Por Ignacio H
Por Ignacio H
Al llegar al aeropuerto de Miami una uniformada -no policía- ordenaba la cola y asignaba las casillas de migraciones donde otro uniformado tomaba registro antes de que una tercera línea -también de uniformados- supervisara bultos. -Todo eso lo hacen las máquinas- pensé. Los display de led que asignaban turnos, los lectores digitales de huellas o rostros y los escanners, todo estaba allí; la gente era apenas un agrageado.
Gracias a la periodista Laura Di Marco (http://jorgefernandezdiaz.cienradios.com) me anoticié del historiador holandés Rutger Bregman. El tipo postula una renta universal que cubra necesidades básicas para todo el mundo; dice que eso es más barato que la delincuencia o la enfermedad que genera la pobreza, y que los trabajos de mala calidad procuran subsistencia magra.
El socialismo francés viene proponiendo bajar las horas de trabajo semanal para repartir la demanda laboral de calidad entre más gente; pero desde los ‘80 esas horas se alargaron con criterio eficientista, en el principio del auge del consumismo.
Eran los tiempos de Madonna y sus videoclips, que mostraban en primer plano las zapatillas, el maquillaje, las medias rotas, los ositos de peluche, la bijouterie barata, los jeans gastados, las peinetas y los pins. Fue el auge de las tarjetas de crédito, el inicio de la burbuja, de la economía “no real”. Las mujeres que quieran encontrar misoginia: abstenerse. Los hombres somos más lentos, pero en general también llegamos. Con o sin ositos.
“Compramos cosas que no nos hacen falta para impresionar a gente que no nos gusta”, sentencia Bregman. El holandés sin embargo no está contra el capitalismo: sostiene que con la subsistencia garantizada, el individuo libera su capacidad emprendedora, que es la base del capitalismo.
¿Habrá que volver a las heladeras Siam? Cristina usaba en sus celebraciones promocionales esos íconos; el problema es que el modelo productivo de acumulación con matriz diversificada no funciona con electrodomésticos que no se rompen y sin tarjeta de crédito. Las heladeras que funcionan por años y años, terminan por cerrar la fábrica.
Orlando Ferreres sintetizó hace algunos días que en la pobreza extrema bajó de 94 % de la población mundial en la segunda década del siglo XIX al 9,6% en la actualidad, gracias al capitalismo.
Entonces... ¿es cierto que hay pobres porque hay ricos? Stalin tomó el atajo y eliminó a los zares, a los amigos, al modelo igualitario. Los sucesores de Mao devinieron burócratas capitalistas. Angela Merkel es lo menos derecho que va quedando en Europa y en lo que viene, los circuitos electrónicos, leds y brazos robóticos no van a reclamar la renta. O... eso espero.