Rubén J. Gómez Giordano
Rubén J. Gómez Giordano
En medio de la Guerra de Malvinas, exactamente a las 16:01 del domingo 2 de mayo de 1982, el submarino nuclear británico HSM-Conqueror (al mando del comandante Cristopher Wreford-Brown), disparó tres torpedos MK-8. Dos impactaron en el crucero ARA General Belgrano y el restante en el destructor ARA Bouchard, que felizmente no explotó. En cambio, los daños en el crucero fueron letales, causando un pavoroso incendio, una inmediata e importante escora a babor, y su hundimiento en sólo una hora. Solamente el primer torpedo causó 275 muertos, el 85% de las bajas totales.
El General Belgrano fue botado en marzo de 1938 en los astilleros de la New York Shipbuilding Corporation, en la localidad de Camden, New Jersey, en la orilla oeste del rio Delaware. El buque fue incorporado a la Marina Estadounidense con el nombre de USS Phoenix, y tuvo una destacada actuación durante la Segunda Guerra Mundial. Estando estacionado en la bahía de Pearl Harbour (Hawái, Estados Unidos), resultó indemne del ataque de la Armada Imperial Japonesa del 7 de diciembre de 1941, y con sólo la baja de un marinero por un síncope cardíaco. El Phoenix y su gemelo, el Boise, fueron entregados a la Armada Argentina el 12 de abril de 1951 en el puerto de Philadelfia, siendo rebautizados como ARA 17 de Octubre (C-4 ) y ARA 9 de Julio (C-5). Los militares de la Revolución Libertadora de 1955, le cambiaron el nombre al primero de ellos, llamándolo "General Belgrano".
En el buque, sin fuerza motriz y en medio de una densa humareda producida por el incendio, se destacó la más frenética actividad, centrada fundamentalmente en la atención de los heridos y quemados, hasta que a las 16:23 se da la orden de "abandonar el buque". Dando prioridad a los heridos, el personal alcanzó a ubicarse en las balsas salvavidas y logró alejarse lo más posible del siniestro. Casi obligado por sus oficiales más cercanos a cumplir su propia orden, a las 16:45 su comandante, el capitán de navío Héctor Elías Bonzo, accede a arrojarse al mar, abandonando el buque. A la distancia lograda, los sobre-vivientes tuvieron la completa y fantasmal visión del hundimiento de su amado buque. A las 16:50 la eslora era del 60% y en los próximo diez minutos fue engullido por las aguas del Océano Atlántico, sin causar ningún daño a las balsas salvavidas que lo rodeaban, en el punto de latitud 55º24´0´´sur y longitud 61º 32´0´´oeste, fuera de las 200 millas náuticas de la zona total de exclusión (TEZ) establecida por Inglaterra.
En ese trágico momento, desde las repletas balsas salvavidas partieron gritos de Viva la Patria! Viva el Belgrano! Y se entonaron las estrofas del Himno Nacional, nunca con tanta y sentida emoción. La lista de muertos de la tripulación del Belgrano incluye ciudadanos de la Capital Federal y de todas las provincias argentinas a excepción de Santa Cruz, La Provincia de Santa Fe sufrió la pérdida de 33 hombres (15 suboficiales y 18 marineros conscriptos), oriundos de El Trébol, Esperanza, Gálvez, Hersilia, Rafaela, Rosario, San Cristóbal, San Javier, San Lorenzo, Santa Rosa, Súnchales, Vera, Villa Ocampo, más 8 santafesinos, y otros 2 de Laguna Paiva y Santo Tomé.
Del total del personal embarcado de 1.093 hombres, 770 fueron rescatados, y hubo que lamentar 323 bajas. De estos héroes, 23 fueron sepultados en el continente. Los 300 restantes, fueron los elegidos para integrar la Guardia de Honor que, de acuerdo a la más rigurosa tradición marinera, habrá de custodiar –por siempre– los restos del crucero ARA General Belgrano en su definitivo apostadero del fondo del Mar Argentino.