Por Graciela Pacheco de Balbastro
Por Graciela Pacheco de Balbastro
Nos hemos convertido en expertos de geopolítica putinesca. Y ahora, conocemos de cerca la belleza e historia de la sufrida Ucrania.
Seguramente el mismo Putin ha hecho correr hasta los oídos de la Inteligencia estadounidense, el diagnóstico de que sufre de una grave alteración mental... o que está casi muriendo y por eso, en pocos días quiere dar vuelta las páginas de la historia y fundar nuevamente La Gran Madre Rusia.
Buena jugada del tirano. ¿Cómo declararle la guerra a un loco, a un insano que no tiene filtro? Y así, ha llegado a tomar a Europa de rehén.
¿Qué busca este presidente que está entre los hombres más ricos de su patria y alrededores? Doblegar a Ucrania y ¿después? Por ahora está ensañado con el granero de Europa. Ese país con su resistencia ha herido su ego.
"No picnic", escribió Julian Thompson, Comandante de la Brigada de Comandos, Oficial de la Orden del Imperio Británico, al enfrentarse con la verdadera guerra que tuvieron en el Atlántico Sur.
Para el imperio, Malvinas no fue un picnic. Y tampoco ha resultado una salidita de fin de semana para el corrupto general, amigo íntimo de Putin, el cual debe estar ahora dando explicaciones.
La cuasi historia nos cuenta que en las invasiones inglesas a nuestro país, se le arrojaba aceite caliente desde los techos.
Y los ucranianos han ideado la versión moderna: para repeler el ataque de las tropas chechenas, musulmanas, han untado con grasa de cerdo las balas. "Miente, miente, que algo queda".
No han de tener ya mucha grasa comestible en Ucrania, pero han sabido infundirles pavor.
Entre los objetivos que se ha fijado Putin, seguramente es lograr tener más puertos sobre aguas algo más cálidas, más amigables para el comercio ruso. Por eso en 2014, volvieron a apoderarse de Crimea.
Hacer del Mar Negro una especie de "mare nostrum", es una de las razones, para que Putin haya llegado hasta ejercer el terrorismo nuclear.
Por el Mar Negro, por las costas que bañan sus aguas, por la cantidad de países que lo circundan, por él, se libró la otra gran contienda.
Cada guerra necesita su Sarajevo. Grecia encontró el suyo en Helena.
¿La razón de lo ocurrido es de la mujer? "Cherchez la femme, pardieu". Y en este caso, al muy sabio y pícaro Ulises, lo perdió justamente su aguda visión, pues llegado el momento, de muy mala gana tuvo que sumarse a la invasión a Troya.
Tantos príncipes y poderosos reclamaban desposarse con Helena, que para proteger la paz de Esparta y otros reinos, a Odiseo se le ocurrió inventar la Unión Europea. Se juramentaron que en caso de que alguno raptara a Helena, toda la Hélade iría contra el infractor.
Desde mucho tiempo atrás, Grecia estaba cansada de los costos que significaba llegar hasta el Mar Negro para comerciar.
No había aún barcos a vapor y cruzar el Estrecho de los Dardanelos ofrecía varias dificultades. Es como una tripita que casi aprieta Asia con Europa. En la parte más angosta sólo tiene 5 km de ancho.
Había que esperar que vientos y mareas ayudaran a llegar al Mar de Mármara para arribar, al fin, al codiciado Mar Negro.
Algunos historiadores han escrito que Troya cobraba una especie de peaje. Ni lo habrá necesitado. Los barcos que llegaban hasta allí, a veces debían esperar meses y eso ya le dejaba muchas riquezas a Troya, la rica, poderosa y culta Ilión.
Pero era inexpugnable. Demasiado fuerte y con un poder muy extendido hacia el interior, como para que un solo Estado le hiciese la guerra.
Y llegó la ocasión pintada con figura de mujer. ¿Paris la raptó? ¿Helena se enamoró y se fue con él? ¿Afrodita había manejado los hilos y movió a la pareja como títeres? Que cada uno elija alguna opción. Todavía cualquiera de ellas puede ser la válida.
De lo que ya nadie duda es que Troya existió, que la guerra la doblegó y que los hermanos Agamenón y Menelao se salieron con la suya. Menelao quiso recuperar a su mujer... y a las joyas y el tesoro que Helena se había llevado con ella pero sobre todo, Esparta y Atenas, querían llegar más fluidamente al Bósforo para comerciar por el Mar Negro.
Ésta fue en realidad la Gran Primera Guerra Mundial. Todo el mundo conocido había entrado en conflagración. Hoy se la recuerda como la Guerra Mundial Cero.
Y quien halló las ruinas de Ilión (en realidad ruinas sobre ruinas pues hay varios estratos en ellas) fue un alemán que no tenía formación de arqueólogo. Hay un retrato de su esposa Sophia luciendo algunas joyas que Heinrich Schliemann aseguró pertenecientes a los tesoros de Príamo y que se las había llevado a Alemania. Todos los objetos en la actualidad están... ¡ah!, en Rusia.
Mientras tanto, las aguas y los cielos del Mar Negro se han convertido en el fruto del deseo de un loco que tal vez se hace pasar por loco.
Sólo nos queda esperar, rogar, y pedir en todos los idiomas y en todas las confesiones, que Putin, insano o no, no traiga la perdición de todo el planeta, incluso al sufrido pueblo ruso.
Entre los objetivos que se ha fijado Putin, seguramente es lograr tener más puertos sobre aguas algo más cálidas, más amigables para el comercio ruso. Por eso en 2014, volvieron a apoderarse de Crimea.
Desde mucho tiempo atrás, Grecia estaba cansada de los costos que significaba llegar hasta el Mar Negro para comerciar. Había que esperar que vientos y mareas ayudaran a llegar al Mar de Mármara para arribar, al fin, al codiciado Mar Negro.