PEDRO
"Hoy, 27/8/2024, quiero dejar mi pregunta a los sindicatos de Asoem y Utram: ¿qué pasó con los aumentos de paritarias que consiguió Festram? Hasta hoy no hay ninguna novedad de dichos aumentos, que para julio fue de un 9 %, agosto un 5 % y para septiembre un 5 % más. La Municipalidad de Santa Fe, con el aval de los dos sindicatos, en julio pagó un 5 %, es decir que están debiendo un 4 % y un 5 % de agosto. Se están haciendo los distraídos los dos gremios que representan a los municipales de Santa Fe…".
ABOGADO RICARDO LEVENE (nieto)
La presente es para aclarar algunos dichos maliciosos que el periodista Rogelio Alaniz sostuvo sobre mi padre, el Dr. Ricardo Levene (hijo), en la noticia titulada "AMIA: tres décadas de impunidad", nota publicada el 18 de julio en la versión online del diario.
En la misma, este periodista sostiene que mi padre, quien en ese momento era el presidente de la Corte Suprema de Justicia de la Nación y que, además, tuvo a su cargo la investigación, sugirió que los judíos fueron los autores del atentado ocurrido en la Embajada de Israel. Nada más alejado de la realidad. Por ello, en primer lugar, me pregunto: ¿de dónde proviene su información? ¿La tiene documentada? No se ampare en el secreto de la fuente so pena de incurrir en real malicia.
Le comento que la Corte Suprema de Justicia, por medio de una Acordada, felicitó al Dr. Levene por la impecable investigación que practicara. Este periodista debería saber que no llegar al éxito de una investigación, en modo alguno significa que estuvo mal realizada.
De hecho, en el sumario instruido en la Comisaría 15ª, por averiguación de los delitos de explosión, homicidio, lesiones calificadas y daños (arts. 186, 80, incs. 4° y 5°, 92 y 183 del C.P.) con motivo del atentado contra la Embajada de Israel s/excusación, con fecha 24 de noviembre de 1995, la Corte Suprema de la Nación en pleno a través de los jueces Julio S. Nazareno, Eduardo Moline O'Connor, Carlos S. Fayt, Augusto César Belluscio, Enrique Petracchi, Antonio Boggiano y Gustavo A. Bossert sostuvieron: "1) Que este Tribunal estima que el Dr. Ricardo Levene (hijo) ha cumplido acabadamente con las funciones instructorias que le atribuyó esta Corte en la investigación del atentado contra la Embajada de Israel; 2) Que en cumplimiento de ese cometido, ha ajustado su conducta estrictamente a las normas procesales vigentes sin que el examen de las actuaciones revele paralización u omisiones imputables al juez instructor".
Incluso en el Proyecto de Declaración de la Cámara de Diputados de la provincia de Buenos Aires, firmado por el diputado Jorge Omar Mancini en el Expte. D-98 16-17, se declaró que una de las teorías que impulsaba mi padre, sin certeza alguna, era que la embajada fue destruida por una implosión; así como también, el secretario penal Alfredo Bisordi afirmó que una de las hipótesis que barajaba la Policía era que el explosivo fue colocado dentro de la embajada, ingresando entre materiales de construcción, por lo que al detonarlo provocó que la onda expansiva se moviera de adentro hacia afuera.
Es bien sabido que en las investigaciones penales se establecen diversas hipótesis, las cuales se irán descartando, con la finalidad de ir achicando el número de las mismas para así eventualmente encontrar la certeza, y también que los jueces no pueden ni deben opinar sobre los juicios que tramitan so pena de poder ser recusados. Pero de ahí a decir que a mi padre "lo más brillante que se le ocurrió fue sugerir que los judíos fueron los autores del atentado" (sic) hay una enormidad y un falseamiento de la verdad. Jamás nadie del Alto Tribunal afirmó semejante dislate y menos mi padre, con más de 60 años de permanencia en la Justicia, que era un hombre mayor y con excesiva prudencia. Repase usted, reportajes que le hicieran en la época de su presidencia por causas que tramitaban en el Alto Tribunal, para que pueda comprobar que siempre era reticente en sus respuestas, por cuanto les explicaba a los periodistas que eso significaba adelantar opinión y, por ende, ser pasible de una recusación. Del mismo modo, si hubiera afirmado lo que el periodista le endilga, podría haber sido recusado, lo que jamás hubiera ocurrido porque, por su experiencia, de tantas décadas y habiendo pasado por todos los cargos, es algo que él nunca hubiera cometido.
Por lo que jamás pudo haber escuchado el atribuido comentario de los labios del profesor Ricardo Levene (hijo). Entonces si usted la escribió, ha utilizado vulgares mentiras, seguramente para poner luz sobre su ignota actividad que pocos conocen, además de hablar de una manera sumamente impropia para un periodista.
También la propia comunidad judía, a través de la DAIA, felicitó al Dr. Levene por la celeridad en la entrega de los cadáveres y poder así repatriarlos a Israel en tiempo y forma.
Y no fueron 50 años de estudios. Está mal informado. Fueron más de 70 años. Mi padre fue autor de leyes que usted debió seguramente cumplir. Más de 60 años de impartir justicia y a su homenaje concurrieron ilustres personalidades, como el Dr. René Favaloro, entre otros.
Como usted evidencia tanta ignorancia en sus graves afirmaciones y una abominable ausencia de rigor para la investigación periodística, cabe preguntarle ¿sabe quién es René Favaloro? Porque ignorar quién fue el Dr. Ricardo Levene (hijo) eso sí que es seguro, y a la vez impropio de todo "periodista".
Si bien el Dr. Ricardo Levene (hijo) ya ha fallecido y no puede defenderse, yo, su hijo sí puedo y voy a hacerlo. Es por ello que lo exhorto a la prudencia y a que deje descansar a los muertos en paz.
ROGELIO ALANIZ
Hace un par de meses, evocando la tragedia del atentado terrorista contra la Embajada de Israel, mencioné la absoluta incompetencia de la Corte Suprema de Justicia de entonces -popularmente conocida como "la Corte menemista- y muy en particular me referí a su presidente, el doctor Ricardo Levene (h). La nota fastidió al hijo, es decir, a Ricardo Levene nieto, reacción que me pareció atendible porque a nadie le gusta que le anden criticando al papá y, mucho más, si esa crítica proviene de un ignoto periodista de provincia, atributo correcto y si se quiere previsible en ciertos vecinos de la ciudad de Buenos Aires, porque efectivamente soy provinciano y, por supuesto, para un linaje patricio como Levene, absolutamente ignoto.
Acepto modestamente mi condición de "ignoto", pero me atrevo a contradecir al señor Levene acerca de mi desconocimiento de la existencia del doctor Favaloro. Lo he conocido y, además, me consta que se suicidó asqueado de una Argentina plagada de políticos corruptos y jueces dedicados a asegurar la impunidad de los criminales. Admito, asimismo, en honor a la genealogía de mi ilustre crítico, que he leído con curiosidad páginas del historiador Ricardo Levene, aunque, con todo respeto, le informo que mis historiadores preferidos siguen siendo Halperín Donghi, José Luis Romero y Ezequiel Gallo.
De todos modos, los méritos del Levene historiador están muy por encima de los méritos del juez que investigó el crimen contra la Embajada de Israel, y me atrevería a afirmar que las virtudes académicas del jurista superan con creces el currículum del nieto que hoy está fastidiado conmigo en nombre de una genealogía de la que él solo puede exhibir su condición de heredero.
Me atrevo a decir que Ricardo Levene será un buen hijo y un buen nieto, pero me temo que en estas bravatas que se tomó el trabajo de escribir contra un periodista ignoto, indignado por el crimen de la Embajada de Israel, la razón no está de su parte. Por lo menos, así opinan dirigentes de la comunidad judía argentina y diplomáticos de Israel, quienes en todos los casos deploran y no ahorran adjetivos contra un juez "que nunca encaminó los más elementales pasos en esta investigación".
Particular énfasis otorgan a sus críticas familiares cuyos hijos, padres o hermanos murieron en esta tragedia donde los jueces encargados de investigar "demostraron total impericia, negligencia e incapacidad y, también, suponemos, posible encubrimiento para hacerse cargo de este terrible magnicidio". Afirmaciones maliciosas, qué duda cabe, de ignotos familiares.
Ansío que al señor hijo de Ricardo Levene, no le fastidie que otros hijos, tal vez no tan linajudos como él, reclamen, no por unas palabras de más o de menos que pudo haber dicho un ignoto periodista, sino por la muerte real de sus hijos y la absoluta impunidad de los criminales, impunidad asegurada por un juez cuyo posible atenuante a su prodigiosa impericia haya sido la edad.
Espero, de todos modos, que mis opiniones no despiertan iracundas iras en la familia Levene, porque me inquieta que en el futuro además de tener entredichos con el hijo y con el nieto, sume la cólera del bisnieto, un riesgo que con ciertos clanes familiares y ciertos árboles genealógicos nunca conviene subestimar.
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