La Reserva Federal de los Estados Unidos (FED) se reunirá este martes y miércoles en Washington, en un encuentro donde decidirá si nuevamente incrementa la tasa de interés de referencia en su objetivo por controlar la inflación.
La Reserva Federal de los Estados Unidos (FED) se reunirá este martes y miércoles en Washington, en un encuentro donde decidirá si nuevamente incrementa la tasa de interés de referencia en su objetivo por controlar la inflación.
Después de un año de aumentos de tasas permanentes como consecuencia del aumento de la inflación, el organismo se enfrenta a un escenario muy complejo por el derrumbe de varios bancos regionales que trasladó los temores de una crisis financiera a todo el sistema.
Por una lado, si aumenta la tasa de interés en una gran magnitud, corre el riesgo de afectar severamente el nivel de actividad, los precios de los activos y desactivar los estímulos para la inversión, lo cual podría llevar al inicio de un ciclo recesivo.
Por otro lado, si elige un sendero de ajustes de un menor ritmo y tamaño, se enfrenta al peligro de tener que convivir con una tasa de inflación durante mucho tiempo, lo que a largo plazo también afectará el nivel de actividad, el precio de los activos, el valor del dólar, pudiendo terminar también en una recesión.
El 16 de marzo de 2022, el Comité Federal de Mercado Abierto (FOMC) decidió el primero de los ocho aumentos de tasas de interés que concretó hasta el momento, al dejar atrás un insólito rango entre 0% y 0,25% que se inició cuando Alan Greenspan ocupaba el sillón de la FED.
A pesar de todos los ajustes, desde el 0%/0,25% inicial hasta el 4,25%/4,50% actual, la economía de los Estados Unidos debió convivir con un índice de inflación que superó largamente el 9% anual a mediados de 2022.
Además, muchos analistas de Wall Street apuntan contra la FED como responsable de la crisis bancaria.
No sólo atribuyen esa responsabilidad por su política de tasas cero durante muchos años sino también por la velocidad de ajuste de su indicador de referencia en el último año.
La fuerza de suba de tasas sirvió para moderar la inflación, pero también provocó que, ante el alza de tasas de interés, la paridad de los bonos del Tesoro cayera y eso afectó el patrimonio de las entidades financieras que tenían esos títulos como su principal activo.
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