Gustavo Víttori
Gustavo Víttori
No se sabe con precisión cuándo se originó el nombre. Hasta donde sé, es probable que surgiera a fines del siglo XIX, cuando el primer trazado ferroviario de cruce de la laguna Setúbal se hiciera en el angostamiento sur de ese espejo de agua, en un sitio próximo al que más adelante ocupará el Puente Colgante. Por allí correrán los trenes del ferrocarril provincial, primero, y de la Compañía Francesa, después. Y, por cierto, resulta obvio que no podían pasar inadvertidas las bajas cotas de las tierras, a menudo cubiertas de agua, que las vías atravesaban en ese tramo isleño. En esa época surgió el nombre compuesto de Paraje El Pozo, que sugiere una breve detención de la formación ferroviaria una vez traspuesta la laguna.
La decisión de construir el ramal que vincularía las vías que, al oeste, penetraban las zonas agrícolas del Departamento Las Colonias con el proyectado puerto de Colastiné, al este -de mayor calado que el de Santa Fe-, fue tomada en 1885 por el gobernador Manuel María Zavalla Comas, abogado y presbítero de mala salud y frágil memoria.
Próximo a su desembocadura en el Paraná, el río Colastiné ofrecía mayor profundidad y estabilidad en sus niveles. Su problema, en cambio, radicaba en la reducida cota de la barranca portuaria, al igual que los irregulares terrenos isleños que el tren carguero debía recorrer, entre bajíos y albardones, para llegar al muelle de Colastiné Sur.
En aquel tiempo augural, las vías pasaban al sur de la zona más crítica (hoy, Reserva Ecológica Urbana), hasta que, luego del colapso del segundo puente erigido en la boca de la laguna por la presión de acumulados de camalotes, los ingenieros plantearon el corrimiento del trazado hacia el norte. La experiencia indicaba la necesidad de ampliar la luz de paso de las aguas. Y así se hizo. El nuevo cruce, bastante más ancho, se desplazó al sitio donde hoy se unen las costaneras vieja y nueva. Y las vías, ya en la zona de bajíos, al este de la laguna, para evitar las depresiones más pronunciadas, el "pozo" que le dará nombre propio al lugar, discurrirán de noroeste a sureste, casi por la diagonal que hoy separa los terrenos de la UNL, de los que ocupa el Parque Tecnológico del Litoral Centro.
Hincados en el fondo lagunar, de aquella traza subsisten, inconmovibles, los pilares de hormigón del último puente ferroviario, estructura que sustituyó en ese mismo lugar, a una previa, construida luego del cambio de la traza con similar tecnología que los precedentes. Quedaba claro que la mera ampliación de la luz horizontal no bastaba. Aquel formidable armazón de quebracho colorado traído del norte, volverá a colapsar en 1926 por una causa reiterada: la irresistible presión de un enorme embalsado de camalotes. Nuevo y duro aprendizaje para la ingeniería hidráulica en nuestra región. Por eso, la siguiente construcción tendrá pilotes de hormigón armado, robustos y espaciados, que son los que han quedado como indicadores del ramal, desactivado a causa del desplazamiento de cargas producido desde la habilitación del Puerto de Ultramar (el último día de 1910) construido en el borde este de la ciudad sobre tierras de la isla Tacurú.
El abandono no fue inmediato, pero la transferencia de las actividades portuarias de Colastiné hacia la nueva estación fluvio-marítima, vació de sentido a ese ramal de carga, en tanto que el transporte de pasajeros a Rincón, de rentabilidad negativa por el escaso flujo, fue disminuyendo desde la habilitación del Colgante -puente acueducto y conexión viaria- en 1928.
En cuanto al terreno de la isla identificada con el topónimo "El Pozo", en algún momento se fantaseó con trasladar allí el hipódromo (la vieja pista hípica también estaba en tierras bajas al sur del camino del Paso/ Santo Tomé), idea que en los planos de 1912 ya se había abandonado, desplazando el proyecto al norte, hacia el centro de la zona de chacras, y que, en el plano de 1935, ya había encontrado ubicación definitiva en el sitio actual.
Entre tanto, en el Nuevo Plano de la Ciudad de Santa Fe publicado en 1931, se esbozaba en ese espacio un aeródromo para pequeños aviones y junto a él, en la porción sur, un parque municipal. Cuatro años después, en una nueva guía, la pista aérea había desaparecido, y en toda la sección ubicada al sur de las vías del ferrocarril a Rincón, tomaba cuerpo el proyecto de un gran campo de deportes, que nunca se hará.
En el despunte de la década del 70, recuerdo haber recorrido la zona con motivo de una nota periodística, visita de la que conservo algunas fotos tomadas por Danilo Birri, muy ilustrativas de una zona de anegadizos que, en las décadas siguientes, experimentará grandes transformaciones urbanas. Una de esas fotos ilustra esta nota.
Los cambios empezarán a esbozarse en 1972, cuando los viejos y diversos proyectos relacionados con el Paraje El Pozo, sean barridos por los nuevos vientos de la educación superior, la ciencia y la tecnología. Ese año concluye la larga gestión ante el municipio por los terrenos vacos, que la UNL iniciara en 1958. Al fin quedaba liberado el camino para comenzar la construcción de la ciudad universitaria, en tanto que años más tarde el nombre se extenderá al barrio contiguo, inaugurado en 1988.
Casi a la vez, pero a baja velocidad, empezaba a gestarse el proyecto de un centro tecnológico multidisciplinario, cuyo primer impulso efectivo provendrá de la creación, en 1975, del Instituto de Desarrollo Tecnológico para la Industria Química (INTEC). Y seguirá en 1976 con el alumbramiento del CERIDE por parte del CONICET. Los propósitos, en todos los casos, se orientaban a la constitución de un polo científico-tecnológico en nuestra ciudad. La idea evolucionará, entre cambios, avances y retrocesos, y su eslabón final es el Parque Tecnológico del Litoral Centro, institución en la que convergen sectores científico-tecnológicos, gubernamentales y empresariales para apoyar el desarrollo de empresas innovadoras de base tecnológica.
Así se constituyó, en medio del paisaje fluvial -previo refulado de los terrenos con arenas extraídas de la laguna-, lo que hace muchos años llamé "la isleta del conocimiento", lugar de enseñanza, investigación e incubación y desarrollo de empresas de alta tecnología. Es un logro que, quizás, nos ayude a salir del pozo.