No es sencillo encontrarle una explicación a Milei, el voto a Milei, la adhesión a sus formas de vivir, las que, al cabo, son un fondo. Él respira actuación y mensaje. Así se expresa. Así vive. En un acto, donde quería imitar, desde el púlpito, el gesto de Martín Lousteau, un senador nacional que votaba a mano alzada pero sin alzarla (levantando apenas su mano izquierda), Javier Milei, al imitarlo, hizo el gesto desde donde hablaba con la mano izquierda; luego sonrió y lo hizo con la mano derecha, para la otra mitad del público que sí, que entonces sí sonrió y comprendió.
Desde el escenario se sabe que lo gestual define, que el lenguaje corporal asume textos y que su modo de enfrentar los hechos, el día a día, es una forma de comunicar que, si no se oculta, por el contrario, si se exacerba y se estudia y perfecciona, si se amplifica, resuelve adhesión. Amor. Fe. Es un apostador serial al doble o nada, pero de ningún modo ciego, tonto o loco. Ni a tontas ni a locas ni a ciegas.
Milagros, milagritos y esperanzas de maravillas
Al reflexionar desde donde me paro, periodismo, coyuntura, retrato del día a día, comprensión de señales difusas, releo un texto escrito la semana pasada sobre otro fenómeno argentino, por ahora regional. Escribí sobre el tema lo que sigue. Comencé con un título que me interroga: Leda y "Lo Popular", que no tiene principio ni final. En los medios nacionales a mediados de mayo, descubren un fenómeno social -en desarrollo- del que se sabe cómo está sucediendo,… me corrijo, ni siquiera se sabe bien cómo está sucediendo y, tal como dijese Chico Buarque sobre el amor y la libertad, no tiene principio ni final. ¿Qué será?
Hace un tiempo averigüé sobre una mujer, Leda Bergonzi, cantante de un grupo evangelizador, que tenía posibilidades de sanar mediante imposición de manos. Eso decían. Toca la guitarra y canta. Mujer de familia normal, más de 40 años. Te cura por imposición de manos. ¿Qué es curar? Los de "el voluntariado", que se quejan por las muchas horas y horas acompañándola refunfuñan, pero eso puede ser cuestiones del momento. Son "voluntarios/as" que ayudan a una cuestión de fe.
Averigüé sobre gremialistas que apoyan. Camiones sin cargo. Destinos de los muchos efectos donados, desde triciclos que una vez mencionó haber soñado, hasta comidas y prendas nuevas, también alquileres que no se cobran porque todo es en función de Dios… y de la fe.
Algo raro aparece en estas cuestiones para quienes estamos como en el tango: con poca fe… y la yerba de ayer secándose al sol. La falta de fe trae eso: desconfianza. Entonces me abro. En cuestiones de fe no me meto. Un partido que se juega en la cancha de quien quiere creer y quien quiere traspasar el cuerpo y, con un modo inaccesible para el cualquiera, reformular un instante, una vida. Estoy fuera. Solo respeto. Es lo menos que…
Viendo a Javi pasa lo mismo
Algo que se nos escapa porque está claro: estoy en la tribuna viendo que eso sucede más y más,… pero estoy en la tribuna y solo cabe creer que entre ellos la fe existe, y traspasa y cura o da fuerzas. Lo que sea. Muchos estamos fuera de la cancha. Desde la tribuna solo cabe mirar. Acaso gritar el gol. Algo que se nos escapa sucede ahí fuera… Milei o Leda, poco difieren en un sello: les creen.
En la famosa cena de la Fundación Libertad, en territorio del sindicalista Armando Cavalieri, en la entrada de Buenos Aires, Javier Milei comenzó su serie de Stand Up que desde entonces no detiene y perfecciona. No importa que excusa convoque, él da su mensaje ritual. No puede ser actuación, solamente actuación. No hay tanta permanencia de la fe… o tal vez sí. Soy "un antiguo", lleno de protocolos, tics y tips del siglo XX.
Leda, en La Catedral de Rosario, a metros del Monumento a la Bandera, a unos ciento cincuenta metros de mi casa, hacía sanaciones por imposición de manos. No fui. También recorre parroquias. Los martes de 17 a 19, como "Cleo de 5 a 7", película francesa. En esos días, y en ese horario, el fenómeno de las parroquias llenas (recorrió varias) trastornaba la zona. Después la trasladaron, los martes (siempre los martes), a un predio municipal: "La Rural", frente al Parque de la Independencia.
El sitio es parte del pulmón de la ciudad, que donara la familia Castagnino, y sobre el que todos quieren morder un verde y un perfume. El intendente autorizó. Tráfico congestionado en esos martes de imposición de manos y canciones. El frío la llevó a un sitio cubierto, de una empresa que hace eventos y que los martes se lo prestaba. Metropolitano. Artistas y banquetes. También Leda.
Dejé de prestarle atención. Vivo en la ciudad del Padre Ignacio. Su Procesión de Corpus ha llegado a poner en las calles más de 200.000 personas y en el Barrio Rucci los fieles van y van y van y van. Todo organizado, hasta con internet, computadora. Todo. Cuidado, al Padre Ignacio lo tolera La Catedral y el obispo, el que sea, no lo banca ostensiblemente. Así es desde la Guerra de Malvinas, que fue su tiempo de llegada.
Leda es siglo XXI. Javier también. Esta mujer hasta presentó shows de canciones en sitios de espectáculo, donde no hacía sus tareas de alta fe, solo canciones. Leda apareció como una imagen nueva del mismo tenor: la fe. No es el viejo almacén del Paseo Colón. Milei no es Menem, ni Elmer Gantry, ni Billy Graham. La presencia en Buenos Aires, posterior a La Peste, y por los medios masivos transmitida en estos días, sin pudor y sin control, pone al fenómeno en otra dimensión.
Hablan donde sea y allí están, dispuestos a la creencia. A creer. Listo. Van. Por lo que sea. Van. A pedir por el país, por los amigos, por algo bueno. Y van aquellos que necesitan un milagro. Un milagrito. Conmueve la inocencia y el estropicio.
"Enciéndansé las luces del viejo varieté…"
Corrector, por favor, soporte el yerro de la doble acentuación. El texto es de María Elena Walsh: "La moda cambia, no la fascinación. A escena los artistas. Mientras el mundo exista no se suspende la función…". También baila en mis silencios, frente a la computadora, el cierre de una canción: "Un sábado más, un sábado más, hoy pelea Locche, en el Luna Park". Autor, el santafesino y cordobés Chico Novarro.
Debo insistir: "mientras el mundo exista…" en estos días, que se llevan al olvido hasta el asesinato de Oscar "Ringo" Bonavena, el número de cruce en el Luna, a cambio de Nicolino, es Javier Milei que iba a presentas un libro y a cantar (incluso así decía el anuncio). El fenómeno, con la masividad y la rienda suelta de todas estas cuestiones bueno, se escapó de las manos hoy, mañana tal vez.
Desde la noche del 17 de mayo con Leda. Ya mismo. Lourdes, Santos Lugares, provincia de Buenos Aires. Ni baños químicos, policías, calcularon mal los que sabían que podría suceder pero cómo, cómo, alguien sabía, no sé, no sé…. sobre un infinito sentimiento de fe que, se insiste, nadie sabe desde dónde ni hasta cuándo. No se sabe cuándo comienza, ni cuándo termina… ¿Es que no lo ven?
Apresurado, pero ya hay un libro sobre el tema Leda. Dos periodistas, puestas a escritoras. El fenómeno es eso: fenomenal. Comercializar un fenómeno es lícito… ¿O no venden agua santa en Lourdes, Francia? Está más que visible que el libro de Javier no es el eje. El eje es Javier, el Javo. Javi. El León. Y está más que claro que el obispo de Rosario avaló algo que comenzó en La Catedral, aquí a la vuelta de mi casa.
Es más que visible que allá va la fe, ahora a Buenos Aires, a la Iglesia de Lourdes, en Santos Lugares, donde no se imaginaban cuanto de grande era/es lo que venía, lo que está, adonde va esto porque es difícil entender que lo popular no se amanceba fácilmente. En mitad de un mayo frío, bien frío, estas cuestiones terminan por abrirse al viento. Javier tiene en sus espaldas el voto popular. No hay cómo quitar ese hecho de la historia: el 56% de Javier.
Leda es ver para creer y acaso al revés: creer para ver. No lo sé. Nadie sabe qué cosa es "Lo Popular" hasta que sucede. Estoy propenso a explicar que Leda, este fenómeno de hoy, es parecido al de elegir a quien no conocemos por cuestiones que no entendemos, pero sería demasiado fácil. Igual. En ambos casos estuve/estoy en la tribuna… asustado, sorprendido,… casi obligado a gritar el gol.
Embarcado en el tren de la ironía me digo: Carlos Menem nació muy pronto. Lo conocí. La Difunta Correa es una leyenda; estuve en ese santuario. Miro de lejos lo que pasa con los rituales del padre Ignacio, me interesa el fenómeno de Leda y de Javo. Tal vez entendimos mal La Peste de 2020 a 2022 en el mundo y algunas cosas cambiaron…o nunca se fueron. Parece visible lo que puede la fe: el tiempo de los milagros está con nosotros.
Permítanme cerrar con un dislate: me define aquella versión de una apresurada cancioncilla de Alberto Castillo en los bailes de carnaval en la pista de Colón de Santa Fe: "¡Siga, siga, siga el baile… de la tierra en que nací…!". Aureliano Buendía reclama su alícuota de poder. Sería justicia.
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