El presidente y sus decisiones. Foto: REUTERS | Agustin Marcarian
Domingo 29.12.2024
12:14
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Resulta cada vez más claro que Javier Milei actúa en una forma premeditada y muy estudiada cuando insulta, agravia, desmerece a cualquier persona que piense distinto o le critique alguna medida de gobierno. Es innegable además que en su primer año de gobierno ha tenido algunos éxitos importantes en materia de macroeconomía (déficit fiscal, inflación en baja, descenso del riesgo país, nula emisión, etc.) con una paralela crisis social, paralización de la obra pública en general, caída de la producción y la actividad económica, generando problemas en la salud pública y educación, por citar solo algunos aspectos.
Una cuestión que le valió reconocimiento y votos fue su pregonada lucha contra la casta política, entendiendo por tal a todos los políticos, de cualquier partido que no piensen como él, además de hacerlos responsables de todos los males. Sin embargo, en el armado de su partido se alió con Juntos por el Cambio, radicalismo y otros sectores menores, cuestión que con el transcurso de los meses fue cambiando hacia la destrucción de esas alianzas.
Su metodología de construcción mostró la ortodoxia política. Sobran ejemplos de dirigentes de otros sectores que incorporó a sus equipos de trabajos. En ese aspecto no se diferencia en nada con los sectores que tanto dice criticar, insultar, ofender. De esto no escapa el periodismo existiendo incluso algunas denuncias acerca de gestiones realizadas desde el gobierno para que cesen de trabajar algunos periodistas, hombres y mujeres.
Milei solo reconoce elogios, encuestas favorables, entrevistas de "amigos" donde se le pregunta poco y con casi nula repreguntas; ha rechazado invitaciones a determinados programas de radio o televisión, o a determinados conductores, a los que denomina "ensobrados". Su decisión de incorporar dos jueces a la Suprema Corte que son resistidos por un amplio sector de la política, de la Justicia e incluso de su propia tropa, es una típica maniobra que hemos visto varias veces en la histórica política del país, con el mejor estilo "casta".
Al paralizar la obra pública, provoca inconvenientes con los envíos de las partidas de coparticipación a las provincias para luego poder negociar con los gobernadores y canjear votos para aprobar proyectos en el Congreso a cambio de transferirles dinero a las flacas arcas provinciales. Pero las paralizadas obras en general siguen así, paralizadas. Son muchos los reclamos por el calamitoso estado de algunas rutas nacionales, ante el total abandono de reparación y/o mantenimiento por parte de Nación. Incluso está "conversando" con alguna provincia para producir el traspaso de rutas nacionales a la órbita provincial.
Resulta fácil prever el deterioro a futuro. Al mejor estilo de la "casta" que tanto dice combatir. La intención primaria de suspender y no expulsar al ex senador Edgardo Kueider tenía la intención de no permitir que asuma su suplente, que pertenece al kirchnerismo. Al mejor estilo "casta". Hay que reconocer que ha mejorado muchos aspectos, incluso más de los que muchos pensaban que podía lograr, pero eso no significa que dejemos de ver la realidad en cuanto a formas y métodos. Ha logrado restar varios diputados nacionales a otras fuerzas y el armado del partido a nivel nacional también es una prueba de su estilo, aunque lo pretenda presentar cubierto de buenas intenciones.
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