En consonancia con la flexibilización de las restricciones pandémicas, las artes visuales acudieron a la cita esperada: sin decir no a la virtualidad decir sí a lo presencial.
En el Museo Sor Josefa, en el CEC y en el MAC-UNL coincidieron en un tiempo más o menos cercano la inauguración de muestras de diversas estéticas que contribuyen al desarrollo de la escena contemporánea local.
En consonancia con la flexibilización de las restricciones pandémicas, las artes visuales acudieron a la cita esperada: sin decir no a la virtualidad decir sí a lo presencial.
En el Museo Sor Josefa, en el CEC y en el MAC-UNL coincidieron en un tiempo más o menos cercano la inauguración de muestras de diversas estéticas que contribuyen al desarrollo de la escena contemporánea local.
Por un lado Bienalsur y por otro un nuevo viaje del Autito Rojo de Yeye Andino.
Santa Fe forma parte de la cartografía que propone Bienalsur en sus enunciados y se estrena como sede con una muestra de Arte Textil de excelencia desde lo curatorial y de regocijo visual desde la selección propuesta. Como resultado de reinventar la lógica de las producciones contemporáneas la curaduría -en el caso del poético título "Como llegan las flores a la tela"- nos da la posibilidad de reponer contenidos obtenidos del diálogo entre el presente y el pasado.
En ese sentido se suma la disolución del concepto decimonónico de autor en aras de la función de autor, la investigación como proceso de construcción estética, el diálogo entre un pasado que se actualiza en las prácticas actuales de la producción de artistas contemporáneos. Lo consignado genera un corpus de obras diversas que consolidan la entidad artística de prácticas manuales como el bordado y la vigencia de la pintura como lenguaje, esta vez, sin pinceles ni óleos sino con hilos y telar.
En el CEC una muestra de arte relacional que recupera el concepto de territorio, la relación de centro y periferia, la puesta en valor de la materialidad como elemento referencial, el diálogo con la mirada de los actores del patrimonio local, todo confluye en una puesta contundente y movilizadora que promueve la reflexión y el conocimiento de nuestra realidad más próxima.
Muestra de Yeye Andino
Cuando un artista en una muestra cita elementos de la anterior advertimos una continuidad y la construcción de una obra que excede lo coyuntural para instalarse en una estrategia proyectual y de discurso artístico que nos está hablando que producir la cosa artística es resultado del trabajo, la imaginación y de un "manto" necesariamente poético.
El arte crea mundos posibles, donde se resignifica la experiencia de lo cotidiano. Las rutinas y hábitos que logramos conseguir sumado a cierta previsibilidad en nuestras acciones pueden ser revisitadas si nos dejamos atravesar por la mirada de los artistas sobre la posibilidad de una subjetividad más lúdica e imaginativa.
Eso, exactamente, ocurre cuando atravesamos la puerta del MAC y nos sumergimos en el mundo de Yeye Andino. Todo lo que traemos en nuestra mochila cultural se vuelve provisorio. Un autito rojo nos propone un viaje desde nuestra "aldea" a los montes Urales. Todo es mágico (como lo deja categóricamente escrito en una de las paredes del museo Nidia Maidana en una lúdica y precisa referencia a lo etimológico).
El fondo del río se vuelve una experiencia que transgrede la lógica racional. El autito emprende el camino portando una estela que interpela lo real en aras de priorizar imaginarios de cuentos fabulosos y mágicos. De la transparencia de una paleta cálida a la opacidad de una luz fría que impregna la llegada a los Montes Urales.
Libertad es la palabra que más se ajusta a las producciones de Yeye Andino.
Libertad para expresarse, para el uso de los colores, para manipular los materiales, para dialogar con la tecnología, para transgredir los géneros, para desfigurar la mímesis y adaptarla a las necesidades discursivas y del relato.
Yeye Andino diseña la muestra como una instalación con paradas, como un site specific que arma a partir de una subjetividad que se juega en una puesta donde lo que prima es el simulacro de la vida misma.
En el CEC una muestra de arte relacional que recupera el concepto de territorio, la relación de centro y periferia, la puesta en valor de la materialidad como elemento referencial, el diálogo con la mirada de los actores del patrimonio local.
El fondo del río se vuelve una experiencia que transgrede la lógica racional. El autito emprende el camino portando una estela que interpela lo real en aras de priorizar imaginarios de cuentos fabulosos y mágicos.