La imposibilidad de salir del país durante el verano austral hace que muchos turistas del sur de Sudamérica se vuelquen a conocer nuevos destinos turísticos dentro de sus territorios. Es lo que le sucedió a los uruguayos, que parecen haberse lanzado en masa a redescubrir un extraño sitio que, a pesar de ofrecer un hermoso paisaje, esconde un peligroso secreto.
Nueva Carrara es un pequeño poblado de menos de 200 habitantes ubicado en el departamento de Maldonado, al este de Uruguay y ubicado a unos 45 kilómetros de Punta del Este, el principal balneario uruguayo. Su historia se remonta al siglo XIX, cuando la zona comenzó a ser utilizada para la extracción de mármol y piedra caliza. De hecho, el nombre de la cantera obedece a la calidad del mármol que se extraía de allí y que podía ser comparado al de la localidad italiana de Carrara.
Tenés que leerUn yate casi naufraga en el río Paraná por exceso de personas a bordoPor su calidad, el mármol surgido de la cantera del este de Uruguay fue utilizado para la construcción del Palacio Legislativo —sede del Poder Legislativo uruguayo—, una de las obras edilicias más importantes del siglo XX en el país sudamericano. En esa época la explotación de la cantera estaba en manos de la Compañía de Materiales de Construcción, que también hacía exportaciones hacia Argentina y que en 1937 vendió el yacimiento a la Compañía Nacional de Cementos S.A., que continúa la gestión hasta la actualidad.
La continúa extracción del mineral convirtió el paisaje, dejando una suerte de cañón en cuyo fondo se acumula agua de color verde claro, poco común en las playas uruguayas. Esa combinación produce una imagen muy atractiva, por lo que las autoridades del Municipio de Pan de Azúcar, la ciudad más cercana, instalaron un mirador en la cima de la cantera y buscaron propiciar algunas visitas guiadas a turistas que, en los últimos años, visitaban las estancias turísticas cercanas.
Sin embargo, las autoridades no imaginarían la explosión turística que llegaría a finales de 2020. Casi como un fenómeno viral, las fotografías de uruguayos en la cima de la cantera se multiplicaron en Instagram. Cada publicación impactaba por la belleza del paisaje y generaba un sinfín de comentarios de otros uruguayos solicitando indicaciones para poder llegar.
Si bien ya existían algunas visitas organizadas por guías turísticos, la viralización del sitio provocó una gran afluencia de público en los primeros días de enero. Los visitantes ya no se contentaron con observar desde el mirador sino que ingresaron al predio privado, delimitado con un cartel de "propiedad privada" y otro que advierte "no pasar: peligro de voladuras". Es que la cantera continúa en actividad y la extracción se realiza con detonaciones de dinamita, que podrían poner en riesgo a visitantes inesperados.
Por si fuera poco, los turistas furtivos pueden caer en la tentación de bañarse en las aguas verdosas. Sin embargo, también podría ser peligroso por los desechos de la explotación minera presentes en el agua y porque, al tratarse de una cantera, la profundidad del agua hace que sea un lugar sumamente peligroso para los bañistas.
La preocupación de algunos internautas por las visitas al lugar hizo que el subsecretario del Ministerio de Ambiente de Uruguay, Gerardo Amarilla, explicara que no existen controles de agua en el lugar porque se trata de un predio privado, no habilitado para bañistas. El fenómeno de Nueva Carrara también dio lugar a la aparición de memes ironizando con los efectos que el agua de la cantera puede tener en las personas. Otros bromearon con la reacción de hartazgo que cada nueva moda genera entre los usuarios de Twitter.
El fenómeno de Nueva Carrara resulta sorpresivo en un país con una amplia costa sobre el Océano Atlántico y el Río de la Plata y que, preocupado por la ausencia de los suculentos ingresos que cada verano aportan los turistas extranjeros, espera poder reabrir la frontera a los extranjeros en el segundo semestre de 2021.