La escasez del recurso humano en medicina en Argentina es una cuestión compleja que involucra tanto aspectos económicos como sociales. Por un lado, la falta de médicos y profesionales de la salud puede atribuirse a factores económicos, como salarios bajos y condiciones laborales desfavorables que pueden desalentar a los profesionales a ejercer en el país o incluso llevarlos a emigrar hacia otros lugares donde encuentren mejores oportunidades.
Por otro lado, también hay aspectos sociales que contribuyen a esta escasez. Por ejemplo, la falta de infraestructura adecuada en muchas regiones del país, especialmente en áreas rurales o remotas, puede dificultar el acceso a servicios de salud de calidad. Además, la falta de programas de capacitación y formación especializada en determinadas áreas médicas puede limitar la disponibilidad de expertos en campos específicos.
Es cierto que en Argentina se gradúan muchos profesionales en medicina, pero no todos deciden ejercer de inmediato o en el país. Existen diversas razones que pueden llevar a los profesionales a no ejercer al instante después de graduarse.
Una razón posible es la preferencia por realizar estudios de postgrado o especialización antes de comenzar a ejercer. Algunos deciden ampliar sus conocimientos y mejorar sus habilidades a través de programas de residencia o maestrías antes de ingresar al campo laboral.
Además, también hay aquellos que eligen ejercer en áreas relacionadas con la medicina, como la investigación, la docencia o la gestión de salud. Estas áreas pueden ofrecer diferentes oportunidades y desafíos que pueden resultar atractivos.
En resumen, la elección de no ejercer de inmediato después de graduarse puede estar influenciada por diversos factores, como la falta de oportunidades laborales, el deseo de seguir estudiando o la preferencia por otras áreas relacionadas con la medicina. Pero fundamentalmente las malas remuneraciones
En definitiva, si hay una escasez de recurso humano en el sector de la salud en Argentina. Aunque se gradúan muchos profesionales en medicina, la demanda de atención médica supera la oferta de profesionales disponibles, especialmente en ciertas especialidades y en áreas geográficas específicas.
Esta escasez puede tener varios impactos, como la falta de acceso o demoras en la atención médica, una mayor carga de trabajo para los profesionales de la salud existentes y la necesidad de contratar personal extranjero o realizar contrataciones temporales para cubrir la demanda.
Es importante abordar esta situación desde diferentes perspectivas, tanto a nivel económico como social, para buscar soluciones que promuevan una mejor distribución de los recursos humanos en el sector de la salud y así garantizar una atención médica de calidad para todos los ciudadanos.
El campo de estudio de la "moratoria social" ha sido explorado por diversos sociólogos y expertos en ciencias sociales a lo largo del tiempo. Algunos de los investigadores y académicos que han contribuido a este tema incluyen a Erving Goffman, uno de los sociólogos más influyentes del siglo XX, quien estudió el comportamiento humano en situaciones sociales específicas, incluidas las pausas en las normas sociales.
Otros sociólogos, como Anthony Giddens y Herbert Blumer, también han investigado temas relacionados con la interacción social, las normas y los cambios culturales en la sociedad.
Este ovillo nos lleva a un sistema sanitario recesivo, no solo en el aspecto económico en cuanto a la mala remuneración que es la consecuencia pero a la vez causa de no ser la mejor alternativa negociable para los profesionales que salen, sino que hay otro fenómeno transversal que tiene que ver con la formación del recurso humano; con la formación de nuestros jóvenes profesionales que, no solo impactan en el sistema sanitario, sino que también lo hacen en el sistema educativo. Y ahí es donde salta la chispa a lo más esencial de la pirámide poblacional de nuestro capital humano.
Entonces el problema sanitario tiene que verse con una mirada en la cual nuestros jóvenes profesionales (nuestros médicos) terminan siendo mal pagos, es cierto; pero formar a un médico tiene un costo enorme y un valor muy bajo porque la relación de costo, precio y valor termina siendo impactante a la hora de tomar decisiones para un profesional que está transitando un estado de adolescencia, en la mayoría de los casos una adolescencia tardía, y de juventud en la cual hay fenómenos intrínsecos (psicológicos) que se explican por este fenómeno de moratoria social (1) tal como lo indica Erikson (1960) (2) donde lo establece claramente; después Mikel lo termina de definir. En el cual los jóvenes postergan la paternidad, postergan aspiraciones de índole social por aspiraciones de índole personales, como estudiar. Esto que llamó “moratoria social” los invita a esos jóvenes a postergar el matrimonio y la procreación para enfocarse en las responsabilidades personales y prepararse para la vida laboraL (3).
Esta postergación que todos los jóvenes experimentan, que tiene fundamentos científicos y psicológicos, se ve frustrada cuando se enfrenta a un mundo que no los valora y en el cual no tienen alternativas para elegir. El sistema educativo y sanitario transitan por los mismos caminos, entonces nos damos cuenta que es un problema generalizado y sigue siendo un tema de liderazgo.
Es un tema de poner el eje donde debemos ponerlo, y en realidad tratar de armonizar la realidad y la expectativa que tenemos como jóvenes o como sociedad en un plano de reconocimiento de cada actor social. Y eso termina siendo la causa de todo lo que después padecemos en un sistema educativo, en un sistema sanitario, en el cual solo somos héroes sociales y hablamos de medicina desiderativa, la medicina del deseo, de lo que debiera hacer y no de un proyecto y un programa que tenga que ver con buscar el éxito de los proyectos, el éxito de las aspiraciones y el éxito como un fin. Es darle las herramientas de productividad a nuestra juventud para que manejen la libertad con responsabilidad y le generen valor a la sociedad en todos los ámbitos donde se desempeñen; así es que la salud termina siendo eso precisamente: el bienestar físico, psíquico, mental, espiritual y económicamente productivo para la sostenibilidad del modelo.
Hay que tener una mirada mucho más amplia de la causa del problema porque si no, vamos a ser capaces de escribir una realidad pero no entender hacia dónde enfocarnos para lograr los resultados que esperamos y esos resultados que esperamos nos llegan cada cuatro años y ese es el problema. Son resultados que llegan en quince o veinte años entonces: hay que empezar lo antes posible a generar cambios que trasciendan nuestros periodos de gobierno, de gestión, porque no se construyen modelos sociales culturales y productivos en un periodo de gobierno, obviamente que se necesita un pacto social para construir una sociedad que evite la migración del poco recurso humano que se pudo formar y que nos queda como capital humano, y evitar así que se vayan o que vengan otros de menor calidad a ocupar esos espacios o que simplemente se deshilache la trama social en un sistema anárquico y fragmentado como el que tenemos.
El campo de estudio de la “moratoria social” ha sido explorado por diversos sociólogos y expertos en ciencias sociales a lo largo del tiempo. Algunos de los investigadores y académicos que han contribuido a este tema incluyen a Erving Gorrman, uno de los sociólogos más influyentes del siglo XX, quien estudió el comportamiento humano en situaciones sociales específicas, incluidas las pausas en las normas sociales.
Psicólogo y psicoanalista germano-estadounidense de origen judío reconocido mundialmente, entre otras áreas, por sus contribuciones en psicología del desarrollo. Sus teorías acerca de la crisis de identidad de laadolescencia —y su correspondiente impacto sobre la personalidad del individuo—, así como su propuesta de que la principal neurosis que afectaba a los Estados Unidos tras la guerra mundial era el narcisismo, alcanzaron gran popularidad en los años cincuenta y sesenta. Una encuesta, publicada en la Reviewof General Psychology en 2002, situó a Erikson como el duodécimo psicólogo más eminente del siglo xx.
Otros Sociólogos, como Anthony Giddens y Herbert Blumer, también han investigado temas relacionados con la interacción social, las normas y los cambios culturales de la sociedad.
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