Por Berta C. Wexler y Graciela C. del Valle Sosa
Por Berta C. Wexler y Graciela C. del Valle Sosa
El Bicentenario de la Independencia del Perú nos convoca a una relectura de la participación de las mujeres en este proceso.
En la mayoría de los países americanos fueron excluidas de todos los órganos del poder y de la historiografía hasta fines del siglo XX. Desde la etapa de la conquista se conoció escasamente el papel que cumplieron en la sociedad de cada país. Sus acciones en los espacios públicos fueron ocultadas ya que las recluyeron al espacio privado. Sin embargo, en este país milenario se revisó la historia del Perú antiguo con las investigaciones de la Doctora Ruth Shady, realizadas a fines del siglo pasado, avaladas por la UNESCO.
Esta científica, con el registro de las fuentes escritas y arqueológicas, ha demostrado un importante "rol femenino", al encontrar en Caral, una civilización de más de 5000 años. Sus indagaciones plantean la existencia de diosas poderosas en la cosmovisión andina ancestral "con la supervivencia y la alimentación que se habría visto reflejado en el ámbito terrenal con el reconocimiento de gobernantas que gozaron de un enorme poder y prestigio en las sociedades de su tiempo".
Con el descubrimiento de la tumba real de la Dama de Cao en el año 2017 y de grandes culturas preincaicas, como la mochica, se ha vigorizado el poder femenino.
Cuando la rebelión de Túpac Amaru
El destacado rol de las mujeres en los inicios del proceso de la independencia, estudiado por Sara Beatriz Guardia, permitió conocer sus nombres en las rebeliones de 1780 contra los españoles en el alzamiento de José Gabriel Condorcanqui, Túpac Amaru y su mujer Micaela Bastidas. En ese momento, se movilizaron miles de indígenas en el valle de Tinta junto a Tomasa Tito Comendayta (cacica de Acos), Cecilia Túpac Amaru (prima de José Gabriel), Bartolina Sisa (esposa del líder aymara Túpac Catari), Gregoria Apaza, Teresa Quispe y muchas más. Ellas ayudaban a movilizar las tropas y en el mantenimiento de la alimentación, hacían de espías, eran correos de las comunicaciones, daban órdenes y ofrecían todo tipo de ayuda a los rebeldes.
Tomasa fue ejecutada en la plaza de Cuzco, igual que Micaela "…antes de matarla le cortaron la lengua,... le dieron patadas en el estómago y pechos" para que los verdugos la acabasen de matar. Según la sentencia realista, "después le cortaron la cabeza que fue expuesta varios días en el cerro Picho. Desprendieron sus dos brazos, uno de sus dos brazos fue enviado a Tungasuca y el otro a Arequipa. Una pierna a Carabaya y el resto del cuerpo quemado".
Esta insurrección fue la más grande de su tiempo, hizo temblar el sistema americano, y "ya nada fue igual en la colonia", según Boleslao Lewin. Después de las ejecuciones de 1781, en 1783, fueron condenadas al destierro por haber participado 92 mujeres, de las cuales 17 eran niñas, tal como lo explica Sara Beatriz Guardia en sus investigaciones. Desde el Cuzco hasta el puerto del Callao, recorrieron a pie 1400km en tres meses. Sólo llegaron 15 por las terribles condiciones del viaje entre las inclemencias del clima, fatiga, hambre, sed y falta de atención médica. Las embarcaron a México en un buque y ninguna llegó. Este episodio totalmente ignorado por la historiografía y la mayoría de los peruanos, hoy el Centro de Estudios Histórico Militares del Perú lo reconoce como la Caravana de la Muerte y el nombre de todas esas mujeres se encuentra en una placa del Panteón de los Próceres, en la Casona de San Marcos, Lima.
Tres rostros para la numismática y el recuerdo
El Banco Central de Reserva del Perú, en homenaje a las mujeres que participaron en la independencia, ha emitido monedas con el rostro de tres casos emblemáticos del Bicentenario:
-María Parado de Bellido defendió a los patriotas y fue llevada en procesión en torno a la plaza huamanguina, en cada esquina un oficial leía la sentencia dictada por jefe militar realista Carratalá, justificando su acción «para escarmiento y ejemplo de los posteriores por haberse rebelado contra el rey y señor del Perú». Ella fue fusilada por un pelotón de soldados en Ayacucho, en mayo de 1822. En los informes de los jefes realistas se registraron sus palabras antes de ser ejecutada: "No estoy aquí para informar a ustedes, sino por la causa de la Libertad".
-Las hermanas María e Higinia Toledo y su madre Cleofé Ramos, derribaron un puente colgante sobre el río Mantaro, para evitar el avance de las fuerzas realistas; hoy se las reconoce como las Heroínas de Toledo.
-Brígida Silva de Ochoa transportaba comunicación entre los patriotas de las afueras de Lima.
En 1814, la rebelión de Cuzco fue un estallido popular que ayudó a la Revolución, allí se destacaron las mujeres que tomaron Huamanga, según Luis Miguel Glave. Ventura o Buenaventura Ccalamaqui, arengó a cientos de campesinas de la localidad para levantarse ante un destacamento español. También Juana Noin (llamada la rubia), mujer de pueblo, tomó protagonismo y fue una gran transgresora en favor de los patriotas.
"Caballeresas" y "libertadoras"
El Decreto Supremo del 11 de enero de 1822 lleva la inscripción: "Al patriotismo de las más sensibles". Ciento cuarenta y cuatro damas limeñas, seglares y monjas (escogidas entre las más notables), conformaron grupos en apoyo a las luchas independentistas y, por esa razón, el General San Martín les otorgó la condecoración conocida como "Caballeresas de la Orden del Sol". Rosa Campusano Cornejo y Manuela Sáenz Aizpuru también la recibieron, aunque este reconocimiento no tuvo demasiada trascendencia en la construcción de sus figuras en la historiografía.
Rosa Campusano Cornejo, compañera de San Martín en Lima durante pocos meses, fue conocida como la "Protectora del Libertador del Perú". Ricardo Palma, recupera su historia en las "Tradiciones Peruanas". Sin embargo, investigaciones recientes la rescatan como sujeto histórico en franca superación de la mirada patriarcal que solo la ubica en la ilegitimidad en la vida del General.
Manuela Sáenz, amante del General Bolívar durante varios años, compartió el compromiso con la causa independentista y también la custodia de documentos de Estado. En la correspondencia mantenida con él, puede leerse: "Tú eres la Libertadora del Libertador" … "Ella es también Libertadora, no por mi título, sino por su ya demostrada osadía y valor, sin que usted y otros puedan objetar tal … De este raciocinio viene el respeto que se merece como mujer y como patriota".
El patrón religioso católico, principio ordenador de la sociedad novohispánica, ubica a ambas mujeres (y a tantas otras) en el lado oscuro de la moral, y en consecuencia, han quedado invisibilizadas como sujetos históricos. Restituir sus historias con nuevas interpretaciones en la memoria colectiva es un desafío. Sus figuras se extienden hasta nosotros a través de la literatura y de las nuevas investigaciones que se están realizando para seguir aportando nuevas respuestas. Y, sobre esto, hay mucho por decir todavía.
(*) Contenidos producidos para El Litoral desde la Junta Provincial de Estudios Históricos.
Con el descubrimiento de la tumba real de la Dama de Cao en el año 2017 y de grandes culturas preincaicas, como la mochica, se ha vigorizado el poder femenino.
Ciento cuarenta y cuatro damas limeñas, seglares y monjas, conformaron grupos en apoyo a las luchas independentistas y, por esa razón, el General San Martín les otorgó la condecoración conocida como "Caballeresas de la Orden del Sol".