El Litoral
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DPA
El presidente ruso, Vladimir Putin, presentó nuevos tipos de armas con capacidad nuclear que aseguró son imposibles de interceptar, en respuesta al escudo antimisiles de Estados Unidos, país al que acusó de infringir los tratados internacionales de desarme.
Sin embargo, expertos occidentales pusieron en duda los datos sobre el nivel de desarrollo de los sistemas presentados por Putin.
Durante su tradicional discurso sobre el estado de la nación ante las dos cámaras del Parlamento, el mandatario anunció un misil balístico intercontinental bautizado Sarmat, y un nuevo tipo de torpedo, ambos con alcance casi ilimitado.
Tras acusar a Estados Unidos de incumplir el tratado START de reducción de armas nucleares, Putin mostró videos del nuevo misil balístico Sarmat, que pesa más de 200 toneladas, y del "dron submarino" mientras era intensamente aplaudido.
La actitud de Estados Unidos rompe "el equilibrio estratégico" y Rusia está creando nuevos sistemas como respuesta, señaló el mandatario cuando quedan algo más de dos semanas para las elecciones presidenciales en las que vuelve a ser candidato para un cuarto período.
Putin también presentó un misil hipersónico llamado Kinzhal (Puñal), que también puede portar ojivas nucleares, y otro impulsado por energía atómica.
Ninguna de estas armas se puede interceptar con los sistemas actuales. Algunas ya se encuentran en funcionamiento, indicó. La posesión de armas hipersónicas tiene muchas ventajas en la lucha armada porque podrían ser invulnerables ante los sistemas actuales porque son más rápidas, explicó Putin.
Sin embargo, el experto en armas alemán Robert Schmucker dudó sobre todo de los datos proporcionados sobre el misil propulsado por energía atómica. "Será demasiado pesado. No me puedo imaginar que puedan crear un pequeño reactor nuclear volador", contó a dpa el catedrático de Tecnología Astronáutica de la Universidad Técnica de Múnich. "No considero que sea creíble", añadió.
Las relaciones entre Rusia y Estados Unidos han caído últimamente a su peor nivel desde la Guerra Fría y ambos apoyan a bandos opuestos en las guerras de Ucrania y Siria.
Moscú teme que el despliegue militar estadounidense para crear un sistema antimisiles, sobre todo con presencia en Europa del Este, constituya una amenaza directa a la seguridad nacional. Por su parte, los servicios secretos norteamericanos acusan a Rusia de haberse inmiscuido en la campaña electoral en Estados Unidos en 2016.
Putin aprovechó gran parte de su discurso de dos horas para reforzar su campaña electoral de cara a los comicios del 18 de marzo.
Entre otros prometió reducir a la mitad durante el próximo mandato de seis años la cifra de 20 millones de pobres que hay en Rusia, para lo cual anunció inversiones millonarias. La forma de medir la política es el bienestar de los ciudadanos, dijo.
En los próximos años se destinará un 40 por ciento más de fondos a las familias y el cuidado de los niños. A partir de 2020 se construirán cada año viviendas para cinco millones de familias, mientras que las pensiones subirán por encima de la inflación. Asimismo habrá fondos destinados a desarrollo urbano y regional y construcción de carreteras.
El presidente, que lleva casi dos décadas en el poder, también prometió inversiones en el desarrollo regional y local, y dijo que habrá que destinar 200 millones de dólares para la mejora de las carreteras. Su intención es que para 2025 Rusia sea una de las cinco mayores economías del mundo, para lo que es necesario que se la renta per cápita aumente un 50 por ciento.
"Los próximos años serán decisivos para el desarrollo del país", dijo Putin sobre el próximo mandato, advirtiendo que habrá que enfrentarse a los retos de la revolución tecnológica.
"Para avanzar, debemos ampliar la libertad en todas las esferas y fortalecer las instituciones democráticas, de gobierno local, las estructuras de la sociedad civil y los tribunales", dijo además .
"Debemos ser un país abierto al mundo, a nuevas ideas e iniciativas", añadió. Según Putin, en los últimos años Rusia se presentó como "sociedad democrática en un camino propio y libre".
Sus palabras contrastan con medidas adoptadas que limitaron las libertades y los derechos democráticos. Entre otros, el Gobierno aumentó su control sobre Internet y dificultó el trabajo de ONG que reciben fondos del extranjero.