La reina Isabel II ha invitado al príncipe Harry y a Meghan Markle a participar en su Jubileo de Platino. Según ha informado el diario The Telegraph, si aceptan la invitación de la monarca, los duques de Sussex podrán aparecer junto a ella y el resto de la familia real británica en el balcón del palacio de Buckingham y en una misa que tendrá lugar en la catedral de San Pablo, lo que supondría el primer encuentro de Meghan Markle con su familia política desde su marcha a Estados Unidos.
Aunque la noticia no ha sido confirmada ni por los duques de Sussex ni por la casa real británica, llega en un momento de cordialidad entre ambas partes. La semana pasada, el príncipe Harry y Meghan Markle mantuvieron un encuentro con la reina Isabel II en el castillo de Windsor, donde realizaron una visita antes de viajar a Países Bajos para presidir los Invictus Games.
El príncipe Harry no coincidía con su abuela desde el funeral del duque de Edimburgo y tenía muchas ganas de verla, tal y como declaró ayer a la BBC. “Fue genial volver a verla. Tenía muchos mensajes para el equipo británico (de los Invictus Games), los cuales me he encargado de transmitir”, aseguró el duque de Sussex, quien según algunas informaciones habría aprovechado la reunión para prometerle a la reina que muy pronto podría conocer a su bisnieta, Lilibet, llamada así en honor precisamente de Isabel II.
La relación del príncipe Harry con su abuela ha sido bastante mejor que la que mantiene con su padre y su hermano. Así, mientras que en su controvertida entrevista con Oprah Winfrey el duque de Sussex habló de lo deteriorada que estaba su relación con el príncipe Carlos y el príncipe Guillermo, se refirió con mucho cariño a la monarca. “Durante el último año he hablado con mi abuela más que en muchos, muchos años. […] Mi abuela y yo tenemos una relación realmente buenas y nos entendemos bien. Siento un gran respecto por ella”.
Por su parte, Meghan Markle trazó una clara línea divisoria entre la reina, de quien dijo que siempre se había portado maravillosamente con ella, y otros miembros de la familia real que le hicieron sentir mal. “Uno de mis primeros actos oficiales fue con ella. Me pidió que me uniera a ella en un viaje en el tren real y esa mañana que desayunamos juntas me dio un regalo precioso -unos pendientes de perlas y un collar a juego. Me encantó su compañía. Una vez que íbamos a un acto en un coche, tenía una manta sobre sus rodillas y me dijo: ¡venga, Meghan, échate la manta tú también’, porque hacía frío”.
No obstante, lejos de servirles de ayuda, esa buena relación que los Sussex aseguran que mantienen con Isabel II se convirtió en un escollo para arreglar sus problemas con la casa real.
Así quedó de manifiesto tras el nacimiento de su hija. El duque de Sussex aseguró que le había pedido a su abuela su visto bueno para bautizarla con su apodo familiar, Lilibet, pero días después fuentes de la casa real aseguraron a la prensa británica que esa conversación entre Harry e Isabel II jamás se habría producido. Los duques de Sussex reaccionaron anunciando medidas legales contra quienes negaran que la reina estaba enterada del nombre que le iban a poner a su hija, asegurando que de no haber contado con el permiso de Isabel II jamás habrían llamado Lilibet a la pequeña.
Ese y otros enfrentamientos entre la casa real y los duques de Sussex no serían culpa de la reina sino de sus asesores, los cuales no siempre dan los mejores consejos a la monarca. Así lo aseguró Harry en otro momento de la entrevista con Oprah que quedó fuera del montaje final. El duque de Sussex puso como ejemplo lo que ocurrió cuando en enero de 2020 la reina les invitó a Sandringham, la residencia en la que pasa sus vacaciones de Navidad.
“Mi abuela me había dicho: ‘En cuanto aterricéis, venid a Sandringham a tomar el té, me encantaría que habláramos. ¿Y por qué no os quedáis también a cenar? Es un viaje largo y estaréis cansados”. Sin embargo, “en el instante” en que los duques de Sussex aterrizaron en Reino Unido, Harry recibió un mensaje del que entonces era su secretario privado copiándole otro del secretario de la reina en el que decía “por favor, informa al duque y a la duquesa de Sussex de que no pueden venir a Sandringham. La reina está ocupada. Estará ocupada toda la semana, que no vengan”.