Raúl S. Vinokurov
Raúl S. Vinokurov
Los dichos del senador Mayans fueron un inesperado sincericidio, que por supuesto luego se trató de explicar con el clásico "que no se dijo lo que se dijo". También hay que agregar lo expresado por el presidente Alberto Fernández, acerca de que el próximo era él. Estas declaraciones a un medio extranjero no estuvieron debidamente documentadas y a esto se suma una nueva amenaza a Cristina, esta vez telefónica, desde La Plata.
En la escalada política promovida ante el avance del juicio donde se acusa de corrupción a muchos y a Cristina de ser la jefa de una asociación ilícita, se usaron muchas cosas, desde acusar a la oposición, a la justicia, a los medios, un día de asueto, intentos de repudios institucionales más de una vez, una misa en Luján que terminó en una lamentable batucada y el pedido de perdón por parte de los responsables de la Basílica que además despertó diferencias en la jerarquía de la Iglesia de nuestro país.
A las sospechas iniciales que provocaron la actuación de la custodia, de la policía, de los "expertos" en desencriptar los teléfonos, si la pistola era o no era, se suma el paso de los días sin que tengamos avances significativos. Se detuvo a una amiga de Brenda Uliarte, lo que daría a entender que existiría un grupo organizador, pero al mismo tiempo se los descalifica como "lúmpenes" o con algún retardo madurativo sin poder determinar ninguna conexión con algún sector político o de otro tipo.
Mientras tanto, el juicio continúa con los alegatos de los defensores, con la inflación imparable y donde tampoco en esto veamos un plan, un principio de solución que comience a aliviar las angustias y sufrimientos populares. Con la violencia institucionalizada, con robos y muertes, en un país donde los argentinos no podemos compartir un partido de fútbol y fuera de la cancha también nos matamos, pero a los pocos minutos el partido se juega, como si nada hubiera pasado.
A pesar de todos los intentos por controlar la Justicia (la cantidad de miembros de la Suprema Corte, la elección de jueces por el voto popular, modificar la Constitución, cuestionar la autonomía de la ciudad de Buenos Aires, etc.), entre otras cosas, la República se defiende, apela a sus reservas y plantea la necesaria lucha política para evitar su degradación y destrucción.
Es cierto que Cristina Fernández siempre mantiene la centralidad política, determina la agenda, conserva la iniciativa y capacidad para generar hechos que supuestamente la favorecerán, aunque no siempre consigue los resultados que busca. Y sigue siendo dueña de sus silencios.
La gestión de Sergio Massa está logrando pequeños éxitos en su relación con el FMI y otros organismos internacionales, y esto constituye algo que el kirchnerismo en general no solo no compartía, sino que además impedía que se logre. Ahora se callan superados por la situación general del país y no tienen otra alternativa que aceptar al otrora enemigo, con el ajuste que están implementando. Sergio Massa continúa trabajando para mostrarse como presidenciable.
El fallido atentado contra Cristina Fernández no logra la invisibilidad de la realidad política, económica y social y desde el oficialismo hay sectores que dan como segura una derrota electoral el año que viene. Y contra esta posibilidad ya se están haciendo algunas cosas. Intentos de suprimir las PASO, volver a implantar las nefastas listas sábanas, o bien la Ley de Lemas. De la boleta única no se habla. Ningún sector habla.
Necesitamos el pronto esclarecimiento del atentado contra Cristina, pero algo creíble, sólido, necesitamos la verdad. Necesitamos medidas concretas, orientadas a mejorar y solucionar la triste realidad que soportamos. Necesitamos que se combata en serio la violencia y la inseguridad en nuestras calles. Necesitamos que el juicio contra la presunta asociación ilícita encabezada por Cristina se desarrolle con normalidad, dentro de las leyes y reglas de la República, y que cualquiera sea el resultado se fundamente sólidamente, que sea aceptado por la gran mayoría. Necesitamos saber la verdad. Comenzar a rellenar la grieta.
Necesitamos poder trabajar, estudiar, crecer, sin pensar en irnos a otro país. Necesitamos paz.