La postura dominante del campeón, que ganó sin objeciones. Foto: Infobae
El “Chino” de Margarita dejó todo, fiel a su estilo, pero esta vez chocó con un Mayweather mucho más inteligente que en la primera pelea. Su futuro, ahora, se llama descanso.
La postura dominante del campeón, que ganó sin objeciones. Foto: Infobae
DARÍO PIGNATA
(Enviado especial a Las Vegas/Nevada)
El gran sueño del boxeo argentino se terminó en una ciudad que nunca duerme. A pesar de poner mucha garra y dejar el alma en las doce vueltas, Marcos René Maidana llegó hasta donde pudo, mucho más alto de lo que todos imaginaban cuando hace un año su futuro era incierto en el mapa del boxeo internacional. Esta vez, la jerarquía de Mayweather para saber llevar la pelea al terreno que más le convenía fue algo evidente.
En un país exitista, el deporte es exitista. En consecuencia, cuando no se completan las letras de la palabra “campeón”, los argentinos necesitamos buscar excusas o fabricar responsables. Ginóbili, al no ir, tiene la culpa de lo que pasó en el Mundial de Básquetbol; el mal momento del tenis es responsabilidad de Juan Martín del Potro; y a la final del Mundial de Brasil no la ganamos por culpa de Messi, “porque no juega acá como lo hace con el Barcelona”.
En el caso del “Chino” Maidana, tengo toda la sensación de que las excusas o la maquinita de inventar culpables irán a parar directamente al rincón, haciendo blanco en Robert García.
“Una cosa es el tipo que boxea y otra cosa es el tipo que pelea. Pretender que Maidana piense, no atropelle y no salga con todo como en la primera fue un error de su entrenador”, es lo primero que se escuchó en el Media Center del MGM ni bien terminada la pelea.
Puede que Robert se equivocó en el GPS de esta revancha, pero tengo la impresión de que anoche Mayweather fue más allá y el “Chino” llegó hasta ahí... hasta donde pudo. Decir que no tiene una gran variedad técnica y vistosa para atacar es estar viendo a otro boxeador. Porque el Chino nunca fue prolijo ni ordenado ni pensante, siempre fue una máquina de atropellar y tumbar muñecos, tirando golpes hasta el cansancio.
Le metieron tanto en la cabeza esta historia de estar más ordenado, de no atropellar de entrada y de pensar que una pelea larga sería desgastante para alguien de 37 años, que se vio un Maidana activo en algunos pasajes de los primeros rounds pero absolutamente neutralizado en los rounds finales, por más que seguramente ganó el último sin tirar una mano, pero aprovechando que Floy se dedicó a correr arriba del ring.
A propósito de las tarjetas, los periodistas más conocidos de la Argentina coincidieron plenamente en que ganó Mayweather y en la diferencia de puntos. Hablo de Carlos Irusta, Horacio Pagani y Osvaldo Príncipi, por citar a los destacados.e
El directo del Chino que intenta provocar un daño en el rostro de un boxeador que se defiende a la perfección. Foto: Infobae
Todo lo que venga ahora después de la pelea será terreno de suposiciones y conjeturas. Que si fue manejado de buena manera lo del peso en el campamento en Oxnard, que por qué bajó tanto Maidana el número de golpes, que si es cierto que las cámaras muestran cómo -aparentemente- vuela el diente de Mayweather cuando el Chino lo conecta en el tercero, casi al mismo tiempo que suena la campana, que si lo mordió, que si estuvo bien el descuento a uno pero nunca llegó el descuento al otro. Poner un punto más o un punto menos en las tarjetas no es algo que hoy sea determinante. Pero nobleza obliga: a la pelea la ganó Mayweather, concepto que se contrapone en el juego de palabras de “la perdió Maidana”. Al fin y al cabo, a esta altura, poco importa. “De tanto que le pidieron que se ordene, que se calme, que esperara el momento justo, se olvidó de pegar o de salir a pegar que es lo que mejor sabe hacer”, comentaban los colegas argentinos en el Media Center. “Pautamos una pelea limpia”, había prometido Mayweather en su última presentación con la prensa. Sin embargo, otra vez, hubo un par de cosas raras arriba del ring. ¿Cuál era la frase más escuchada en el campamento de Maidana? “Si lo logra a embocar, lo puede abrir”. A excepción de dos o tres manos que impactaron en Floyd, no hay registros en estos 24 rounds entre pelea y revancha, por lo que esa famosa “mano” nunca llegó. Es como que todos nos quedamos esperando esa “Mano de Dios”, que finalmente nunca llegó. Sinceramente creo que Maidana dio todo y llegó hasta donde lo dejó llegar Floyd con su inexorable defensa. Hace algunas semanas, en Los Angeles, Sebastián Contursi me decía que él, como manager, fue importante en la vida de Maidana hasta la pelea con Broner y que después fue el mismo “Chino” el que se ganó estar frente a Mayweather. Ahora, me parece, las decisiones que tome el manejador del “Chino” son fundamentales para alguien que tiene 31 años, está muy bien físicamente y se acaba de “salvar” económicamente con estas dos bolsas ante Floyd. Es, otra vez, tiempo de Contursi en el Team Maidana. Por lo pronto, con su pequeña Emilia que lleva estos primeros meses entre dos peleas “mundialistas”, lo que el “Chino” necesita es descansar y recuperar el tiempo perdido junto a su hija. Luego, deberá sentarse a esperar y saber que después de las dos peleas de Mayweather no tiene tiempo para equivocarse, sea cual sea la decisión que tome. La garra, el alma, la entrega son valores que están fuera de discusión cuando pelea el “Chino”. Por eso acá la comunidad latina lo adora, porque va al frente. Los argentinos que estuvimos acá nos quedamos con las ganas, es cierto. Con las ganas de ganar; con las ganas de hacer saltar la banca en la ciudad de los casinos y con las ganas de esa “Mano de Dios” que nunca llegó.
Los argentinos en la previa de la pelea, cuando la ansiedad y la adrenalina invadían a la ciudad del pecado. Foto: Alberto Malqui/Santa Fe Producciones