Conviene dejarlo escrito ahora. Con el diario del lunes pos elecciones de octubre todo sería más fácil. Y lo fácil no es lo mejor para el pensamiento. Tomar ese riesgo parece necesario. El título sirve para aclarar de qué se trata. "Persona que dirige u orienta a un grupo, el cual reconoce su autoridad" y, también, "persona, equipo o empresa situados a la cabeza en una clasificación".
"Imagen de una deidad objeto de culto. Persona o cosa amada o admirada con exaltación". Milei, Milei… que grande sos. Sin bromas y navegando sobre la duda que aparece. ¿Es un líder, es un ídolo? ¿Qué es?
Si tenemos una cantidad de naranjas acomodadas en una superficie y las apretamos, una, acaso diferente, saltará del grupo. Será la primera. La impredecibilidad, el elemento más sustantivo de una peregrina teoría de los emergentes pone a este, el emergente, como el resultado de un proceso que muchos califican de físico y que, llevado a las ciencias más "lábiles", se convierte en un suceso posible.
Mirá tambiénMilei y el día juevesBanal suposición de atrevido. Una sociedad, apretada por condiciones de hacinamiento, de reduccionismo, de contingencias críticas, reacciona. Reaccionará. Reaccionaría. Reacciona ahora mismo. Sucede. McLuhan dice lo suyo, es muy sólido en su definición: "El medio es el masaje". Tal vez el eje, seguramente más definitivo que el mensajero. El medio es el originante.
Somos inevitablemente dependientes de "la electricidad", según McLuhan, ahora acelerado por herramientas que multiplican su teoría, catapultan su desarrollo con algoritmos, ciberespacio y eternidad en la nube. Si saben cuánto leemos, qué cosas adoramos y cuáles nos incomodan no es difícil pensar que nos "masajeen". El punto de cruce es hasta cuándo y de qué modo somos esclavos del "juego en que nos juegan" y desde qué instante somos protones sueltos que pueden bailar alegres en el bosque porque el amor centrípeto no está.
Se ha comenzado a revisar el crecimiento inusitado de Javier Milei. Javier Gerardo Milei (según Wikipedia): economista, político y docente argentino, líder del espacio político La Libertad Avanza. Nacimiento: 22 de octubre de 1970, en Buenos Aires. Partido: La Libertad Avanza. Educación: Universidad Torcuato Di Tella, Universidad de Belgrano y el Instituto de Desarrollo Económico y Social (Ides). Organización fundada: La Libertad Avanza. Cargo: miembro de la Cámara de Diputados de la Nación Argentina desde el año 2021(¡Aguante Wikipedia!).
Se sabe. Durante el tiempo de La Peste, la sociedad acompañó procesos de comunicación diferentes. Los dos ejes que aparecieron fueron el encierro y la lejanía. El medio y remedio: la comunicación a distancia. El resultado: un aprendizaje de la solidaridad y las redes como el sendero para el lenguaje y el contacto. La finitud. El cuerpo lejos de los cuerpos. La distancia achicada a un múltiple zoom sin frenos.
El 20 de marzo de 2020, el señor presidente decretó que había llegado La Peste. Un fenómeno virósico planetario. Los cambios que produjo en la sociedad no están resueltos en el comportamiento de la biología (se incluye la humana), ni en el de la sociología (esta sí, la nuestra).
Se sabe que más de 250 entrevistas tiene acumuladas en algunos medios, 200 en otros… ¿Quién? Respuesta: Milei. Todos lo llamaban, a todos lados iba, en todos dejaba lados su mensaje. Los MdeC fabricaron, con el masaje, un Milei. Se les escapó a las redes y cayó en mitad de un Caldo Simple Peptonado (CSP). Y recordemos que no hay mejor cama de siembra y desarrollo que un CSP bien preparado. Allí se quedó y desde allí se mantiene, se reproduce en clones de su palabra y se multiplica.
Elmer Gantry, Billy Graham, Hamelín, Stavisky, Gauchito Gil, los nombres pueden variar no el sustento: la verdad está dentro tuyo hermano. A propósito … si quieres te vendo una torre, si precisas ayuda déjame un trapo rojo y tu promesa se cumplirá, la salvación está dentro tuyo. No hay pastor que no diga que la verdad es una cuestión de fe, de creer y eso: que la salvación está dentro de ti, en tu comportamiento. Adherimos.
Milei es tan conocido por los medios eléctricos, por los protones, por la nube, por el tik-tok que cuando dice "la casta" todos sabemos de qué se trata, pero en rigor ya lo sabíamos y más profundamente estamos con aquello de Gino Germani sobre "el poder de las burocracias para sostener las democracias". Javier Milei le agregó un sentido: despreciar a "la casta". Odiarla. ¿Es necesario advertir que aplica sobre los sentimientos, lo pasional, lo sanguíneo?
Es superfluo advertirlo porque lo vemos: estaba dentro de nosotros. Franela y Brasovora para que reluzca el bronce. Milei es un delegado -asume como un delegado-, de El Bien contra El Mal. Esa brutal situación, rigurosamente elemental, aparece apenas se solivianta ante una pregunta inconveniente. Rigurosamente vigilado y preservado, solo acepta hablar de su mensaje. Su mensaje es unívoco. Confíen en mí, conmigo está la salvación.
Sus espasmos del comportamiento los entendemos porque entendemos su mensaje: defiende El Bien; se enoja contra El Mal. Es un Increíble Hulk, es otro cuando se enoja. Aclaremos: se enoja porque está empeñado en salvarnos y algunos no lo ven. Ya no acepta reportajes sin temas seleccionados previamente. Su equilibrio es inestable. Es un coloide. Su relación conocida con cariñosos animales, su casta vida cerca de su hermana, lo acerca a los ermitaños, los cristianos primitivos, los solitarios profetas recorriendo este valle hacia la tierra prometida.
Milei tiene una misión terrenal. La vida va de otra cosa, de antigripales y quimioterápicos, de créditos y descubiertos, del QR como un sistema sanador, de sexo y violaciones, de hambrunas al 50%, de educación y celulares. De jugar "online" y viajar virtualmente. Estuvimos en mitad de un campeonato del mundo de fútbol y una sequía. Del planeta que entra por las redes, un mundo ancho y ajeno.
Puestos en un punto que ya mencionamos, el punto de cruce donde encontramos a la urticaria por la clase política que supimos elegir y la decisión entre El Bien o El Mal, llegará el momento de apreciar si "el fenómeno Milei", con el que castigamos a quienes nos castigan, nos salvará. ¿Quiere que se lo repita? ¿El que denuncia a los que nos castigan y embrutecen nos salvará de los castigos y el embrutecimiento? Por ahora es una amenaza.
Ya no es la pelea entre "Orden o Libertad" y el equilibrio inestable en el que conviven. Es entre El Bien y El Mal. Líder. Ídolo. Emergente. Bernard Shaw y Pigmalion, Mary Shelley y el Prometeo Moderno (Frankestein). Ya no debemos preguntarnos, como sociedad, quién es el que hizo nacer, de múltiples fracciones y en diversas etapas, al Milei que se ofrece, nos ofrecen y que a muchos asusta, a otros sorprende y a los de aquella vereda del río seduce como arma para castigar a la realidad de la tercera década del siglo XXI.
Si dejamos fuera su génesis la pregunta sigue siendo la misma. Ha nacido. No es su nacimiento la incógnita. Solo resta decidir si aceptamos su cerradísima definición de El Bien (él lo encarna) y El Mal (los demás), definición que nos interpela para que el voto popular resuelva un River versus Boca freudiano: el consciente y el inconsciente ante el cuarto oscuro.
Milei conmueve a la siquiatría social a la que hace temblar con sus patadas a los paradigmas y podemos aliviar la conmoción resolviéndola en términos de historieta (Argentina es una historieta). Milei nos lleva a pararnos delante de "El otro Yo del Doctor Merengue". Presentado en esta forma hay un alivio: se trata de un viejo comics argentino.
Apostaría a que Milei es una historieta para una presidencia muy lejana, de cómics, pero una apuesta, se sabe, deja la solución al mero azar. En Argentina asimilaron El Eternauta con Néstor Kirchner. Previsión: los argentinos podemos convertir al simple azar en una rara mosqueta electoral.
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