Por Padre Tadeusz Giza
Comentario bíblico
Por Padre Tadeusz Giza
Queridos Amigos. Los textos bíblicos de hoy nos invitan a reflexionar sobre el compartir y la solidaridad. Se trata de los dos valores fundamentales de nuestra sociedad, la que lamentablemente paso a paso se ha ido deshumanizando. En el evangelio de este día leemos:
"Jesús, al ver que acudía mucha gente, dice a Felipe: '¿Con qué compraremos panes para que coman estos?'. Felipe le contestó: 'Doscientos denarios de pan no bastan para que a cada uno le toque un pedazo'. Uno de sus discípulos, Andrés, el hermano de Simón Pedro, le dice: 'Aquí hay un muchacho que tiene cinco panes de cebada y dos peces; pero... ¿Qué es eso para tantos?'. Jesús dijo: 'Digan a la gente que se siente en el suelo'. Se sentaron; solo los hombres eran unos cinco mil. Jesús tomó los panes, dijo la acción de gracias y los repartió a los que estaban sentados. Cuando se saciaron, dijo a sus discípulos: 'Recojan los pedazos que han sobrado; que nada se pierda'. Los recogieron y llenaron doce canastos con los pedazos de los cinco panes de cebada que sobraron a los que habían comido".
Queridos amigos. La enseñanza de este maravilloso relato se puede resumir en una sola afirmación: cuando la gente comparte lo que tiene, alcanza para todos, incluso sobra. Dios actúa permanentemente, pero no actúa solo. Que bello es constatar -tal como lo dice el evangelio de hoy- que Jesús necesitó de aquel muchacho con sus panes y con sus peces para producir un picnic increíble, una fiesta inolvidable, una multiplicación de panes. ¿Cuántos ejemplos podríamos dar hoy? ¿En cuántos comedores escolares o barriales se repite este milagro de la multiplicación de los panes? Cuántas mujeres extraordinarias y cuántos hombres generosos que con pocas cosas alimentan a miles de chicos. ¿Cómo lo hacen? A pesar de las migajas que caen del Estado, hay personas generosas que ponen muchos panes y pescados… y alcanza a todos.
Cuando se multiplican el amor y la solidaridad la vida cambia. Jesús necesita de nuestro esfuerzo para hacer un mundo más fraterno y más justo. Hoy se habla mucho de la globalización del mercado, de la globalización de la corrupción, pero lo que hay que potenciar, sobre todo, es la globalización del amor y la solidaridad. Y gracias a Dios hay muchos, muchos, corazones bondadosos en nuestra patria; hay mucha nobleza en el corazón de muchas de nuestras madres y personas de bien.
Pero... ¿Qué decir de tantos hermanos nuestros que roban, que se adueñan del dinero y de la comida de los comedores, sacando el pan de la boca de los niños para enriquecerse ellos mismos? ¿Se puede ser tan miserable para lucrar con el hambre de los niños? Sin lugar a dudas estás personas que lo hacen no están bien y los que lo permiten (porque hay muchos que lo permiten) tampoco. En este mundo de tantas necesidades básicas y desafíos enormes, la ciencia sola, la técnica sola, la razón humana sola, no alcanzan. Por eso necesitamos "milagros" también, necesitamos signos o señales de amor y compasión.
A veces, esos signos o señales pueden ser gestos pequeños, pero significativos. Los santos sabían mucho de esto. Y aquí cito un ejemplo de la Madre Teresa de Calcuta. Cuando un periodista, viendo cómo la Madre Teresa recorría las calles de Calcuta para recoger a los enfermos de lepra, que eran tantos, le dijo: "Madre lo que usted hace no tiene ningún sentido. Es una gota en el inmenso océano". La Madre lo miró y con la humildad propia de ella le contestó: "Es verdad, lo que hago es poca cosa, pero si no lo hago a este inmenso océano le va a faltar una gota".
Hoy, nuestra patria necesita muchas personas que pongan cinco panes (una gota en el océano) para alimentar a los hambrientos; hace falta gente creativa y generosa porque hay muchos hermanos que tienen hambre. Sí, verdaderamente tienen hambre. Hace un tiempo, Rogelio Alaniz en su artículo "Alcances y límites del voto" nos decía: "Once millones de pobres en la Argentina es un escándalo, pero igualmente escandalosa es la incapacidad de la clase dirigente para atenuar y reducir estas contradicciones (…)".
Queridos Amigos, gracias por este momento compartido. Lo más importante no es solo decir, es hacer. Vivamos profundamente nuestra vocación cristiana, y que nos acompañen siempre las palabras de San Pablo de la segunda lectura de hoy: "Los exhorto a comportarse de una manera digna de la vocación que han recibido. Con mucha humildad, mansedumbre y paciencia, sopórtense mutuamente por amor, ayúdense mutuamente".
Que Dios nos bendiga.
Dejanos tu comentario
Los comentarios realizados son de exclusiva responsabilidad de sus autores y las consecuencias derivadas de ellos pueden ser pasibles de las sanciones legales que correspondan. Evitar comentarios ofensivos o que no respondan al tema abordado en la información.