El gobernador electo Maximiliano Pullaro junto al actual mandatario provincial, Omar Perotti, en Coronda. Mauricio Garín
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Mucho se habla de la herencia que recibe el próximo gobierno presidido por Javier Milei, la cual nadie pone en duda, ya que Argentina atraviesa uno de los procesos inflacionarios más grandes de su historia, junto con un gigantesco endeudamiento (tanto en pesos como en dólares) y una caída de la actividad económica que condiciona fuertemente el accionar de la futura administración.
Los argentinos están informados sobre esos acontecimientos y viven sus consecuencias diariamente. Pero poco se sabe sobre el estado de situación en el cual deja la provincia la gestión actual, es decir, la herencia que recibirá Maximiliano Pullaro cuando en pocos días deba hacerse cargo de la administración de los recursos públicos de todos los santafesinos.
El actual gobernador electo, asume en el contexto más complejo de los últimos veinte años. En primer lugar, el escenario nacional es sumamente inestable e impacta fuertemente en los recursos provinciales, ya sea en forma directa por la caída en la actividad o indirecta debido a lo que se recibe por coparticipación (menor recaudación de impuestos como IVA y ganancias).
A esto se suma que la administración de Omar Perotti ha pasado los últimos doce meses comprometiendo los recursos de la provincia a través de los incrementos en el personal (nombró a más de 8.500 personas en planta permanente, incluidos muchos de sus funcionarios), en los gastos proyectados y en el mayor endeudamiento. En efecto, se espera que la recaudación en 2024 sea un 9% menor, sumado al incremento en la masa salarial y una deuda que supera los $ 200.000 millones, harán sumamente difícil la gestión de los recursos.
En este marco, el gobernador electo, ha tomado la decisión de reducir la cantidad de ministerios y el gasto político adyacente. También los equipos económicos coordinados por Pablo Olivares y Gustavo Puccini vienen trabajando con representantes de todos los sectores productivos de la provincia con el objetivo de consensuar políticas de estado que potencien la actividad económica y el desarrollo local.
El próximo año genera mucha expectativa, pero también mucha incertidumbre, sobre todo derivada de la delicada situación financiera, la desinversión en algunos sectores, la dependencia del estado, la pobreza y la caída en el poder adquisitivo de los trabajadores. Sin embargo, existen algunos factores que podrían compensar en parte esas dificultades, como una posible mejora en las exportaciones (agro y energía) y un mejor acompañamiento del Estado que esta vez promete estar de lado de los sectores productivos y no en contra.
En este sentido, Pullaro viene dando fuertes señales a los mercados y a la sociedad de las políticas que implementará desde el primer día de gestión, como por ejemplo recuperar el fondo de inversión y desarrollo, trabajar mancomunadamente con las cooperativas y organizaciones de la economía social, mejorar el financiamiento a pymes, bajar la carga tributaria e impulsar la infraestructura necesaria para potenciar a los sectores económicos de toda la provincia. El giro hacia un gobierno con una visión de provincia a largo plazo y un plan de desarrollo para lograrlo, ya está planteado, solo queda esperar que su implementación muestre resultados lo más rápido posible.
(*) Economista.
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