Los incendios en la zona Norte de Córdoba provocaron una verdadera tragedia, con la pérdida de dos vidas y una enorme catástrofe natural, a lo que se suma el impacto económico que esto tendrá.
Las llamas arrasan el norte cordobés y más de 20 productores sufrieron cuantiosas pérdidas. La imposibilidad de hacer cortafuegos por disposición ambiental agrava la situación.
Los incendios en la zona Norte de Córdoba provocaron una verdadera tragedia, con la pérdida de dos vidas y una enorme catástrofe natural, a lo que se suma el impacto económico que esto tendrá.
Los departamentos Sobremonte, Río Seco y Tulumba estuvieron bajo fuego gran parte del fin de semana. Principalmente, los focos avanzan en las zonas próximas a Caminiaga, San José de la Dormida y Chuña Huasi.
Si bien varios productores se quedaron sin alambrados, sin rastrojos y sin luz por el quemado del tendido eléctrico, afortunadamente las viviendas familiares no sufrieron grandes daños.
Se calcula que son más de 20 los productores perjudicados sólo en la localidad de Caminiaga. Junto a otras instituciones, la Sociedad Rural tiene previsto impulsar una campaña de recolección de donaciones en las próximas horas.
Un ganadero de Chuña Huasi, departamento Sobremonte, envió un desesperado mensaje al periodista Gustavo Mathieu de la capital cordobesa en el que atribuyó el inicio del fuego en su distrito a un rayo que cayó "en seco" el viernes por la noche, llamas que luego se fueron esparciendo con rumbo cambiante a medida que iba rotando la dirección e intensidad del viento.
En el mismo testimonio detalló los perjuicios sufridos. "Es patética la situación de que un campo de 26 potreros haya quedado reducido a la casa, los corrales y dos potreros para poder encerrar toda la hacienda que estaba distribuida en distintos lados; no quedó un alambre, no quedó pasto, sigue ardiendo? Es muy difícil la situación; la asistencia no alcanza ni ha sido suficiente en ningún momento, desde el viernes hasta hoy: no hemos tenido aviones encima, ni gente suficiente".
A eso se sumó que, por disposición provincial, no pudieron construir un contrafuego. "La provincia no nos ha permitido trabajar en eso; yo estoy hace trece años en la zona y estoy tratando de hacer algo pero hay restricciones que nos dejan afuera", explicó.
Al respecto, Mathieu explicó a Campolitoral que la Ley de Ordenamiento de Bosques Nativos "le pone un límite de 5 metros (para ralear la vegetación y construir una barrera de protección contra las llamas) y las lenguas de fuego superan los 30 metros, imposible controlar". Además, contó que "a quien hace cortafuegos mayores, la Secretaría de Ambiente lo multa". Y añadió que, bomberos y productores, para poder controlar el fuego "lo esperan en las calles rurales, para evitar que salte de un lote a otro".
En su relato, Sienra hizo una dramática evaluación de las pérdidas. "Los ahorros míos de casi toda la vida se convirtieron en cenizas", dijo, y estimó -a grandes rasgos- que la reconstrucción del alambrado perimetral demandaría $ 11 millones, equivalente a 80 vacas; o el alambre, "otras treinta vacas", pero con el detalle de que "no hay, en Argentina falta alambre". Y darle de comer a su rodeo con pasto le demandará $ 87.000 por mes. "En tres días desaparecieron no sólo los ahorros, sino el sueño de un productor del norte", remató.
Ante la gravedad de la situación la Sociedad Rural de Jesús María recolectó insumos para la asistencia de los damnificados en la zona e hizo una primera entrega de 80 fardos de alfalfa, medicamentos veterinarios, agua potable y un tanque de agua (aportado por un productor).
"Nuestra ayuda fue la primera y la única hasta el momento. Todos están muy agradecidos y el jefe comunal de Caminiaga, Sandro Cesio, se va a encargar de la distribución", expresó Bibiana Rosa de la Comisión Directiva.