Por M. Alejandrina Argüelles
Por M. Alejandrina Argüelles
“Se los ha llevado el tiempo,
el tiempo que es el olvido” (JLBorges)
-Por allá estaban las celdas que ocupó Belgrano en su paso hacia el norte.
- ¿Podemos ir a verlas?
- Y no, se demolieron, por apremios económicos.
El breve diálogo fue entre quien esto firma y el prior de Santo Domingo, durante una entrevista con fines periodísticos. Era a fines del siglo XX y nunca pude olvidarme. ¿El lugar donde el prócer estuvo varios días recibiendo muestras de cariño y donaciones para la campaña?
Belgrano, uno de nuestros próceres máximos, estuvo casi una semana en las celdas que se tiraron abajo. En cualquier lugar del mundo, incluso cualquier lugar de Argentina, eso se hubiera preservado para veneración y para provecho. Si los sitios por donde estuvo el entonces padre Bergoglio, hoy papa Francisco, han servido para un circuito turístico, ni digamos el lugar sencillo y recoleto que usó el gran Manuel Belgrano, un lugar que no serviría para el simple fetichismo de decir “aquí estuvo”. No. Hubiera sido para instar a la reflexión, para conmovernos, así como cuando vemos el jergón en que descansó San Martín horas antes del combate de San Lorenzo. El creador de la bandera eligió las celdas “para no causar gastos a ningún particular” según dejó escrito.
También recuerdo que hablamos del archivo de la Orden cuyos primeros frailes llegaron a Santa Fe la Vieja hacia el año 1600. Otra sorpresa para las lágrimas: pensaban trasladarlo a Córdoba y creo que una parte ya la habían sustraído a su legítima dueña: Santa Fe. Cabe aclarar que tal como señala la Lic. Montenegro de Arévalo “en distintas oportunidades, ante el destino incierto de los documentos para la comunidad santafesina, ante el cierre posible del convento y parroquia, el Archivo General de la Provincia intervino sugiriendo distintas opciones a fin de salvaguardar no solamente los documentos del Archivo del Convento e Iglesia de Santo Domingo, sino todo su Patrimonio Cultural, Documental e Intangible. Una de ellas fue la de su permanencia en la ciudad de Santa Fe.” Así que una parte de esos documentos está entre nosotros. Lamentablemente no están los referentes a sus primeros tiempos en la ciudad de Garay.
Empecé a escribir esta nota con indignación porque me parecía estar ante la no infrecuente pasividad local. Y tuve que modificarla, con satisfacción, porque percibo una inquietud por el tema. Poco puedo agregar a la nota de Gustavo Vittori, que no apela a subterfugios para decir lo que venimos percibiendo quienes queremos a esta ciudad. Y propone medidas cautelares concretas que esperan una pronta respuesta.
Pero quedan preguntas que todavía no tienen respuesta. Los entes dedicados de una u otra forma al patrimonio ¿no tienen nada que decir? Y más aún ¿No tienen nada que hacer al respecto? ¿Las diversas autoridades tampoco, sean municipales, provinciales, universitarias? ¿Qué planes hay a futuro sobre el patrimonio?
El Arzobispado ¿no tiene nada que informar a la comunidad, más allá de asegurar la continuidad del servicio a la feligresía? En muchos lugares del mundo junto a la tarea apostólica la Iglesia preserva el patrimonio que le atañe. Empezando por el Vaticano.
En las escuelas santafesinas ¿se habla o se visita algo del acervo patrimonial? En los circuitos turísticos ¿qué se muestra? ¿qué se detalla y qué se ignora? A veces es tan superficial lo que se comenta al turista …
Y tampoco somos ajenos los medios de comunicación. Es verdad, al menos El Litoral no dejó de informar y opinar siempre sobre estos temas. Pero debimos ser más insistentes.
Esperamos voces que se sumen. Y sobre todo que se sumen acciones concretas.