El gobernador Omar Perotti convocaría en la semana a Sesiones Extraordinarias a la Legislatura con un temario que terminará de ser depurado entre lunes y martes por el propio mandatario con el equipo del ministerio de Gobierno. Sin grandes urgencias en materia de legislación, todo parece indicar que pondrá sobre la mesa una serie de proyectos que vienen demorados en el Palacio Legislativo, como por ejemplo, el de creación de un sistema provincial de gestión de Riesgo de Emergencias y Desastre Agropecuarios para suplantar la vigente norma sobre emergencia agropecuaria. A la Legislatura le restan apenas dos jueves para cerrar el año si el temario lo amerita.
De todas maneras, el cierre de año Ordinario de la cámaras legislativas, mostró las dificultades que tienen ambos cuerpos de entenderse a la hora de sancionar normas pero también las dificultades internas en cada una de ellas, especialmente en la balcanización que padece la Cámara de Diputados.
Más allá del Presupuesto General 2023 y su correspondiente norma tributaria para el año venidero, apenas un puñado de leyes de relevancia dejó esta etapa institucional. La mayoría de los temas relevantes en discusión se quedaron en eso, en foros, audiencias, comisiones, pero sin llegar al recinto y en caso de llegar en una de las dos comisiones, la otra no apoyó. Es inútil buscar un responsable mayor más allá de los fuertes cuestionamientos que desde algunos bloques unipersonales se hacen al Senado o las críticas de senadores a la tarea de Diputados.
El ejemplo más fiel de esa falta de capacidad de diálogo es lo ocurrido con la decisión unánime de ambas cámaras en transformar a Monte Vera en municipio. No lo pudieron concretar. Un mismo día, ambas cámaras votaron proyectos propios. En términos temporales primero lo hizo la Cámara de Diputados donde había dos o tres iniciativas similares. Minutos más tarde lo hizo el Senado a instancias del capitalino Marcos Castelló. Fracasó el intento radical en el Senado en el último día de Ordinarias ante el abroquelamiento justicialista con el fundamento de que en las comisiones de Diputados hay varios proyectos para que comunas pasen a ser municipios y no fueron tratados.
La muerte de Miguel Lifschitz provocó un cimbronazo en la Cámara de Diputados y significó el inicio de la fragmentación de lo que fuera el sólido bloque del Frente Progresista. Pero además este año se sumó la fuerte competencia interna entre los bloques socialistas y radicales más pensando en 2023 que en la tarea parlamentaria. No fue ajena a la última reunión entre las conducciones provinciales de UCR y PS la necesidad de volver a unificar la política parlamentaria. Las diferencias entre ambos sectores le permitieron al Poder Ejecutivo sancionar la ley de endeudamiento para el plan de conectividad -con apoyo socialista- y aprobar el mayor número de pliegos en una Asamblea Legislativa desde el regreso de la democracia en 1983.
El año Ordinario terminó con numerosas sanciones de leyes de reconocimientos de fiestas o efemérides provinciales más declaratorias de protección de edificios históricos en toda la bota santafesina. Fue un ensayo de acuerdo entre ambas cámaras pero que no alcanzó a otros proyectos que vienen rezagados en el tiempo aunque más por razones ideológicas que políticas como una futura norma sobre educación, sobre salud, el código procedimental penal para adolescentes de 16 a 18 años, como ejemplo.
De cara al 2023, la mayoría de los 69 legisladores trabajará más en función de su destino político más que en función de la tarea legislativa. Quizás asoma como desafío tanto para el Ejecutivo como el Legislativo definir los nombres de las futuros titulares del Ministerio Público de la Acusación y del Servicio Público provincial de la Defensa Penal. El no entendimiento significará dejar acéfalos desde abril ambos instituciones claves para la persecución penal en Santa Fe, provincia donde la inseguridad encabeza las preocupaciones ciudadanas en la mayoría de las encuestas.
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