I - Bien temprano en la mañana del viernes 8 de noviembre recibí la noticia de su deceso. Más temprano que tarde, sabía que la silenciosa llegaría para cumplir su misión y se acabaría ese tiempo aciago de dolencias que terminan denigrando la humanidad de las personas.
II - La faena es fastidiosa, pero más pesar causa callar ante la despedida. A veces el silencio abarca todo y suple esa carencia propia de expresar con palabras las sensaciones, ante el infalible hecho de que desde hoy nos priva de su presencia. Pero recordamos que "verba volant, scripta manent" ("las palabras vuelan, los escritos permanecen") y así enfrentamos el desafío de la hoja en blanco. Superado el momento, esa terrible oquedad que genera la ausencia, buscamos seguir y es cuando volvemos la mirada y vemos toda su trayectoria, no algunas de sus obras, que como parcial nunca es del todo real.
Observamos la trayectoria de su vida y la conclusión no admite peros: fue un buen hombre. Esto ya es mucho para una comunidad, pero si anotamos que toda su vida fue la actividad política, lo encumbra como un modelo a seguir, como esos adalides de la antigüedad que hasta la turba más sórdida se sometía ante su presencia. En días acicateados por mensajes violentos de incontenible verborragia feroz como diatriba de la política y de las personas que la realizan, "Cacho" se erige en un ejemplo de lo vindicativo y la nobleza de tan elevado magisterio.
III - Fuimos contemporáneos. Nació el 5 de mayo de 1954 en Reconquista, en un hogar de gente modesta y de valores, virtudes que le fueron inculcadas desde el inicio. Lo bautizaron como Jacinto Raúl, pero casi nadie lo conoce de esa forma. Siempre y en todos los órdenes, fue "Cacho".
Sus primeros estudios los recibió en la Escuela N° 848 Domingo F. Sarmiento del Barrio Chapero, de la que egresa en 1966. La educación secundaria la realiza en la Escuela Normal N° 203, esa que ocupa un edificio icónico para la comunidad, sobre calle Ludueña, en la que se gradúa en 1971. Con una firme afición en formarse, se matricula en la Universidad Nacional de Rosario para estudiar agronomía, pero luego se muda a Esperanza, de cuya Facultad de Agronomía y Veterinaria egresa en 1981 como ingeniero agrónomo.
De esos días universitarios y en nombre de esas viejas -y actuales- luchas lo conocí. Ambos estábamos en Franja Morada y las reuniones se hacían en algún lugar de la ciudad de Santa Fe. Como vivíamos en una casa amplia, sobre 4 de Enero, teníamos un cuarto desocupado, muchas veces se quedaba con nosotros donde prolongábamos sin tiempo las charlas, sea de comentarios por la situación que nos convocaba, por proyectos, o dejándonos llevar en temas de ideología partidaria, a la cual siempre volvíamos como fuente que orienta nuestro camino.
Eran jornadas aciagas de la dictadura militar y por ello debíamos tomar medidas extremas para evitar estar siempre presentes en el radar de los "servicios" que, por otra parte, nos tenían muy bien individualizados. En una de esas razias, había recibido una sanción académica por su actividad proselitista y, por la forma de cursado, le había generado la pérdida de todo el año. Apenas recibido, y por gestiones de carácter académico, pudo marchar a Italia para especializarse, cosa poco habitual en ese tiempo. Aún conservo algunos de los materiales que trajo a su regreso; era toda propaganda política que nosotros leíamos y luego compartíamos.
IV - Cuando regresó, en 1982, el país era otro. Si bien seguíamos con la infame dictadura, su garra asesina estaba horadada y sabíamos que debíamos seguir y profundizar nuestro compromiso con la actividad política. Radicado definitivamente en su pago natal, fue el motor del radicalismo para el compromiso electoral. Estuvo al frente de una activa Juventud Radical que no paraba de crecer a medida que se sucedían las jornadas.
Recuerdo el acto en esa esquina céntrica -Habegger y Obligado- con un Raúl Alfonsín sobre lo alto de la tarima que convocaba a la ciudadanía con su rezo laico a "constituir la unión nacional, afianzar la justicia, consolidar la paz interior, proveer a la defensa común, promover el bienestar general, y asegurar los beneficios de la libertad, para nosotros, para nuestra posteridad (…)". Previo a Alfonsín había hablado Carlos Alberto Fabrissin. Como era de rigor, continuamos, muy tarde, en la YPF del bulevar Hipólito Yrigoyen. Todos exultantes por la convocatoria que de alguna forma nos anticipaba un triunfo, hasta los más recelosos lo percibían, como el que el 30 de octubre de 1983 se concretó.
V - A "Cacho" le tocó acompañar la gestión de Carlitos Fabrissin como intendente de Reconquista, desde diciembre de 1983, en calidad de secretario de Gobierno, Cultura General y Desarrollo Social de la municipalidad local. Luego ocupó el cargo de subsecretario de Servicios Públicos (entre 1987 y 1991) y el de coordinador de Promoción Social y Acción Comunitaria (de 1989 a 1991).
Por su compromiso y formación, el grupo que lo acompañaba dentro de la Unión Cívica Radical lo propusieron como candidato a intendente reconquistense en 1991, pero no era su tiempo, ni el momento de esa agrupación política. No habían sido tranquilos los cuatro años de Fabrissin en una ciudad que, por el caudal de obreros y de gente excluida, se la daba como "peronista" en el ambiente de los operadores.
Dos años después fue electo concejal y para la renovación de intendente de 1995 volvió a ser candidato, pero tampoco era su tiempo. Tanto el gobierno nacional como el provincial eran del "gran movimiento nacional y popular", como le gustaba decir a su fundador. El 1997 renovó su banca de edil. Con el triunfo de la Alianza, en 2001, es convocado a Buenos Aires para ser Director de Desarrollo Regional de la Secretaría de Provincias. Todo fue efímero y frustrante.
De regreso a su ciudad, se dedicó a la actividad privada hasta que los correligionarios nuevamente lo ungieron como candidato a intendente para la convocatoria de 2007 y el pueblo lo reconoció. En el 2011 nuevamente recibió el apoyo y renovó su mandato. Con un esquema electoral diferente, buscó su tercer mandato en el 2015, pero no pudo superar "la interna".
El gobernador socialista Miguel Lifschitz creó en 2015 el Ministerio de Medio Ambiente de la provincia y lo designó como ministro. Era una cartera nueva en la que todo estaba por hacerse y en un tema en donde los gobiernos tenían una deuda. Supo llevar adelante medidas que salvaron esa ausencia de tanto tiempo. En la convocatoria electoral de 2019 se presentó a la compulsa interna para la senaduría provincial, pero fue vencido por su correligionario avellanedense.
V - La salud le jugaba una encerrona. Luego de varios exámenes se confirmó que padecía Esclerosis Lateral Amiotrófica (ELA), un mal cruel que, aparte, no tiene regreso.
VI - Tuvo virtudes y defectos. Adhirió a una ideología -que compartimos- que establece como credo básico los principios de la República. Como toda agrupación tiene defecciones y algunos desvíos de ocasionales gestores que merecen las correcciones. Durante su gestión como intendente impulsó obras de infraestructura que eran fundamentales para la región y que respondían a las líneas para el desarrollo de la zona del norte santafesino siempre postergado.
El compromiso que tomamos de la profesión de fe partidaria, por la defensa de los Derechos humanos, lo tuvo al frente de los reclamos y gestionando para que sean reivindicados. Al finalizar sus gestiones rendía cuenta y salía a la calle como había ingresado: caminando y saludando a los vecinos. Cacho es "la política".
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