Hace años que ya se ha vuelto un cliché decir que la tecnología no deja de sorprender, pero mes a mes posiciona una nueva revolución en la discusión.
Cerati cantando Airbag o Michael Jackson poniéndole voz a Survivor, escenarios utópicos que las IAs logran hacer realidad. Cuál es el límite ético y qué puede suceder con la industria.
Hace años que ya se ha vuelto un cliché decir que la tecnología no deja de sorprender, pero mes a mes posiciona una nueva revolución en la discusión.
Durante las últimas semanas, la viralización de canciones “creadas” por herramientas inteligentes han sorprendido a gran cantidad de usuarios y abrió el debate sobre los límites de la ética en la creación de entretenimiento.
No sólo estas inteligencias artificiales poseen la capacidad de diseñar melodías nuevas, sino también de tomar la voz de diversos cantantes y montarlas dentro de canciones que nunca han interpretado.
El panorama presenta infinitas posibilidades de creación de contenido, pero a su vez, el conflicto con los derechos de autor y la imagen de los artistas.
Es factible que una gran parte de los usuarios de TikTok y Twitter se hayan topado con algunos de estos montajes. Gustavo Cerati cantando Por mil noches de Airbag, Michael Jackson en Eye of the tiger de Survivor o The Weeknd entonando Get Lucky de Daft Punk son sólo algunas de las infinitas versiones.
Para su creación, no hace falta poseer resonantes conocimientos musicales ni acceder a dispositivos de alta complejidad. Basta con registrarse en aplicaciones como MusicLM o Boomy.
Ambas herramientas nacen con la intención de ser un complemento para la creación de canciones, pero como la mayoría, sus usuarios descubrieron el plano cómico.
Estas IAs agilizan el proceso de composición con simples y limitados “inputs” de información.
Si bien, existen extremos donde se llega a utilizar la voz del personaje Homero Simpson de Los Simpsons, las canciones más atractivas poseen las voces de eminencias como Freddy Mercury, lo que facilitó su viralización y potenció el nivel de sorpresa en la audiencia.
Las plataformas de streaming se movilizaron rápidamente y han implementado una serie de restricciones a los archivos presentes en sus servidores que infligen los derechos de autor.
El conflicto se desató porque algunos usuario han monetizado sus publicaciones en YouTube y Spotify, a pesar de que utilizan la imagen de algunos artistas o su música.
Precisamente, es la plataforma sueca de música la que tomó la medida más contundente al eliminar un 7% de las más de 14 millones de canciones creadas en Boomy y que estaban alojadas en sus servidores.
La acción fue motivada principalmente por la discográfica Universal Music, que alertó por la abundancia de temas con las voces de Drake y The Weeknd.
Las políticas en las que se base Spotify