Cuando César Luis Menotti llega a Huracán la situación en Argentina era una, política y socialmente; cuando termina su campaña con ese club era otra. Asumir el seleccionado nacional, su dirección técnica fue una definición política antes que meramente deportiva y dentro de lo deportivo lo absolutamente profesional, esto es, su crecimiento. Tomar estas cuestiones como hechos aislados lleva a desgarros y precipicios porque el camino nunca es recto, hay curvas y extravíos. Pasaron cosas en 1973 y pasaron otras cosas en 1976.
La aparición de una nueva película sobre el Mundial 78 trae a la superficie una cuestión que es parte de mis temas permanentes: ¿Nos podremos ir de la Década del 70 alguna vez? ¿Habrá un cierre y un avance… o seguiremos, como esta película demuestra, planteándonos el tema como una deuda que nunca se termina de pagar? Entiendo a los jóvenes que, como corresponde, con la parcialidad que da la pasión, presentan el tema. No entiendo a quienes deberían interpelarse y sostener: estuve, fui, quiero decir lo mío.
Sostener a Los Montoneros como los héroes que se enfrentaron a la Dictadura Militar del Segundo Gobierno del Partido Militar (1976-1983) es difícil de argumentar desde una investigación exhaustiva. Desde el acopio de datos de cercanía, desde el amor filial y la necesidad comercial, más el desgano ideológico de quienes van muriéndose sin centrar la sociedad argentina y todos sus comportamientos como eje es una forma de descuidar la verdad, de aceptar lo parcial como absoluto, por lo menos como lo más verosímil.
No está bien el silencio de los testigos. Ese enojo contra el olvido debe existir. Nada es absoluto en estas cuestiones donde se mezclan un cuento, un amor, una visión parcial y un negocio, pero el vacío de respuestas se parece demasiado a un fallo definitivo y por allí va la re pregunta: ¿Si aceptamos estos informes como definitivos saldremos del 70?
Sobre 1971, Menotti llega a Huracán. Trae su idea del fútbol. Y de acomodar su idea a los posibles actores. El 73 cruza todas las historias. En el 74 muere Juan Domingo Perón. No son años sencillos para Argentina. Desde 1966 el Primer Gobierno Militar, con civiles prestos a colaborar, manda en el país. El Ejército (los militares), conviene aclararlo, tiene soldaditos y presupuestos que recién pierden con Carlos Menem que elimina el Servicio Militar Obligatorio y elimina de los Gastos Ordinarios del Presupuesto Nacional el mantenimiento de los "pertrechos militares". Es con Menem que el Ejército se convierte en una mascarada para las fotos de los días de "la patria".
Menotti no llega a un lugar cualquiera, a cualquier equipo, llega al reducto de David Bracuto, de Paulino Niembro, de la UOM. Desdeñar estos antecedentes sobre el peso de Menotti sobre 1974, con un equipo que todos elogiaban y que el gremialismo apoyaba es olvidar cómo es el manejo de Argentina, sus pasillos y sus sitios oscuros, sitios que siguen oscuros.
Conocí a Troilo, le hice una foto con dos cuchillos de cocinero, uno en cada mano. Troilo se llamaba el cocinero de la concentración de San Lorenzo y es "El Ratón" Ayala, delantero de la selección de 1974, quien pide que lo lleven a Alemania para el Mundial 74 para que la comida tenga esa característica, la del buffet de San Lorenzo. Llevan un "container" de comida argentina (cortes de carne), incluidas dos mortadelas enteras, porque un jugador comía, a media mañana, un sandwich de mortadela como desayuno. Un hábito que mantenía desde la infancia en un suburbio ancestral.
Ya en Alemania, dudan, ante un reemplazo en el plantel, entre Carlos Babington y Carlos Aimar. Un exquisito y un rústico. No son solo anécdotas, son parte del origen de un fracaso. Es en ese mundial donde el mejor equipo sale segundo: "La Naranja Mecánica". Holanda. El fútbol total. Un zaguero lateral que puede ser puntero y un jugador del medio campo que puede ser el 9 goleador o zaguero. Ruud Krol y Johan Cruyff.
A su modo, el fútbol total estaba ya en Huracán, pero es Holanda la que lo muestra. Y lo muestra otra vez en 1978. Lo persigue años después en Barcelona y la idea persiste: no hay puestos fijos, hay funciones necesarias. Una frase va de un lado al otro del océano: si tengo la pelota no me pueden atacar y si no me pueden atacar la mejor defensa es tener la pelota.
Perdida una sede (1970) queda para Sudamérica 1978 y ya se sabía que se jugaba en Argentina sobre 1972, que es cuando se define. En el viejo restaurante Hamburgo, quien escribe, sobre una hoja de agenda mensual, el esquema de un armado de equipo técnico es Jorge Taboada. Quería de manager a Jorge Kisntenmacher. Menotti era el DT. El eje en el cuerpo médico era un personaje que debería ser atendido con más fineza: Rubén Darío Oliva. Maestro de grado. Profesor de Educación Física. Finalmente médico.
Él dice una frase que repito: "No te recibís de partero acompañando de excursión a una docena de parturientas. Es otra cosa". Desde las infiltraciones (quitar sangre del tejido tumefacto, agregar calmante por la misma vía), hasta el régimen de comidas, para que aguanten más tiempo antes de empezar a quedarse sin oxígeno de calidad en los pulmones, todo lo hace el doctor Oliva. Es quien luego, ya en Milán, tiene una cátedra donde la medicina deportiva se convierte en eso, en algo más que sentarse en el banco de suplentes y sacar fotografía de las rodillas y los caracoleantes meniscos.
Oliva es el que, en un duro momento sostiene: quedémonos, somos más útiles dentro que fuera. Una de las primeras personas que "ayuda" a salir del país el doctor es a un miembro cercanísimo de su familia. Y siguen ayudando de ese modo; cuestionar hoy es sencillo, no lo aconsejo. La estadística ayuda a entender. Sobre los 9.000 desaparecidos (para dar un número redondo) hay poquísimos miembros del Partido Comunista.
No es solamente José Martínez de Hoz y el comercio con Rusia. Es el salvataje hormiga. Y si en películas como en historias y novelas se enaltece a quienes hicieron eso, el salvataje hormiga… ¿Por qué no enaltecerlo en Argentina? Vicente Zazpe, monseñor Zazpe, hacía eso. Existen constancias de Mimicha Bobbio de Reutemann y del propio "Lole" respondiendo positivamente ante pedidos semejantes.
Como sostiene Alfredo Le Pera, "el mundo siguió andando". Alberto Lacoste es quien pide la inclusión segura de Norberto Alonso, "El Beto" Alonso, un ídolo riverplatense que no estaba en los planes finales de Menotti. Nunca fue su jugador. En Polonia se lesiona Hugo Gatti, que era su arquero, y aparece Ubaldo "El Pato" Fillol. El River campeón tiene un mediocampista rústico pero eficiente: Héctor Ártico. Menotti elige al suplente: Daniel Pasarella. El zaguero lateral que vigila la punta derecha del contrario es Jorge Carrascosa, que por militancia decide renunciar y así aparece Alberto Tarantini.
En el esquema de Menotti, Jorge Olguín era más que el jugador que piden los periodistas: Vicente Pernía. Ante la insistencia dice dos frases. Una es: "¡Y dale con Pernía!" La otra es rigurosa: "Pernía es triste". Ni Luis Galván ni Osvaldo Ardiles eran los héroes de los cronistas como Leopoldo Luque era más que Mario Kempes y ambos más que Ricardo Villa… y por allí se arma un equipo entre azar, capricho y conocimiento.
En rigor, Juan de Biase, José María Casabal, Pedro Uzquiza, Jorge Taboada, a mi modo debo incluirme, pertenecíamos a los pocos que estuvimos allí. Esos domingos en Hamburgo los presidía la nostalgia porteña de Osvaldo Ardizzone. Acompañaba la militancia de un tanguero, un cantante cuyo apellido se me borra entre los "crooners" de Juan Sánchez Gorio o Donato Racciati. La memoria también es eso que no recuerdo y muy de vez en cuando se pierde.
El diálogo con los militares lo tenía fuera de nosotros. A veces pedía que lo acompañase el doctor Oliva. Hay algo sensacional que debería "constar en actas". El contralmirante Lacoste siguió en el Comité Olímpico muchos, muchos años más. Busquen data. Busquen. Es un desafío. No hay cifras de uso diario de salarios, relación sueldo versus dólar y sueldo contra la canasta familiar de esos años. Están, pero no se usan. Cualquier documental en serio los debe usar,
Tampoco se usan los datos de la relación que denuncia Raúl Alfonsín: "Pacto Cívico Militar". Un alarde publicitario fenomenal porque los ministros civiles eran más radicales que peronistas, pero David Ratto y el pibe Pichon-Rivière sabían hacer las cosas. Cuando denostan a Alfonsín atacan a quien demostró que no eran Los Montoneros los héroes contra la Dictadura, una dictadura dura, cruel y asesina: ¿Está claro?
Un yerro duro de explicar fue la película de Renán y Sergio la pagó con su currículum averiado para siempre. Esta película va para el otro lado. Pretende subir un currículum de los autores y logra un éxito fenomenal en un punto: que alguien -sin memoria, sin data, sin un sitio donde consultar- crea que la oposición real y efectiva contra el Partido Militar fue Mario Firmenich y con él Los Montoneros.
En todas estas cuestiones sobre el Mundial 78 invito a recordar el partido final contra Holanda desde el minuto 70 en adelante, cuando Rob Rensenbrink estrella una pelota contra el palo. En ese instante pregunto: ¿Pagó el general Jorge Videla esa suerte? Por lo bajo agrego: yo sé qué pasó con Ramón "Chupete" Quiroga en Rosario.
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