Mano a mano con un argentino herido en pleno combate contra los rusos en Ucrania
El Litoral dialogó con un joven que está en observación en un hospital a menos de 150 kilómetros de la frontera entre Rusia y Ucrania tras ser alcanzado por un ataque. Su llegada hasta allí, el primer combate terrestre y cómo fue ser herido en un combate que no es propio.
Siempre quiso ser soldado y la guerra desatada en Europa del Este fue una trágica excusa para cumplir ese anhelo.
Tiene apenas 19 años y egresó de un Liceo Militar hace poco tiempo. Cualquiera esperaría que esté trabajando o encarando sus primeros años de universidad. Sin embargo, ésa fue una breve etapa en la vida del entrevistado de hoy. Él siempre quiso ser soldado y la guerra desatada en Europa del Este fue una trágica excusa para cumplir ese anhelo. Luego de videollamadas para conocer su historia, un repaso por lo vivido en sus ocho meses de guerra en un testimonio brindado con una frialdad y conciencia abrumadora. Sus datos personales y la especificidad de su ubicación son reservados debido a la continua operación de la inteligencia rusa que busca conseguir información sobre quienes resisten en Ucrania.
- ¿Qué hacías antes de la guerra?
- Estaba en la UBA estudiando Ciencias Económicas, por la inercia de tener que estudiar algo.
- ¿Pero no pensaste seguir la carrera militar?
- Sí. Hasta cuarto año del Liceo. Después entré en conciencia del estado deplorable de las FFAA en Argentina y muchos oficiales con los que hablaba me decían que si no me adaptaba al sistema, no llegaba a ninguna parte.
- ¿Y qué pasó cuando comenzó la invasión a Ucrania?
- Pese a lo que dije recién, siempre mantuve afecto e interés por las Fuerzas Armadas y la vida militar. De hecho pensé irme a la Legión Extranjera francesa, antes de que empezara la guerra. Sin embargo, cuando ésta comenzó, sentí que tenía que venir a ayudar. Además era la mejor oportunidad de mi vida de buscar lo que siempre había querido, que era ser soldado. Esa era mi vocación desde chico.
Sus datos personales y la especificidad de su ubicación son reservados debido a la continua operación de la inteligencia rusa que busca conseguir información sobre quienes resisten en Ucrania.
- ¿Pero por qué sentís que tenés que ayudar en una guerra que no es en tu Patria?
- Esta guerra es injusta para este pueblo. No se merecía ser invadido por una potencia extranjera que ya le había quitado parte de su territorio 8 años atrás.
- ¿Cómo hiciste para llegar hasta ahí? ¿Cómo te informaste?
- Busqué todos los medios posibles para poder llegar hasta Ucrania. Tuve que ahorrar dinero para poder pagarme el vuelo hasta aquí. Mis familiares me ayudaron a eso, pero con el tiempo que llegué a trabajar en paralelo a mis estudios pude cubrir los gastos de viaje. Además busqué las rutas que incluían mayor cantidad de escalas para que el costo sea más barato de lo normal.
- No usé la embajada ucraniana para viajar, porque me dijeron que era demasiado joven para poder sumarme como voluntario. Entonces fuimos buscando data con otros argentinos, sumándonos a grupos de whatsapp. En resumen, la idea principal que nos daban los que estaban en Ucrania era que debía llegar hasta la frontera de ese país y que allí iba a encontrar alguien seguro que iba a ayudar a sumarme a la Legión Internacional de Ucrania.
- ¿Qué es la Legión Internacional de Ucrania?
- Es una organización dentro del Ejército Ucraniano que recluta extranjeros, a pesar de que también cuenta con ucranianos como traductores y mandos superiores. Nosotros hablamos con ellos a través del inglés.
- ¿Cómo fue la concreción del viaje de ida, en definitiva?
- Lo hice en el tercer trimestre del 2022. Efectivamente cuando quise pasar de Polonia a Ucrania, había una persona que estaba esperando del otro lado de la frontera. Es como un representante del Ejército, que nos pregunta si queríamos unirnos a la Legión. Con nuestro consentimiento, después de los trámites migratorios, nos llevaron a un edificio por una noche y luego empezamos a recorrer distintos regimientos en el oeste del país hasta que quedamos asentados en uno en particular durante dos meses para instruirnos.
La bandera argentina en suelo ucraniano.
- ¿Te pidieron algo más luego del trámite migratorio?
- Únicamente el pasaporte. Después de algunos días que chequearon los datos personales me ofrecieron un contrato.
- ¿Qué implica?
- Ser soldado de la Legión. Es un contrato igual a los que firman los voluntarios ucranianos, nada más que los extranjeros firmamos uno en inglés. Es por tres años, pero cualquiera de las partes lo puede rescindir unilateralmente.
- ¿Entonces cobrás?
- Sí. Fue lo que más me llamó la atención ya que pensé que era todo totalmente a costa de uno. Tengo un sueldo mensual, el mismo que un soldado ucraniano y un seguro de vida, además de la cobertura de todas las necesidades cotidianas. Recibo unos 3 mil dólares mensuales que se acumulan en una cuenta que me abrieron en un banco ucraniano. Tengo una tarjeta que uso para aprovechar esos fondos en mis tiempos libres.
- Volviendo a tus tareas. Estuviste dos meses instruyéndote. ¿Después?
- Tuvimos dos días de viaje hasta que llegamos a una ciudad del frente y se nos dio una misión. Normalmente es cuidar posiciones durante cierta cantidad de tiempo por si avanzan los rusos de forma terrestre. A veces realizamos operaciones ofensivas en terreno controlado por Rusia, pero eso quedó en segundo plano por las condiciones meteorológicas.
Enfrentamiento
- ¿Tuviste algún tipo de contacto cercano con las tropas invasoras?
- Al principio. Asaltamos una posición rusa donde había poco más de un pelotón enemigo, unas 30 personas. La habíamos detectado una semana antes, porque de noche escuchábamos voces muy despacio. Eso daba la pauta de que estábamos muy cerca. Cuando logramos detectarlos, supimos que estábamos nada más que a 700 metros. Luego de varios días de reconocimiento, notamos que estaban desprevenidos y sin sistema de guardias.
- ¿Pero por qué llegaron a estar tan cerca y tanto tiempo sin que ellos notaran la presencia de ustedes?
- Porque nos movimos sigilosamente y por incompetencia de ellos. Si toda nuestra fracción llegó a 30 metros de ellos y no lo notaron, es porque claramente un problema tenían.
El soldado señala uno de los proyectiles que impactó en una camioneta.
- ¿Qué pasó cuándo ustedes decidieron atacar?
- Estaban todos durmiendo. La mayoría estaba en pozos de zorro. Luego de ese primer ataque, cuando empezaron a perderse en el terreno (NdR: los combates terrestres suelen darse a lo largo de zonas boscosas debido a que la mayor parte del terreno es llano), decidimos volver a nuestra posición original. Sin embargo se nos ordenó volver al lugar donde habíamos detectado a los rusos, tomar y defender esa nueva posición. En ese momento ofrecimos que se rindan, y fue cuando atacaron a nuestro comandante. Allí nos arrojamos con todo nuestras fuerzas directamente a matar, aunque ya la mayoría de ellos ya se había replegado unos 200 metros. En pleno enfrentamiento su artillería empezó a atacar su propia posición, sabiendo que todavía había soldados rusos combatiendo allí. Replegamos definitivamente a nuestro lugar original.
- ¿Qué pasó después?
- Al día siguiente volvimos a reconocer el lugar. Ya no había nadie. Los pocos sobrevivientes evidentemente habían replegado a sus heridos y muertos. Había mucha sangre. Sí dejaron cascos, que en su mayoría son los viejos metálicos soviéticos, chalecos y mucho armamento. Principalmente AK-74 y mucha ropa civil, que da cuenta de que eran inexpertos. Pero además había armas antitanques RPG-18 y varios lanzacohetes. Es decir: si hubieran respondido a nuestro fuego con todo su potencial, nos hubieran superado ampliamente pero no se les ocurrió o no supieron cómo reaccionar, por eso también pienso que no tenían mucho entrenamiento.
- Todo pasó muy rápido. Nos quedó la satisfacción de haber podido enfrentarnos una vez cara a cara con el enemigo. Lo digo porque normalmente ellos nos atacan con fuego de artillería y no tenemos forma de responderles. En estos casos, que son minoritarios, sentimos que podemos hacerlo algo directo contra su poderío. Personalmente me guardé una bayoneta, que tiene un disparo, de trofeo.
Bajo fuego
- Esa vez saliste ileso. Pero ahora te estás recuperando de un ataque. ¿Cómo fue?
- A un par de kilómetros, tres meses después estábamos en una posición, con movimientos de rutina hasta que nos alcanza fuego de morteros rusos. Uno explota en el aire o contra una rama y una esquirla se aloja junto a mi fémur izquierdo.
- ¿En qué lugar estabas vos?
- Ya estaba dentro de un pozo de zorro y le empiezo a gritar a un compañero que estaba afuera para saber cómo estaba, cuando él me pregunta cómo estaba yo es que me doy cuenta que tenía sangre en el pantalón. Como el proyectil explotó alto, nos alcanzó a varios pese a estar cubiertos.
El argentino dentro de uno los pozos que utilizaban para cubrirse.
- ¿Qué hiciste en ese momento?
- Me quité el pantalón y me puse vendas, no hizo falta más porque el sangrado no era abundante. Tuve suerte que no tocó ninguna arteria principal. Agarré todo mi equipo, con la ayuda de un compañero peruano y fui hasta el punto de evacuación. Allí me retira un BTR-4 y me lleva a un hospital.
-¿Cómo te atendieron?
- Ellos hablan solamente ucraniano. Muy poco inglés. Así que sólo me entero algunas novedades cuando hay un traductor de turno. Sino, es seguir las indicaciones que me ordenan con señas para ponerme una inyección o tomar algo. Lo primero que hicieron fue una radiografía y pudimos saber a ciencia cierta dónde tenía el fragmento y luego me la quitan con un imán. Esto fue hace tres semanas, a partir de allí sigo acá con curaciones y demás.
El futuro
- ¿A partir de esto te replanteaste volver a Argentina? ¿Cómo sigue tu vida después de la recuperación?
- No, porque siento que mi deber no está terminado. Hasta que la guerra termine no tengo pensado dejar este país. Así que cuando tenga el alta médica, serán unas semanas de reposo pero ya de vuelta con mis camaradas en el frente.
- ¿Qué pasará cuando termine la guerra?
Volveré a la Argentina y veré cómo sigue mi vida. Tengo muchas opciones por delante porque soy muy joven.
- ¿Justamente por eso no te replanteas disfrutar la vida de otra manera?
- Ya la estoy disfrutando.
- ¿Son muchos argentinos como vos?
- Sé que debe haber una docena de argentinos voluntarios en Ucrania. En mi entorno somos tres.
- ¿Cuál es el mensaje a los argentinos que siguen la guerra desde tan lejos?
- Creo que tienen que darle mayor atención a la guerra y encontrar la manera de aportar a organizaciones para ayudar a esta gente. Aquí hay muchas personas que tienen que exiliarse, que pierden todo o que están muriendo a diario.
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