La reactivación del pacto que permitía a Ucrania exportar granos desde puertos del mar Negro bloqueados por Rusia depende de que las potencias occidentales "cumplan sus promesas", afirmó hoy martes el presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, que ofició junto a la ONU de mediador de ese acuerdo.
"Pienso que se podrá encontrar una solución", dijo Erdogan refiriéndose a una reciente conversación telefónica con el presidente ruso, Vladimir Putin, que se negó a prolongar el acuerdo tras su expiración el 17 de julio.
"La semana pasada, en nuestra conversación telefónica con Putin, nos pusimos al tanto de las exigencias de Rusia", indicó en una conferencia de prensa, sin dar mayores precisiones.
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"La solución a ese problema depende de que los países occidentales cumplan sus promesas. Las medidas que hubieran podido transformar la atmósfera positiva de la Iniciativa del mar Negro en un alto el fuego y luego en un acuerdo duradero de paz no se adoptaron", agregó Erdoqan, citado por la agencia de noticias AFP.
Rusia exigía el levantamiento de las trabas impuestas a sus exportaciones de productos agrícolas, en particular de fertilizantes, en el marco de las sanciones occidentales.
"Nuestra posición es clara", subrayó Erdogan, que había urgido la semana pasada a Putin a "evitar una escalada" al advertir que "si la guerra entre Rusia y Ucrania se propaga en el mar Negro, será un desastre para nuestra región".
Turquía, país miembro de la OTAN, trató de mantener buenas relaciones con ambas partes desde el inicio de la invasión rusa en febrero de 2022, y también se negó a adoptar sanciones contra Rusia, aunque suministró armas a Ucrania.
Días atrás, el jefe de la diplomacia de Estados Unidos, Antony Blinken, acusó a Rusia de "chantaje" por su reciente retirada del pacto y sentenció que "el hambre no debe convertirse en arma de guerra".
"Cada miembro de este Consejo, cada miembro de Naciones Unidas, debería decir a Moscú basta, basta de usar el mar Negro como chantaje", dijo Blinken ante el Consejo de Seguridad de la ONU, presidido este mes por Estados Unidos.
El Kremlin rechazó prolongar el acuerdo, lo que está repercutiendo en los precios de los alimentos, que afecta sobre todo a los países más desfavorecidos.
El pacto, extendido varias veces, era considerado vital para evitar una crisis alimentaria en países pobres que dependen de los cereales ucranianos, especialmente de África.
El 17 de julio, Rusia anunció que se retiraba de él porque no se habían cumplido las exigencias que venía formulando para volver a prorrogarlo, incluyendo que se le permitiera exportar fertilizantes pese a las sanciones occidentales por haber invadido Ucrania.
En medio de los temores a una posible escasez de alimentos tras la retirada rusa, Putin prometió enviar cereales gratis a seis países africanos.
Ante esto, el jefe de la diplomacia de la Unión Europea (UE), Josep Borrell, advirtió que Rusia podría estar intentando aumentar su influencia en países más necesitados a través del envío gratuito de alimentos.
Según Borrell, la UE, al contrario de lo que afirma Moscú, "se ha asegurado" de que las sanciones "no tengan un impacto en la seguridad alimentaria mundial".
El portavoz del Kremlin, Dimitri Peskov, rechazó las acusaciones.
"Este no es el caso, en absoluto. Rusia siempre ha sido y sigue siendo, pese a los problemas conocidos, un proveedor confiable", replicó.
Remarcó que Rusia podría satisfacer de mejor forma la demanda creciente de alimentos a nivel mundial "si no fuera por esas restricciones de sanciones ilegales desde el punto de vista del Derecho Internacional" aplicadas por la comunidad internacional desde el estallido de la guerra.
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