Starlink, la empresa naciente de SpaceX de Elon Musk y encargada de proveer servicio de internet de banda ancha y baja latencia, comenzará a funcionar en Argentina durante 2024.
La empresa de Elon Musk ya permite reservas del sistema en Argentina y proveerá el servicio a la Casa Rosada.
Starlink, la empresa naciente de SpaceX de Elon Musk y encargada de proveer servicio de internet de banda ancha y baja latencia, comenzará a funcionar en Argentina durante 2024.
En primera instancia se debe marcar la diferencia de este sistema satelital con el tradicional cableado en las urbes. El objetivo inicial de Starlink es proveer internet a los sitios inhóspitos donde no llega la intervención de otras empresas o en países donde la infraestructura no es la adecuada.
El estilo apunta a zonas rurales o desérticas, donde aplicaría con mayor precisión el uso de antenas, siempre atadas a la conexión al sistema eléctrico o una fuente externa. Su fin inicial no es aplicar en ciudades.
A pesar de su costo inicial, Musk plantea la posibilidad de reducir la brecha tecnológica que sufre ese 40% aproximado de la población mundial que no posee acceso a internet. De momento resulta más una opción para inversores que reducen el gasto en logística que para el usuario promedio.
SpaceX tiene como objetivo máximo la colonización de Marte.
El campo en Argentina sería un cliente casi a medida. Con una conectividad de primer nivel para su condición, esta antena facilitaría la condición de ciertos puntos del país. Sin embargo, existen empresas que ya brindan este tipo de servicios en cielo y aire nacional.
Dicho punto será parte del debate que se abre con el arribo de Starlink y las posibles libertades que tendría gracias a la “amistad” de Elon con Javier Milei. El experimentado legislador Miguel Ángel Pichetto redujo en una frase parte del conflicto a nivel local que tendría esta empresa y otras en diversos rubros: “Habría que preguntarle a Telecom que opina de Elon Musk”.
Lo cierto es que el ingreso de Starlink a Argentina no implica un proceso “extraño”. Dentro de Latinoamérica, se encuentra disponible en la mayoría de países, a excepción de Cuba y Venezuela. Junto a Argentina; Uruguay, Bolivia, Guyana, Surinam, Nicaragua, Belice y un importante número de islas del Caribe forman parte del “Próximamente”.
Inicialmente se habló de 9 dólares como el costo de servicio de Starlink, pero esta cifra sólo cubre la instancia de reserva.
De momento, la cuota mensual es de 99 dólares, con un pago de instalación, a modo de “cuota de inscripción” de 499 dólares.
Aún no se llevó a cabo una eventual unificación del tipo de cambio por parte de la gestión Caputo en el Ministerio de Economía de la Nación, por lo que cada compra correría con el llamado dólar tarjeta o turista. Al igual que los servicios de streaming como Netflix o Spotify.
Con un dólar turista a 1322,8 pesos este miércoles 27 de diciembre, la cuota mensual sería de 130.957 pesos y la instalación en 660.077 pesos.
Cada satélite pesa 260 kilogramos y tiene una vida útil de cinco años. Cuenta con un arreglo de paneles solares, un sistema de propulsión y cuatro antenas.
Sus cohetes son reutilizables, por lo que sus costos, tasados en unos 100 mil dólares, representan una décima parte de los tradicionales.
Respecto al momento de su “muerte”, están diseñados para orbitar a 550 kilómetros de distancia de la atmósfera, provocando que caigan a la tierra al momento de quedar sin funcionamiento y se desintegren por al atravesar la capa.
La instalación es sencilla, según el instructivo de Starlink: se ajusta la base, se apunta al cielo y completar el proceso desde la aplicación móvil (disponible en Android e iOS)
Starlink posee 900 satélites en funcionamiento y permiso para poner en órbita 12.000 (potencialmente 42000), cifra superior a los 9.000 lanzados a lo largo de la historia por todos los entes y aún más grande que los 2.400 que actualmente están rodeando el planeta.
Parte de las críticas a la llegada de Starlink a Argentina por parte de un sector de la actual oposición y su electorado recaen en el hecho de que la marca fue nombrada por el propio presidente de la Nación en medio de la cadena nacional en la que adelantó las 30 principales medidas del DNU 70.
Otro de los cuestionamientos apunta al interés de Elon Musk en las reservas de litio en el norte argentino, comunicado por el mandatario argentino en una entrevista radial. Esta presencia fuerte, a sólo días del inicio del mandato, se da tras diálogos directos entre ambos protagonistas.
El mismo llegó a un punto máximo esta semana, cuando se observó en Casa Rosada movimiento correspondiente a la empresa, con el objetivo de instalar el primero de los equipos en el edificio presidencial.
La presencia de Starlink dentro de la red presidencial es un caldo de cultivo para las conspiraciones de espionaje. A pesar de haberle rechazado un subsidio 885,5 millones de dólares, Musk ya acumula en total 4.900 millones de dólares en subvenciones. Su amistad con Donald Trump, candidato al frente en la carrera presidencial para 2024, también es un aliciente.
Posiblemente el aspecto más concreto de la relación de Starlink con Estados Unidos se da desde septiembre de este año, cuando el gobierno compró parte de sus activos y le dio facultades al Departamento de Defensa. El detonante de esta medida fue la decisión autónoma de Elon de cortar el suministro a Ucrania en plena guerra con Rusia.
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