Cada 8 de diciembre celebramos la Fiesta de la Inmaculada Concepción. En el centro de la Liturgia de la Palabra de Dios se encuentra una pregunta muy importante: "El Señor llamó al hombre y le dijo: ¿Dónde estás? Él respondió: tuve miedo porque estaba desnudo y me escondí". ¿Pero, por qué el hombre tiene miedo? ¿Por qué se esconde? ¿Acaso no goza de la presencia de Dios? ¿Qué es lo que ha pasado? Ciertamente, se produjo una ruptura, entró el pecado,... y entró la desobediencia. ¿Qué cosa paradójica, no? El hombre creado por Dios, creatura de Dios, quiere ser Dios, decidir lo que es bueno y lo que es malo.
Mis queridos amigos, hoy, Dios nos hace las mismas peguntas: ¿Dónde estás? ¿Cómo te encuentras? ¿Cuál es tu situación actual? ¿Tienes miedo? Estas preguntas son importantes, porque hacen referencia a nuestra existencia, a nuestra fe, a nuestra relación con Dios. Pregunto: ¿Se puede vivir la fe en Dios, desconectados de la vida concreta, de la realidad? ¿Se puede creer en Dios en abstracto?
Muchos quieren vivir un espiritualismo desencarnado, una fe reducida a los ritos, las prácticas y las celebraciones. Pero esto no es la fe cristiana verdadera, más bien una caricatura de la fe. Si la fe no se vive en una realidad concreta, si la fe no se manifiesta en obras y actitudes concretas… ¿Es la fe verdadera? Hay un hecho bíblico dramático y escalofriante. Cuando Caín mata a su hermano Abel, Dios interviene y pregunta: ¿Dónde está tu hermano, porque la sangre de tu hermano clama al cielo? Que significativo y fuerte. Dios mismo se identifica con el dolor del hombre. Y es así porque el Dios de Jesús, el que no tiene rostro, toma mil rostros.
Soren Kierkegaard decía: "No sólo es importante lo que crees, sino cómo vives lo que crees". Ante la pregunta de Dios, ¿Dónde estás?, el hombre responde: "tuve miedo porque estaba desnudo, y me escondí". La frase bíblica "estoy desnudo" es tremenda, quiere decir que la vida se vuelve insegura, frágil, somos simples peregrinos, seres mortales, estamos expuestos a los asaltos, robos, rapiñas.
Lamentablemente, hemos creado una "sociedad enferma" y lo grave es que no sabemos cómo arreglarla. La violencia, la inseguridad, el robo, la pobreza en todos los sentidos, van en aumento. Algo nos está pasando a los seres humanos. Por eso tenemos miedo… Y cada vez más tenemos miedo. Y este miedo nos paraliza.
* Tuvimos miedo a la pandemia, miedo a contagiarnos; miedo a morir.
* Tuvimos miedo, porque los que nos gobernaron nos metieron el miedo.
* Tenemos miedo ahora, porque nos sentimos desamparados, inseguros amenazados, nos damos cuenta que somos mortales, que nadie tiene el control sobre su vida.
Tenemos mucho miedo y cada vez más miedo; cada vez menos gente se siente feliz. Pero, por otro lado, no tenemos miedo a robar, a mentir, a secuestrar la verdad, a ser deshonestos, a manipular la justicia, a dictar falsas sentencias. No tenemos miedo a que un día debemos responder ante la justicia divina. En este mundo podemos coimear a los jueces corruptos, pero en el cielo -si llegamos- a la Corte Suprema no se la podrá coimear. Esto lo creo y espero por lo menos yo, porque se puede engañar a todos algún tiempo y se puede engañar a algunos todo el tiempo; pero no se puede engañar a todos todo el tiempo.
En esta fiesta de la Inmaculada Concepción queremos mirar a María, a la Inmaculada, queremos acercarnos a ella para contemplar su pureza, su vida inmaculada. Queremos abrirnos a la Palabra de Dios como lo hizo ella. El evangelio de hoy nos dice: "No tengan miedo". Que bello. realmente. No tengan miedo a bregar por la verdad, a denunciar las injusticias, a seguir a Jesús aunque esto nos acarree las críticas, incomprensiones incluso persecuciones.
Ustedes no pueden conformarse con ser uno más, no pueden limitarse a ser un hombre masa, que protesta en su casa, sentado frente a la tele, pero no se compromete. En el mundo de hoy sobra la gente sentada, pasiva, dormida y anestesiada. Si queremos cambiar el mundo de hoy debemos ser ciudadanos y no simples habitantes. Decía Jorge Mario Bergoglio cuando todavía estaba en Buenos Aires: "No alcanza con golpear las cacerolas, no alcanza con estar en las calles haciendo piquetes, a las ollas hay que llenarlas".
Queridos amigos, hoy les pido: "Si no pueden volar, corran. Si tampoco pueden correr, caminen. Si no pueden caminar, gateen,… pero siempre sigan moviéndose, hagan algo para el bien de los hermanos".
"La Inmaculada es un proyecto hermoso y concreto"
El domingo 8 de diciembre, solemnidad de la Inmaculada Concepción de la Santísima Virgen María, el papa Francisco presidió la celebración Eucarística en la Basílica de San Pedro, en la Ciudad del Vaticano, acompañado de los nuevos cardenales. En dicha ocasión, el Santo Padre dijo: "Pedimos a María Inmaculada que su Corazón lleno de amor nos conquiste, que nos convierta y haga de nosotros una comunidad donde la filiación, la esponsalidad y la maternidad sean regla y criterio de vida".
"La Inmaculada pues no es un mito, ni una doctrina abstracta, ni un ideal imposible; sino que es la propuesta de un proyecto hermoso y concreto, el modelo plenamente realizado de nuestra humanidad, a través del cual, por gracia de Dios, todos podemos contribuir para mejorar nuestro mundo", expresó el Sumo Pontífice en su homilía en la Santa Misa.
Francisco recordó -además- que, de muchas maneras, a lo largo de los siglos, con palabras e imágenes, los cristianos han intentado representar el "misterio del corazón inmaculado de María", destacando la gracia y la dulzura en las facciones de la que es "Bendita entre todas las mujeres", por medio de los rasgos somáticos y las categorías de muy diversas razas y culturas.
De hecho la Madre de Dios, "como observó san Pablo VI", remarcó Francisco, "nos muestra lo que todos tenemos en el fondo del corazón: la imagen auténtica de la humanidad, (...) inocente, santa, (…) porque su ser es todo armonía, candor, sencillez; así es María: todo armonía, candor, sencillez; es todo transparencia, amabilidad, perfección; es todo belleza"
A continuación, el pontífice invitó a contemplar esta belleza y perfección de la Madre de Dios a la luz de la Palabra de Dios, en tres aspectos de la vida de María que hacen que sea para nosotros cercana y familiar: el ser hija, esposa y madre. Y señalando que los textos bíblicos no hablan de la infancia de María, el papa indicó que, el Evangelio, en cambio, nos la presenta ingresando en la historia como una chica joven, rica de fe, humilde y sencilla.
Antes de proseguir con sus conceptos sobre María como "servidora del Señor", Jorge Bergoglio, describió: "Es la Virgen, en cuya mirada se refleja el amor del Padre y en cuyo corazón puro, la gratuidad y el agradecimiento, son el color y el perfume de la santidad. Aquí la Virgen se nos muestra hermosa como una flor, como una flor crecida de manera desapercibida y finalmente lista para abrirse en la total entrega de sí. Porque la vida de María es un continuo don de sí".
Dejanos tu comentario
Los comentarios realizados son de exclusiva responsabilidad de sus autores y las consecuencias derivadas de ellos pueden ser pasibles de las sanciones legales que correspondan. Evitar comentarios ofensivos o que no respondan al tema abordado en la información.