Ex embajador en Rusia: "Argentina tiene que armarse dentro del esquema de valores occidentales"
Ricardo Lagorio estuvo a cargo de las relaciones diplomáticas con el Kremlin hasta 2021 y tiene una reconocida trayectoria internacional. En conversación con El Litoral habló de los desafíos diplomáticos de la nueva gestión presidencial; los BRICS; la Unión Europea y el desarrollo tecnológico, ambiental y militar.
Ricardo Lagorio, diplomático, internacionalista, politólogo y profesor.
No solamente es diplomático, internacionalista, politólogo y profesor. También ocupó cargos en la ONU, en Washington y en Moscú. Incluso fue subsecretario y jefe de gabinete en el Ministerio de Defensa de nuestro país. Con esos pocos ejemplos, el autor pretende resumir las innumerables aristas de la geopolítica que Ricardo Lagorio puede analizar en base a su propia experiencia.
En medio de épocas determinantes para el corto y mediano plazo nacional, por el proceso eleccionario que atraviesa el país, El Litoral entrevistó al destacado diplomático para conocer su postura frente a los principales temas de coyuntura en materia internacional.
-Ya se eligieron a los candidatos presidenciales ¿Qué se dirime de cara al exterior?
-La Argentina se dirime cómo empezamos a transitar seriamente este siglo XXI, que es un siglo híbrido, en donde tenemos que aprender a navegar entre dos grandes autopistas: la de los conflictos, de la guerra, de lo que se llama teóricamente “Great Power Politics” y la autopista moderna de los temas globales, que a veces, parafraseando a El Principito, “lo esencial es invisible a los ojos”, la mayoría de los temas no los vemos.
-¿Por ejemplo?
-La guerra. Porque está lleno de conflictos, sobre todo en África, pero la guerra que está todos los días en los medios de comunicación, que es producto de la invasión a Ucrania, es una guerra que también se hace con drones, con elementos modernos. Entonces, yo creo que el gran desafío argentino es adaptarse al siglo XXI en donde la ciencia, tecnología, innovación y lo ecológico son los grandes drivers de todo el proceso del siglo XXI. En esa línea, adaptar nuestra política en lo que hace intereses y valores.
-¿Cómo impacta la invitación de los BRICS en todo eso?
-Primero hay que resaltar que hoy los BRICS son: Brasil, nuestro gran aliado y principal socio comercial. China, segundo socio comercial, aunque enormemente deficitario. India, cuarto socio comercial. Sudáfrica, un gran país con el legado de Mandela. Y la Federación de Rusia, yo diría hoy la suerte de paria internacional, cuyo presidente ni siquiera pudo ir a Sudáfrica a la última reunión de ese organismo. Ahora bien, hay que sumarle que a partir de enero se incorpora Irán, con el cual Argentina tiene un contencioso jurídico por terrorismo. Entonces, la gran pregunta que hay que hacer: ¿Es el interés argentino hoy entrar a los BRICS? ¿A este BRICS actual, con sobre Rusia e Irán? Yo creo que no.
-¿Por qué?
-No creo que sea un axioma que entrar a los BRICS y que va a mejorar, fortalecer y ampliar el comercio bilateral. Eso no es así. Pero además, imagínate si estuviésemos en ese organismo a partir de enero, en una reunión presidencial y hay que acordar una declaración,que son por consenso… ¿Cómo consensuamos con la Federación de Rusia y con Irán temas de derechos humanos, democracia, valores, estado de derecho? Porque recordemos que ahí no se negocia el orden económico internacional, no es el Fondo Monetario, ni el Banco Mundial. Si uno ve las declaraciones de los BRICS, son fundamentalmente grandes cuestiones de principios universales que tienen que ver con los valores. ¿Podemos consensuar en ese sentido? No.
-¿Cómo mira el FMI esta situación?
-Me parece que hay que tener en claro que dos de los tres candidatos presidenciales se han manifestado abiertamente en contra del ingreso al BRICS. Ese es un dato no menor porque significa, y además lo han fundamentado, que no fueron consultados. Lo menos que hubiese tenido que hacer presidente de la Nación, por su responsabilidad institucional, porque además está comprometiendo al país en una administración de la cual él ya no va a ser presidente, es haber consultado, y no lo ha hecho. Eso creo que llama una lectura externa con duda, porque todos dicen cómo la Argentina va a entrar y dos eventuales y potenciales presidentes, dependiendo de las urnas, están en contra, llama la atención. Yendo al Fondo Monetario, nosotros tenemos una negociación económica, préstamos, hay que cumplir con eso, nosotros somos parte del FMI. El próximo gobierno, sea el que sea, lo va a tener que renegociar y cumplir.
-¿Y la Unión Europea? ¿Qué pasa, además, con la cuestión ecológica que acá parece no estar en agenda?
-Lo importante es el acuerdo de Unión Europea-Mercosur, que está un poco empantanado por, digamos, esta nueva dimensión, el Pacto Verde. Más allá de eso, yo creo que, yendo a tu pregunta, estamos encaminándonos seriamente hacia un mundo verde y eso es algo que tenemos que tenerlo en claro. El mundo verde con una nueva ecología, una nueva geopolítica ecológica, hablamos mucho de la geopolítica. Bueno, empecemos a hablar de la geopolítica ecológica, porque el mundo que se viene es un mundo de la inteligencia artificial, de la nanotecnología, de las energías alternativas, las energías no tradicionales, y la Argentina tiene que empezar también a prepararse para ingresar a ese mundo verde, ese mundo nuevo ciberespacial, en donde todo transita por el nuevo hemisferio que es el ciberespacio. Si no, vamos a quedar fuera del mundo y vamos a quedar en un subdesarrollo científico, tecnológico, ecológico enorme. Eso significa tener políticas en esos temas, significa tener una educación en esos temas, prepararnos para los nuevos trabajos, los trabajos que se van a perder y que van a desaparecer, los que van a ingresar, prepararnos para la producción de automóviles y la utilización de automóviles eléctricos, prepararnos para el uso en esta transición energética de energías modernas, renovables y limpias. O sea, hay toda una enorme agenda que hay que ponerla sobre la mesa, por supuesto. Yo entiendo que quizás la urgencia, sea el déficit fiscal, sea la inflación, ahora abordar estos temas desde hoy también es ayudar a que el día de mañana no tengamos problemas adicionales, que esos nos van a venir con mucha más violencia que estos.
-¿Qué rol tiene el aspecto militar en un mundo cada vez más militarizado, con el desarrollo tecnológico también en ese sentido, que en la agenda, al menos diplomática argentina, parece que se ha diluido o que nunca ha tomado forma?
-Hay dos elementos del Estado que no se legitiman por el conflicto, sino por la existencia propia del Estado: las Fuerzas Armadas y la diplomacia. Son como hermanos siameses. Creo que estamos en un mundo militarizado que hay que buscar desmilitarizarlo. Ahora, eso no significa que haya que eliminar las Fuerzas Armadas, son dos cosas distintas. Hay que desmilitarizar la diplomacia, pero hay que fortalecer los sistemas de defensa en términos modernos. Hay que tener Fuerzas Armadas que estén en capacidad de operar, Fuerzas Armadas que estén en capacidad de combatir si fuera necesario, que se entrenen y que cumplan su función de defensa de la soberanía nacional y contribuyan a través de las operaciones de mantenimiento de la paz a la paz y la seguridad internacional. Ahora, de nuevo, la pregunta es ¿cómo la modernizamos? ¿La modernizamos con qué tipo de sistemas de armas? ¿Aviones? ¿Drones? ¿Cuánta tecnología? ¿A quién le compramos? Acá creo que hay una línea roja: la Argentina tiene que armarse con sistemas de armas del mundo llamado occidental, porque el sistema de armas tiene que ver no solamente con el instrumento militar, sino con la capacidad de interoperar la estrategia, la táctica, y yo creo que ahí la Argentina, por su historia, interés y valores, tiene que armarse, entre comillas, dentro del esquema de valores occidentales.
-Hay dos candidatos que tienen una postura muy distinta a este gobierno sobre lo que está pasando en Europa del Este ¿Qué análisis hace de eso y de la postura nacional frente a la invasión militar rusa en Ucrania?
-Como ex embajador argentino en Rusia me dolió la invasión y soy muy específico: la menciono como la invasión a Ucrania por parte del gobierno del presidente Vladimir Putin, porque no creo que Rusia haya invadido, separo, soy un gran admirador del pueblo ruso, pero evidentemente el gobierno del presidente Putin tomó una decisión no solamente errónea, que le está costando y va a costar mucho, sino que ha violentado el derecho internacional a los principios y propósitos de las cartas de Naciones Unidas y eso es inaceptable. Ahí hay que ser inequívocos, porque lo que está en juego son valores en la convivencia y la estructuración de la comunidad global en el siglo XXI. Nosotros no podemos aceptar que un país, que además es miembro permanente del Consejo de Seguridad de la ONU, que es potencia nuclear, sin ningún motivo invada a un país vecino y hermano. Hay que empezar a trabajar por la paz y la paz se va a dar solamente en la medida en que Ucrania pueda restablecer su soberanía, sino no va a haber una paz duradera. Me parece que pensar en un alto al fuego o en una negociación incompleta no va a ser sustentable.
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