I – En estas circunstancias de abordar personajes tan contemporáneos y sobre el cual se han ocupado ríos de tinta, hay que agudizar el ingenio para despertar alguna atracción.
I – En estas circunstancias de abordar personajes tan contemporáneos y sobre el cual se han ocupado ríos de tinta, hay que agudizar el ingenio para despertar alguna atracción.
Para algunos, al menos, Raúl Alfonsín trascendió su propia persona y fue también un fenómeno cultural, social y político. Encarnó una mutación del sistema de coordenadas argentinas que se ahogaba en una dictadura y que salió a flote tras los denodados pasos que desde el fondo del abismo se empecinó en dar. No sólo fue el presidente electo en octubre de 1983 que puso fin al autocratismo uniformado, sino que dio forma a la democracia que tenemos. Con firmeza fue contra cierta corriente conservadora del radicalismo precedente, contra el torrente de sangre del terrorismo de Estado y contra el peronismo de entonces, que de algún modo se incendió en el ataúd que ofrecía a la sociedad enfervorizada, Herminio Iglesias en esa noche del 28 de octubre en la 9 de Julio. El pasado retrocedía.
II - El ex presidente Raúl Ricardo Alfonsín, que hoy cumpliría 97 años, nació el 12 de marzo de 1927 en Chascomús, como el mayor de los seis hijos de Raúl Serafín, un comerciante de origen español, y de Ana María Foulkes, descendiente de ingleses -Ricardo Foulkes Logdon (1847 - 1923) y María Elena Ford (1856 – 1937)-, y tras su muerte a los 82 años, el 31 de marzo de 2009, su nombre quedó inmortalizado como el precursor de la democracia moderna en la Argentina.
Estudió en la Escuela Normal Regional de Chascomús y luego sus padres lo enviaron al Liceo Militar General San Martín.
En 1949 se casó con María Lorenza Barreneche, con quien tendría seis hijos: Raúl Felipe, Ana María, Ricardo Luis, Marcela, María Inés y Javier Ignacio. Al año siguiente, en 1950, se recibió de abogado en la Universidad de La Plata y ese mismo año comenzó a militar en el "Movimiento de Intransigencia y Renovación" de la Unión Cívica Radical.
III - En 1954 fue electo concejal por Chascomús, pero al año siguiente fue encarcelado por la llamada "Revolución Libertadora", el movimiento golpista que derrocó al presidente Juan Domingo Perón.
Pasó, primero, de diputado provincial -1958- a diputado nacional -1963-, y luego a vicepresidente de bloque para terminar presidiendo el Comité bonaerense de la Unión Cívica Radical del Pueblo (UCRP), que comandaba a nivel nacional Ricardo Balbín, una de las dos ramas en las que se dividió el radicalismo en 1956.
La otra rama, la Unión Cívica Radical Intransigente (UCRI), llevó entonces a Arturo Frondizi a la Presidencia de la Nación en 1958, que ganó las elecciones al propio Balbín, con el apoyo del proscripto peronismo.
Por reabrir el comité provincial en 1966, en plena dictadura de Juan Carlos Onganía, Alfonsín estuvo preso un breve tiempo. Sin embargo, sólo comenzó a destacarse en política a principios de la década de 1970, cuando creó el Movimiento de Renovación y Cambio, una línea del radicalismo apoyada por la militancia universitaria, con una propuesta socialdemocráta, nacional y popular, pero alejada del peronismo y con un claro rechazo de la violencia política.
Allí conoció a muchos radicales que luego adquirieron notoriedad, como Conrado Storani, Raúl Borrás, Germán López y Roque Carranza, todos ministros durante su gobierno, y, entre los jóvenes, iban adquiriendo notoriedad Federico Storani, Luis "Changui" Cáceres, Leopoldo Moreau, Enrique "Coti" Nosiglia y Marcelo Stubrin, entre otros.
Alfonsín perdió la interna con Ricardo Balbín en 1972, aunque consiguió la banca de diputado una vez más en 1973.
IV - Cuando el país se vio envuelto de la violencia en los días de la presidencia del general Perón, continuado por su viuda, fue uno de los miembros fundadores de la Asamblea Permanente por los Derechos Humanos (APDH). Desde allí, en su rol de abogado, y ya durante la dictadura militar, defendió a opositores políticos perseguidos y presentó habeas corpus por desaparecidos, lo que implicaba poner en riesgo su propia vida y que era rechazados in límine por los magistrados, algunos de los cuales luego mutaron a voces calificadas de los Derechos humanos.
También fue uno de los pocos que se opuso a la Guerra de Malvinas, que marcó el principio del fin del último ciclo dictatorial, lo cual comenzó a cimentar su popularidad: Alfonsín arrasó primero en la interna contra Fernando De la Rua, y el 30 de octubre de 1983 se impuso al candidato peronista Ítalo Luder, con el 52 % de los votos, contra el 40% del "gran movimiento nacional y popular" como gustábale llamar a sus seguidores el general Perón.
V - Apenas iniciado su gobierno, como había prometido en campaña, anuló la autoamnistía dictada por los militares y creó la "Comisión Nacional sobre la Desaparición de Personas" (Conadep) con el fin de investigar los crímenes cometidos por las tres juntas de la dictadura.
En 1984 se publicó "Nunca Más", el informe de dicha investigación, y a fines del año siguiente se condenó a cinco mandatarios militares a penas que iban de cuatro años a la reclusión perpetua.
La amenaza de golpe de Estado de los militares era constante y terminó por firmar la ley de Punto Final, pero no fue suficiente: ante el levantamiento carapintada de Semana Santa de 1987 se vio sin apoyo militar alguno y para evitar nuevos enfrentamientos debió promover la ley de Obediencia Debida. Fue el "Felices Pascuas" y el comienzo del declive de su gobierno.
Fue la economía, sin embargo, la que terminó de sepultar a Alfonsín. Los buenos comienzos del Plan Austral quedaron opacados por la creciente inflación y la falta de fondos estatales. La oposición del peronismo y del propio radicalismo le impidieron emprender las modernizaciones que reclamaba un Estado obsoleto y estancado.
El "Plan Primavera" fue un último intento, casi desesperado, que terminó de la peor forma; hiperinflación, la corrida contra el dólar, el aumento de la pobreza y saqueos. Las elecciones presidenciales se adelantaron al 14 de mayo de 1989 y Alfonsín renunció antes de tiempo, el 9 de julio, para ceder lugar al ganador, el peronista Carlos Saúl Menem.
Luego fue actor central de la reforma constitucional de 1994. Desde entonces se dedicó a preservar su salud y a bregar por la reconstrucción del radicalismo. Pasaba días recluido en el quinto piso de Santa Fe 1678, su domicilio en CABA.
VI – Se trata de un hombre con sus luces y sus sombras, con sus aciertos y sus errores. Todo es mensurable de forma distinta y con variado contenido, pero destacamos su indiscutible legado a favor de la república democrática. En los tiempos actuales de falta de convicciones, de manejo particularista de la cosa pública, de resabios autoritarios que nos vienen del Proceso y que retornan cíclicamente en el discurso con cierto tufillo fascista que se expresa en eso de "mano dura", de no respeto a las opiniones ajenas, de rechazo e intolerancia al conflicto y a la pluralidad social como constitutivas de la democracia, de candidatos formados en el puro marketing político, o en los laboratorios de thing tank o con pretensiones de administrar tecnocráticamente el Estado como si fuese una empresa que debe maximizar las ganancias individuales, el legado positivo de Alfonsín, con sus fuertes convicciones ideológicas, su honestidad intachable y su firme reivindicación de la política, el disenso y el respeto de los Derechos Humanos, debe y merece ser destacado como un ejemplo a seguir.
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