Por Marta Snaidero (*)
Por Marta Snaidero (*)
¿Quién es el primer culpable? ¿Qué lugar les cabe a los que "no toman" la denuncia, o incurren en "actuaciones que no se llevan a cabo", ya sea por omisión o encubrimiento? ¿Y qué pasa con los jueces que dejan libres a los condenados? Se dice que los femicidios no distinguen nivel socioeconómico, afirmación con la que discrepo. Andrés Calamaro causó gran indignación al comparar femicidios con homicidios y la mayoría de homicidios masculinos en nuestro país. ¿Qué lleva a juzgar desde distintos ámbitos, como "peor" que maten a mujeres o a hombres?
La Organización Mundial para la Salud (más conocida como OMS) entiende que el femicidio es el "asesinato intencional" de una mujer por el hecho de ser mujer. En primer lugar, asesinar no siempre es una actitud racional, por lo que deja afuera el carácter intencional o premeditado con respecto al "sexo débil". Cualquiera puede ser el motivo que lleve a una persona a pensar que "matando a otra" se terminó el problema, cuando es allí donde comienza.
La víctima deja de soportar las agresiones, sí, pero a mi entender quien mata comienza a recorrer el peor tramo de su vida. Si antes las agresiones y las discusiones eran desconocidas para los de "afuera", la crucifixión de quien tomó la determinación de "muerto el perro se acabó la rabia", empieza. Así haya logrado destacarse por méritos propios, todo se viene abajo y el rechazo de la sociedad -entre los que se encuentran los familiares y amigos de las víctimas- llega a su punto culmine.
El ser humano no nace con alteraciones mentales que con el correr de los años le provoquen necesidad o deseo de acabar con otra vida. Muy por el contrario, si llegó a ser un destacado profesional, o deportista, o simplemente ciudadano respetado y aceptado por su entorno y la comunidad, no entrará en sus planes de la noche a la mañana, ser repudiado por hasta millones de semejantes que ni le conocieron.
¿Por qué y en qué situación se esgrime un arma blanca, de fuego o hasta las propias manos en contra de quien amamos, o por el hecho de apropiarnos de un bien ajeno?¿Qué motiva la acción que enceguece a quien mata, suficiente para que este o esta destruya lo logrado, ya no sea admitido, elegido, aclamado, idolatrado?
A raíz de una consulta del periodista santafesino Sergio Ferrer al conocido perito forense criminalístico Raúl Torre, sobre las posibles causas de un trágico episodio acaecido en enero de 1995 -que provocara la muerte de dos personas (una de ellas un ex campeón mundial deportivo)-, el perito acotó mediante una serie de chats de Whatsapp, que "si a quien conducía el vehículo le hubiesen diagnosticado ETC, hasta quizás no lo habrían condenado por la muerte de su mujer". Al mismo tiempo sugirió ver la película "Concussion" (2015), de Peter Landesman, con el laureado Will Smith como protagonista (filme conocido como "La verdad oculta" en Latinoamérica y "La verdad duele" en España).
La Encefalopatía Traumática Crónica (ETC) es la conmoción cerebral que afecta a las funciones del cerebro. Su diagnóstico suele realizarse de manera definitiva mediante un análisis pos mortem. Diferentes etapas en las que se vá revelando en el individuo trastornos afectivos; síntomas psicóticos; inestabilidad social; comportamiento errático; pérdida de memoria; agresión; cambios en el estado de ánimo y comportamiento; irritabilidad, otros.
La gravedad puede correlacionarse con la cantidad del tiempo dedicado al deporte de contacto y número de lesiones traumáticas. Sucede en el boxeo; fútbol americano; wrestling; hockey sobre hielo; artes marciales y lucha libre; víctimas de onda expansiva. Pero no vayamos tan lejos, pensemos en el sujeto común: un albañil, administrativo, estudiante, ama de casa; la ingesta de alcohol y drogas llevan a actuar de manera impulsiva y se pierden "los estribos" con facilidad.
Un fuerte golpe en la cabeza por una caída; un choque violento y golpes de puño de un hombre hacia la mujer y hasta de ésta para con él ó sus propios hijos menores, también son motivo de sufrir ETC. Los estados de ánimo y el comportamiento cambian durante la edad adulta temprana (treintena) y la disfunción mental sucede más tarde.
Conducir impulsivamente de forma imprudente o tener contacto sexual sin protección son características para tener en cuenta. La ETC y sus estudiosos subestiman al género femenino por lo que desligan a este como responsable de asesinar. Subyace la imagen de la mujer como ejemplo de pureza, fuente de vida, maternal; disminuida física o intelectualmente, descartando muchas veces que sea la causante de su posición de víctima, cuando en realidad pudo haber sido el motor desencadenante de su propia muerte.
Ser infiel, humillar, ignorar requerir más de lo que a sabiendas su compañero no puede brindarle, desatender el hogar, su imagen, son algunos ejemplos que llegan a decepcionar a victimarios, sean de la condición social a la que pertenezcan.
¿El miedo paraliza al punto de no denunciar a la víctima de ETC? ¿Es en esta circunstancia cuando la mujer o el varón agredido se convierten en "cómplice inocente" o motivo principal de la continua agresión? ¿El "macho" no denuncia por no aceptar ser visto como herido en su masculinidad, o el no entendimiento de hijos del por qué debiendo ser el más fuerte baja los brazos? ¿Quién pierde autoridad?
Quien ama también puede agredir. La víctima calla en respuesta al amor y lo compartido; otras veces por conveniencia hasta que una madrugada cualquiera, reúne fuerzas y huye o sucumbe siendo un número más en las estadísticas. Si la ETC solo es comprobable en el individuo luego de su muerte… ¿qué tribunal aplicaría una sentencia condenatoria sin tener en cuenta la posibilidad como factor desencadenante de un crimen? ¿Qué jurado o integrantes de la sociedad osaría sostener un veredicto propio e imparcial?
El silencio de quien no denuncia, o no hace lo imposible para que su pesar sea atendido, convierte a un ser enfermo en asesino y a sí mismo, en un protagonista de un final predecible y evitable.
(*) Familiar de padre con ETC.
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