Los pliegos para la Corte apuntan a "reperfilar" el Alto Tribunal
Más allá de la discusión de nombres (y géneros), el gobierno no está conforme con que la cabeza del Poder Judicial sea renuente a acompañar sus reformas y prefiera que a los temas políticos los resuelva la política.
El gobierno nacional propuso a Ariel Lijo y a Manuel García Mansilla para ocupar lugares en la Corte Suprema de Justicia de la Nación.
La decisión del presidente Javier Milei de avanzar con las postulaciones de Ariel Lijo y Manuel García-Mansilla se sostuvo en los últimos días de la semana que pasó, desafiando las críticas al primero y también la impugnación al hecho de que se haya optado por dos varones, en Tribunal donde solamente está representado el género masculino. También mereció observaciones el hecho de que en alguna medida se jubile anticipadamente a Juan Carlos Maqueda, poniéndole sucesor cuando todavía tiene varios meses de gestión por delante antes de cumplir la edad jubilatoria de 75 años, y descartando así de antemano la posibilidad de considerar una prórroga.
La voluntad del Jefe de Estado, que como en muchos otros casos nunca se sabe cuánto tiene de convicción inamovible y cuánto de táctica distractiva, enfrentó así con firmeza y determinación la polémica, acaso porque eso era precisamente lo que buscaba. Porque la verdadera estrategia seguramente apunte a otros objetivos, a fines de los cuales los nombres puestos a consideración de la opinión pública en general, y del Senado en particular, tienen carácter determinante sólo en la medida en que sean funcionales a ella.
Ariel Lijo, uno de los postulados para integrar la Corte Suprema de Justicia de la Nación.
En este punto, no se usó en vano la expresión "reconfiguración" de la cabeza del Poder Judicial. No se trata de agregar dos ministros al supremo tribunal para que éste siga funcionando como hasta ahora, sino para "enderezar" su rumbo a los propósitos del gobierno. Pretensión por otra parte absolutamente legítima, pero que conviene tener presente a los fines de cualquier análisis, para centrarlo en ella y no en las cortinas de humo que hábilmente se despliegan.
La actual Corte exhibe una escueta mayoría acorde a su menguada integración, compuesta por el presidente Horacio Rosatti y los ministros Carlos Rosenkrantz y Maqueda, y de la que suele desmarcarse el otro miembro santafesino, Ricardo Lorenzetti, a quien se atribuyen buenos vínculos con Lijo. La apremiada jubilación de Maqueda y la sumatoria de dos nuevos integrantes tendría la virtualidad de afectar la ecuación de poder interno y eventualmente generar una nueva mayoría, que el gobierno imagina podría llegar a serle afín; aunque naturalmente los magistrados tienen a tener sus propias ideas al respecto. Al respecto, nadie objetó la postulación de García-Mansilla, de indudable mérito científico y reconocimiento, aunque también con ideas que encajan mejor con la orientación del actual gobierno; más allá de lo que llegado el caso pueda a decidir en cada caso concreto.
Como sea, ésta Corte tal como está no le conviene e irrita al presidente Milei. No consagra el DNU, ni tampoco avala los recortes en educación y transporte para las provincias (por no hablar de otras causas sensibles que esperan turno, como las referidas a jubilaciones y tarifas, en las que la jurisprudencia no ha sido hasta ahora particularmente favorable a los Ejecutivos de turno). La postura de los jueces supremos, puesta de manifiesto explícita y reiteradamente por Rosatti, es que a los problemas de la política debe arreglarlos la política. Con dificultades en ese plano, el jefe de Estado aspiraba a que sea la Justicia quien acometa la faena. No parece que vaya a pasar, al menos en la actual situación. Podría hacerlo si hay "reconfiguración", o si esa perspectiva pudiese operar como un factor disuasivo. No parece que ésto último tenga muchas posibilidades de ocurrir, por lo cual la próxima palabra la tendrá el Senado de la Nación.
Dejanos tu comentario
Los comentarios realizados son de exclusiva responsabilidad de sus autores y las consecuencias derivadas de ellos pueden ser pasibles de las sanciones legales que correspondan. Evitar comentarios ofensivos o que no respondan al tema abordado en la información.
Dejanos tu comentario
Los comentarios realizados son de exclusiva responsabilidad de sus autores y las consecuencias derivadas de ellos pueden ser pasibles de las sanciones legales que correspondan. Evitar comentarios ofensivos o que no respondan al tema abordado en la información.