Ministerio de Obras Públicas y Escultura de la Coima: "Monumento Nacional a la Corrupción y la Impunidad"
Origen histórico de la coima en Argentina
"Escultura de la Coima", observarla produce escalofríos: la posición del cuerpo, tenso y apurado; la mano oculta, a la espera del dinero. Una radiografía de los corruptos.
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Las contradicciones de la historia política argentina se reflejan de modo inequívoco en el edificio del ex Ministerio de Obras Públicas (MOP), símbolo de la corrupción en sus orígenes con la escultura de la coima en la Década Infame, se transformó en el de altruismo y resistencia la opresión con el discurso de Eva Perón en que pronuncia el Renunciamiento. Estas tensiones políticas se mantienen en la actualidad,
La historia ha calificado el periodo comprendido entre 1930 y 1943 como la Década Infame. En esos años, entre otros, presidieron de facto el país los generales José Félix Uriburu y Agustín Pedro Justo. Uriburu, quien gobernó desde 1930 hasta 1932, fue el general que derrocó al presidente que había sido elegido democráticamente en 1928, Hipólito Yrigoyen. A partir de 1932, electo por elecciones absolutamente fraudulentas, se hizo cargo Justo, que finalizó su mandato en 1938. Durante ese tiempo, la Década Infame, se produjeron numerosos hechos de corrupción, fraude electoral (como el que permitió la propia elección de Justo en 1931), represión política e impunidad.
En ese contexto surgirán los negociados con la exportación de carnes del ministro de Agricultura y Ganadería entre 1933 y 1935, Luis Duhau, que desembocaron en el atentado que le costó la vida a Enzo Bordabehere y el ulterior suicidio de Lisandro de la Torre. Paralelamente, la represión política imperante y la censura incluyeron la persecución de los políticos opositores, así como la clausura de los periódicos y las revistas con una posición crítica. Sin olvidar la corrupción y el nepotismo que ocuparon transversalmente todo el gobierno.
El asesinato de Bordabehere marcó toda esta época. Era un joven senador de la provincia de Santa Fe, que se destacaba por sus críticas al presidente corrupto y toda su cohorte. En un gesto de solidaridad, interpuso su cuerpo ante la bala que estaba destinada a de la Torre, también senador y santafesino, jefe de la bancada, quien también alzaba su voz denunciando la corrupción e impunidad del gobierno. El 23 de julio de 1935 sucedieron estos hechos y quien empuñó el revólver fue Ramón Valdez Cora.
El lamentable episodio originó una gran conmoción en el pueblo argentino y llevó a una genuina movilización popular. De la Torre acusó de complicidad al gobierno nacional. Su impecable actuación cívica y dedicación personal hicieron que la luz de la verdad ilumine los oscuros intereses del gobierno de Justo y sus patrocinadores, llevando al presidente a renunciar y simultáneamente apurar la finalización de esta tristemente célebre Década Infame. Pero, si bien este sombrío proceso institucional es muy conocido, durante su duración ocurrió un hecho de suma importancia que es casi desconocido para la mayoría de los argentinos.
La corrupción y el soborno, principalmente en la Década Infame, han constituido un verdadero "problema argentino", que se fue transformando en endémico en todo el país, al ser ejercido fundamentalmente por los dirigentes políticos cuando llegan al poder y empiezan a recurrir a los "beneficios" de la coima. Según la RAE, la palabra coima es de noción polisémica. En una de sus acepciones, la que abordaremos aquí, deriva del vocablo portugués coima, que significa multa, y este del latín calumnia, calumnia, por ser muchas multas resultado de una acusación falsa (1).
Como delito, la coima está tipificada como "cohecho" en el Código Penal Argentino, Capítulo VI, en el artículo 256, que dice: "Será reprimido con reclusión o prisión de uno a seis años e inhabilitación especial perpetua, el funcionario público que por sí o por persona interpuesta, recibiere dinero o cualquier otra dádiva o aceptare una promesa directa o indirecta, para hacer, retardar o dejar de hacer algo relativo a sus funciones" (2).
Es de destacar que pocos casos han sido tan emblemáticos y ejemplificadores como el de la "coima", que se convirtió en sinónimo de corrupción e impunidad. La palabra coima se origina en un acróstico (3) de la comisión formada en 1928, la Comisión Organizadora Integral de la Metalurgia Argentina (COIMA), para diagramar los proyectos de obra pública y llevarlos a cabo. Veremos cómo, a partir de 1930, Uriburu y Justo realizaron hechos de corrupción y se blindaron en la impunidad.
Para demostrar esta afirmación, nos abocaremos a la construcción de un rascacielos de 32 pisos, erigido en la avenida 9 de Julio de Capital Federal, para unificar toda la estructura del ya referido MOP. Los ministros de Obras Públicas (4) fueron: Manuel Ramón Alvarado del 20 de febrero 1932, finalizando su gestión el 7 de enero de 1936; Eleazar Videla como Ministro de Obras Públicas y Ministro de Marina desde el 7 de enero de 1936 finalizando el 20 de febrero de 1938 (5).
Los profesionales que participaron del proyecto y edificación fueron: el arquitecto que diseñó y dirigió la obra, Alberto Belgrano Blanco; el ingeniero estructural Marcelo Martínez De Hoz; el contratista, José Scarpinelli; el director de obra, arquitecto José Hortal. El 26 de noviembre de 1933 el Congreso de la Nación aprobó la ley de construcción del edificio, con las correspondientes expropiaciones que fueran necesarias. Fue el primer rascacielos financiado en su totalidad por el Estado Nacional. Tenía que ser terminado en catorce meses hasta el piso décimo y concluida un año después, todo supervisado por el ya citado arquitecto Hortal.
Respecto a la controversia sobre la realización de la escultura, hay tres nombres de escultores que habían realizado la escultura de la "coima", único monumento en el mundo: Troiano Troiani, Luis Perlotti (6) y Alfredo Bigatte. Por supuesto que quien la mandó a hacer, tuvo que actuar en la clandestinidad, porque en la documentación de la licitación no figuran en absoluto. Varios autores sostienen que Hortal habría informado a las autoridades de los sobornos entregados en la organización gubernamental COIMA. Pero al no recibir respuesta, se ocupó de conseguir el escultor y veinticuatro horas antes de la inauguración del edificio, la hizo colocar en la puerta de entrada.
Hay numerosos testimonios de la época que dan seguridad, que ante la difusión de las mismas las hizo populares y controvertidas. Citamos expresiones de artistas, políticos y periodistas entre otros. Agustín Pedro Justo dijo "que las esculturas eran una forma de arte patriótico"; Roberto Ortiz, vicepresidente en 1939, testimonió y defendió las esculturas como "una representación de la lucha contra la corrupción"; Luis Perlotti, renombrado escultor, criticó la corrupción y el soborno; Ernesto De La Cárcova, por su lado, expresó que eran "una obra maestra que reflejaba la realidad social".
También se manifestó Alberto Prebisch, arquitecto y urbanista, diciendo "que eran una parte integral del edificio del Ministerio de Obras Públicas". Y Carlos P. Tamayo, periodista y escritor, para quien es "arte social que reflejaba la época". De igual modo, Cesar González Echegaray, periodista y crítico de arte, dijo que las esculturas "eran una obra innovadora y audaz"; Héctor Álvarez Moreno, escritor y periodista, expresó que eran "representación de la lucha contra la corrupción", José Ortega y Gasset la consideró una "obra de arte que reflejaba la realidad social", mientras que Ricardo Rojas, escritor y político argentino, manifestó que "eran una forma de arte nacional que reflejaba la identidad Argentina".
Por otra parte, hubo investigaciones judiciales. Algunas de ellas fueron: Juan José Figueroa, Juez de la Cámara Nacional de Apelaciones en lo Criminal y Correccional; Enrique E. Mouchet, Juez de la Cámara Nacional de Apelaciones en lo Civil y Comercial; Fiscales: Manuela Carrillo y Eduardo V. Rocael. El Ministro de Obras Públicas fue acusado de corrupción y renunció en 1935. El Juez Figueroa lideró la investigación. El Director General de Obras Públicas Enrique H. Pérez fue cesanteado en 1936. El Fiscal Manuel Carrillo llevó a adelante la acusación.
Es importante destacar que a pesar de estas investigaciones muchas causas de corrupción no fueron resueltas debido a la influencia política y la sumisión de la Justicia al Poder Ejecutivo. Para ampliación recomendamos la lectura de "La Década Infame" de Félix Luna, "Historia Argentina" de Tulio Halperín Donghi y "Corrupción y Política en la Argentina" de Carlos Escudé.
La Década Infame es indudable que está muy bien representada por la "Escultura de la Coima". Observarla produce escalofríos: la mirada perversa; su campo de acción para determinar que no hay nadie; la mano oculta en la espalda esperando recibir el dinero; la posición del cuerpo, tenso y apurado. Es, justamente, la radiografía de los corruptos. Pensar en esa época y en los hechos denunciados por el Fiscal de la Patria, Lisandro de la Torre, sumados a la sangre derramada de Enzo Bordabehere, nos lleva a movilizarnos, a expresar y reclamar con energía: "¡Nunca Más Corrupción!".
Es destacable el hecho de contar con una "Escultura de la Coima", merced a quienes, en pleno proceso de degradación y deshonestidad, clandestinamente se animaron a hacerla y a ponerla en ese lugar, para expresar su profundo rechazo a la obscenidad e impunidad de la corrupción. Misteriosamente, la "Escultura de la Coima" es accesible a la mirada pública, ya que se ubica en la sede de lo que fuera el histórico MOP, con domicilio en Av. 9 de Julio 1925, ex Capital Federal. La filosofía no sólo es "la mano en la lata" que magistralmente es esculpida en el monumento a la Coima, sino según la expresión de Jaime Barilko "la mente en la lata", como estigma de la "Patria Contratista" en Argentina.
(2) Título del capítulo sustituido por art. 30 de la Ley N° 25.188 B.O. 1/11/1999. Vigencia: a los ocho días desde su publicación.)
(3) Acróstico según la RAE: "adj. Dicho de una composición poética: Constituida por versos cuyas letras iniciales, medias o finales forman un vocablo o una frase".
El Ministerio de Obras Públicas de la Nación (MOP) se transformó con el tiempo en el Ministerio de Bienestar Social y con posterioridad en el Ministerio de Salud, con la icónica pintura que expone la imagen de Eva Perón, la que dio lugar a que se lo conozca popularmente como "El Edificio de Evita". Desde allí, el 22 de agosto de 1951, ella pronunció el célebre discurso de su renunciamiento histórico, transformándolo en un ícono de la Justicia Social.
"Eva", uno de los murales dedicados a Evita.
Luego de que el edificio del ex MOP se convirtiera en Monumento Histórico Nacional (Ley N° 25582, de 2002), el 8 de marzo de 2010, por Decreto Nº 329, Eva Perón es declarada "Mujer del Bicentenario", a doscientos años de la Revolución de Mayo. Como consecuencia de este homenaje y producto de la decisión política de Cristina Fernández de Kirchner, inspirada en la imagen de Ernesto "Che" Guevara de La Habana (Cuba), posteriormente se instalaron sobre las fachadas norte y sur del icónico edificio dos retratos de Evita, elaborados en acero por el escultor Alejandro Marmo.
El 26 de julio de 2011, con motivo del 59° Aniversario del Fallecimiento de Eva Perón, Cristina Kirchner, en un intento por apropiarse del capital histórico político y social, inauguró un mural sobre Evita diseñado con la colaboración del artista plástico Daniel Santoro y realizado por el citado Marmo; reproduce la imagen de Evita de la portada del libro "La razón de mi vida", se titula "Eva de los humildes" y está en la fachada sur del Ministerio de Desarrollo Social. La segunda imagen, llamada "Eva", está situada en la fachada norte y orientada hacia el Obelisco; fue inaugurada el 24 de agosto del mismo año, con motivo de conmemorarse el renunciamiento de Evita a la candidatura a la vicepresidencia de la Nación.
La paradoja política y la circularidad de la historia
"Monumento a la Coima" o "Monumento a la Justicia Social". La paradoja política se produce debido a que en el ex edificio del Ministerio de Obras Públicas en el que durante la Década Infame se construye el Monumento a la Coima, con la escultura representativa -clandestinamente instalada-, se produce una metamorfosis porque se transforma en el símbolo del repudio a la corrupción y a la impunidad.
La circularidad de la historia se evidencia en que con el paso del tiempo la máxima autoridad política argentina, Cristina Fernández de Kirchner, en ejercicio de la Presidencia de la Nación, inauguró los murales en homenaje a Eva Perón, y actualmente se encuentra condenada -junto a una cantidad importante de funcionarios políticos de su gobierno- por delitos de corrupción vinculados a la Obra pública y afines.
El 23 de noviembre de 2024, la Cámara de Casación Penal confirmó la Sentencia condenatoria de Cristina Fernández de Kirchner por administración fraudulenta en la causa por la Obra pública de Santa Cruz. Lamentablemente no hemos aprendido la lección y seguimos viviendo en una situación endémica en nuestro País. Insólito pero real. Parecería que la escultura de la Coima, más que llevarlos a la Justicia, los siguiera inspirando para producir cada día una nueva fechoría en perjuicio del Pueblo argentino.
Por ventura aún hay muchísimos políticos honestos, que no son noticia. Es necesario que la Justicia actúe con rapidez y eficacia, para que nunca más exista la coima en la Obra pública, el soborno, la corrupción y la impunidad. Curiosamente el monumento nacional a la Coima fue construido sobre la llamada "Calle del Pecado". En el edificio del ex Ministerio de Obras Públicas (MOP) primero y de Bienestar Social después, coexisten el "Monumento a la Coima" y el "Monumento a la Justicia Social". En realidad, para que en Argentina exista Justicia Social debe desterrarse la Coima, cuya escultura nos obliga a conservarla en la memoria como señal de alerta para no repetir errores.
Hace poco, en una entrevista televisiva realizada en TN al actual Jefe de Gabinete de Ministros de la Nación, Guillermo Francos, Jonatan Viale lo consultó si estaba previsto vender junto a otros edificios públicos el histórico edificio del MOP, a lo que Francos respondió que existe un relevamiento sobre una cantidad importante de edificios públicos con destino a ser vendidos por el Estado Nacional en el marco de un proceso de recorte del gasto público y reducción del estado tendiente al déficit cero, entre los cuales no figura el ex MOP, pero que no se descarta incluirlo en el futuro, con la dificultad singular de encontrar un oferente privado para un edificio ubicado en Av. 9 de Julio.
La grieta política entre liberales-libertarios y nacionales, entre mercado y estado, tiene su correlato en la ética: beneficio privado o bien público. La coima es un delito que requiere de dos sujetos: uno de ellos privado (el empresario) y otro público (el funcionario), no es como dice el actual presidente de la Nación, Javier Milei, que lo ve como un mal endémico exclusivamente estatal.
Intentos fallidos de demolición
Dos sujetos políticos asociados a la implementación de políticas económicas neoliberales, intentaron desterrar el mito de la resistencia política y el heroísmo patriótico, reemplazando las funciones esenciales del Estado por la primacía del mercado bajo el nuevo lema: "El pilar de la Patria es el individuo". En 1995, Carlos Saúl Menem intentó persuadir a la opinión pública a los fines de lograr demoler el emblemático edificio.
A pesar de ser declarado Monumento Histórico Nacional en 2002, mediante la Ley N° 25582 de ese año, una segunda tentativa frustrada se produce a fines de agosto de 2022, cuando el legislador porteño Roberto García Moritán presentó un proyecto de demolición, para evitar piquetes y movilizaciones populares. Por su parte, en recientes declaraciones, Javier Milei planteó la necesidad de "dinamitar" el edificio del ex MOP (lo pretende cerrar y demoler), manteniendo viva la polémica.
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