos de los rebeldes sin resistencia significativa.
30 de noviembre: Los rebeldes izan su bandera en la ciudadela de Alepo y ocupan el aeropuerto internacional.
1 de diciembre: Las tropas gubernamentales intentan una contraofensiva, pero fracasan.
5 de diciembre: Los insurgentes toman el control de Hama, una ciudad clave en la resistencia inicial contra Assad en 2011.
7 de diciembre: Homs, la tercera ciudad más grande de Siria, es controlada por los insurgentes, dejando aislada a Damasco.
8 de diciembre: Los rebeldes entran en Damasco, el presidente Bashar al-Assad huye y se negocia la formación de un gobierno de transición.
El nuevo escenario en Medio Oriente
Con la caída de Bashar al-Assad, se abre un nuevo capítulo en la historia de Siria y el Medio Oriente. El desafío será evitar que el vacío de poder sea ocupado por fuerzas radicales o grupos insurgentes con poca disposición al diálogo.
La posibilidad de un retorno masivo de refugiados también plantea interrogantes sobre la capacidad del país para absorber a millones de ciudadanos que buscaron asilo en el extranjero.
Millones de refugiados podrían volver a sus tierras. Foto: REUTERS
Mientras tanto, Israel refuerza sus fronteras y la comunidad internacional observa con cautela la posible transformación de Siria en una nueva zona de conflicto o de pacificación.
El futuro de la región dependerá de la rapidez con la que se conforme un gobierno de transición y de la capacidad de las potencias globales para evitar una nueva escalada de violencia.
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