Por Susana Lumi (*)
Por Susana Lumi (*)
Soy de la generación que vivió la campaña de Raúl Alfonsín de 1983 peleando por decir que esos ojos que yo veía por televisión "me miraban a mí", mientras Pablo Gerchunoff, a mi lado, afirmaba "que lo miraban a él". Fue una larga controversia conyugal y el comienzo de una inquietud compartida por saber "quien era ese hombre" con ese mensaje extraordinariamente novedoso en nuestras vidas, ese hombre al que íbamos a votar con entusiasmo pero tristemente convencidos de que perdería frente a Ítalo Luder. "Quién era ese hombre". Quizás esa antigua pregunta fue la semilla de este libro.
Sobre Alfonsín se ha escrito mucho; sobre su gobierno, mucho más. ¿Por qué insistir entonces? ¿Por qué vuelve a la carga Gerchunoff? Mi respuesta después de leer el libro es que lo que ha buscado Gerchunoff -y creo que lo ha logrado- es bajar a Alfonsín del pedestal de "padre de la democracia" y devolverlo a su condición de ser humano, descifrar los pliegues de su personalidad, indagar en sus aciertos, pero también en sus errores, sus dilemas, sus tensiones, sus silencios, sus gritos.
A su juego lo llamaron al autor de este libro. Gerchunoff se ha detenido a lo largo de su propia vida en varias estaciones -periodista, economista, historiador de la política económica, historiador de la política- siempre con la obsesión por comprender antes que por juzgar. Ahora hace lo mismo con la historia de una vida. La vida de un hombre empeñado en cambiarlo todo con la herramienta de la voluntad política. En ese sentido, el título del libro es sugerente: el planisferio invertido. El norte en el sur, el sur en el norte, Argentina en el centro del mundo. No fue puro ingenio de Gerchunoff ese título. Un planisferio invertido fue el regalo que le hizo a Alfonsín su edecán naval Joaquín Stella y que Alfonsín colgó en una pared de su escritorio.
¿Ese este libro una biografía? Por el tono en el que escribe, ciertamente Gerchunoff leyó las palabras de Jorge Luis Borges en su "Evaristo Carriego": "Que un individuo quiera despertar en otro individuo recuerdos que no pertenecieron más que a un tercero es una paradoja evidente. Ejecutar con despreocupación esa paradoja es la inocente voluntad de toda biografía".
Este libro no es inocente, no pretende la tarea imposible de reproducir la vida Alfonsín a escala natural. Que el lector se prepare entonces para leer algo alejado de una biografía convencional. Lo que sí pretende Gerchunoff es descubrir y transmitir conexiones no siempre visibles, usar una lente para mirar de cerca, usar otra lente para mirar de lejos, encontrar lo permanente en la vida de Alfonsín, pero también las coyunturas críticas que explican "los cambios de sentido" a lo largo de su trayectoria.
Estamos ante lo que podríamos denominar entonces un ensayo biográfico, pero quisiera subrayar que es un ensayo en el que se respiran aires posalfonsinistas. Se habla de un Alfonsín que con sus claros y oscuros ha completado su parábola y pertenece ya a la historia. Valen aquí las palabras que escribiera Lucio V. Mansilla en el prólogo de su biografía de Juan Manuel de Rosas: "Este libro no es, no puede ser, no debe ser ni una justificación ni un proceso. Sería un libro de partido que, no sustituyendo las realidades históricas a los disfraces de la leyenda, no haría sino aumentar la incertidumbre y las confusiones".
Gerchunoff atiende el contexto, pero no reemplaza lo biográfico con el contexto, investiga con fuentes escritas y audiovisuales, acude a testimonios orales, interpreta, combina lo cronológico con lo temático, usa la anécdota si sirve a lo conceptual, descree de las versiones demasiado cerradas de los acontecimientos, deja interrogantes sin contestar. Así como en su libro "La Caída" le pregunta a un Juan domingo Perón imaginario, esta vez le pregunta a un Alfonsín que ya no puede contestar, y lo atractivo es que parece esperar una respuesta. Desde luego, también imagina, En su ensayo "Cómo se escribe una vida", Michael Holroyd dice que "en las malas biografías cada detalle se subraya, no se cuenta, y la vida se narra como la de un santo. La biografía exige cierta destreza en el arte del bordado, no exenta de una bienvenida ligereza…". Espero no estar descalificando a Gerchunoff si digo que esa destreza está presente en este libro.
Los hechos que se narran están organizados en un antes, un durante y un después del gobierno, aunque el primer capítulo trata de su muerte y sus funerales. Algunos ejemplos muestran el tour de force de Gerchunoff. En la primera parte la relación especial de Alfonsín con su madre, y a través de ella, con el progresismo cristiano; el vínculo irrompible con sus pagos de Chascomús y con el campo, ese vínculo que lo convirtió en un agrarista y en un reformista agrario, y por un largo tiempo en un conservador de costumbres; la decisión de adherir a Ricardo Balbín y no a Arturo Frondizi en la fractura de la Unión Cívica Radical de 1956; la decisión de romper con Balbín quince años más tarde, denunciando el acercamiento de su maestro a Perón, acompañado Alfonsín por los jóvenes radicales movilizados. El vínculo con Balbín es revisado contradiciendo las reseñas que suelen reducirlo a un enfrentamiento y disputa por el poder partidario entre lo "nuevo" y lo "viejo", entre lo "progresista" y lo "conservador".
En este texto se hilvana una historia con trazos más ricos, en la que Alfonsín se nutre de Balbín, se mide con él, le da pelea y "lo mata" como se mata al padre para poder crecer. "Como la mayoría de la gente en rebelión (…) estaba más que levemente enamorado de aquello contra lo que se rebelaba", así se refirió Anthony Powell al escribir sobre George Orwell. Más adelante en el libro, las batallas contra Juan Carlos Onganía, la bestia negra corporativista que en la visión de Alfonsín representaba la continuidad de un Perón virando a la derecha en 1952; las denuncias contra la dictadura y a la vez el intento de un diálogo con los dictadores en la búsqueda de una salida democrática; finalmente la inspiración de 1982 y 1983, esa inspiración que lo cambió para siempre y lo llevó a la presidencia.
Difícil reflejar en pocas palabras la intensidad dramática de los cinco años y medio del paso de Alfonsín por el gobierno (entre 1983 y 1989), que es el tema de la segunda parte del libro. Había batallado exitosamente por el poder contra un adversario a priori imbatible… ¿disfrutó del ejercicio del poder? Es dudoso. Alfonsín fue un formulador de proyectos, un imaginativo del provenir; allí es donde mejor se sentía, mucho mejor que en el ejercicio del gobierno. Es comprensible. De hecho el suyo fue un gobierno al límite de lo imposible. El intento de dar solución simultánea a la cuestión militar, la cuestión sindical y la cuestión económica (el triángulo móvil, lo llama Gerchunoff) se frustró en el contexto de los juicios a los involucrados en la represión ilegal, del porfiado encono sindical y de la densa bruma en la que navegó el gobierno de Alfonsín en materia económica.
El lector descubrirá en la lectura del libro que los protagonistas de cada uno de los vértices de aquel triángulo actuaban –en el mismo ámbito gubernamental- abstraídos en sus propias lógicas internas. Solo la mirada exhaustiva de Alfonsín alcanzaba a capturar el conflicto en su integridad. Y desde esa mirada abarcativa, a partir de 1986 Alfonsín rearma, una y otra vez, su agenda de gobierno, intentando retomar la iniciativa, salir de la encerrona, fabricar nuevos proyectos. En ese contexto entiende Gerchunoff el traslado de la Capital hacia el sur del país, los primeros pasos hacia la reforma constitucional, los acuerdos con Brasil.
El tratamiento de la cuestión militar ocupar en el libro un lugar significativo (lo que no podía ser de otra manera) pero a la vez novedoso. Gerchunoff propone una interpretación respecto a a la centralidad de los hechos de Semana Santa que no es la más frecuente. A diferencia del recuerdo cristalizado en la mayor parte de la sociedad argentina -en el que todo se desata y se resuelve entre un jueves santo y domingo de resurrección-, Gerchunoff afirma que los padecimientos de Alfonsín en su relación con el mundo militar se extendieron hasta el final de su gobierno.
¿Es Alfonsín después de su salida del gobierno un hombre a la defensiva o a la ofensiva? El sueño de un acuerdo democrático y reformista con un peronismo que se le pareciera, el de Antonio Cafiero, se había desvanecido. Ahora estaba en el gobierno el peronismo de un Carlos Menem, en pleno viraje "neo-liberal". En la tercera parte dl libro vemos a Alfonsín defendiendo su gobierno y criticando sin matices y con poco éxito a Menem, al tiempo que decidía un acercamiento definitivo a una Internacional Socialista que, para su enojo, se estaba volviendo liberal.
El centro de esta tercera parte del libro es la reforma constitucional de 1994, un proyecto incomprendido y, según Gerchunoff, la segunda gran inspiración de Alfonsín ("Solo al fuerte le es permitido sellar alianzas" escribió Hannah Arendt en un poema, "En el septuagésimo cumpleaños de Blumenfeld"). Frente a la perplejidad al sentirse rechazado incluso en su frente interno, Alfonsín recurre, a fines de 1993, a la acción y a la poderosa arma de la persuasión. Dos rasgos le eran ajenos: indolencia y autocompasión, aunque en algún momento reveló el riesgo de "tenerse lástima".
Cita Gerchunoff a propósito de los debates con sus correligionarios sobre la necesidad de la reforma constitucional de 1994: "En algún momento de esas largas horas me ocurrió lo peor que le puede pasar a un luchador, sentí lástima de mí". Un luchador. Así se veía Alfonsín. Y así lo transmitía. Hacia el final, Gerchunoff nos ofrece un tenso relato sobre el lugar de Alfonsín en la Alianza y su áspero choque con Fernando de la Rúa, que terminó en la desintegración del partido al que había llevado a la cima. Se pregunta Gerchunoff: ¿Conspiró Alfonsín contra de la Rúa?
No es un recorrido completo el de este prólogo. Apenas unas pinceladas del retrato que compone Gerchunoff. Son solo ejemplos, pero en ninguno de ellos ni en el libro entero se cae en la celada de una visión complaciente con Alfonsín. Y no es una vida intensa la que nos cuenta Gerchunoff. Es una vida casi frenética que no se da tiempo para un momento de paz. ¿Encontraría algo de paz en la lectura? Dice Richard Holmes en "Letters for Children" que para penetrar en las "áreas silenciosas" de una vida, esas que tampoco aparecen en las autobiografías, existe el recurso de observar al personaje como lector. Alfonsín fue lector desde la niñez y se convirtió con el paso de los años en un lector intencionado que concentraba su limitado tiempo de soledad en textos que le dieran sustento histórico e inspiración a sus proyectos. Harold Laski, Norberto Bobbio, sus disputas con Anthony Giddens. Huellas que deja un lector y que recoge el biógrafo.
Alfonsín lector, Alfonsín escritor. Alfonsín escribió y leyó probablemente como ningún otro radical. Por fuera de sus intervenciones periodísticas, escribió su primer libro en 1980, "La cuestión argentina", y desde entonces siempre lo hizo para darse herramientas políticas. En 1996 publica "Democracia y consenso". En el prólogo Alfonsín anticipa que ese libro es el primero de un conjunto de cinco que espera escribir en el lapso de dos años, aclarando que ya tiene material "seleccionado y clasificado". No se detiene. Puro voluntarismo. La lectura como insumo, la escritura como herramienta política. Escribe "Memoria política" en 2004 y "Fundamentos de la República Democrática" en 2007.
Gerchunoff ofrece en este libro una llave de entrada a una vida teñida por la urgencia, apasionada, imperfecta. El prólogo que aquí termina es una invitación a un viaje. Que el lector se deje llevar.
Cuando cumple treinta y un años, Raúl Alfonsín es un hombre casado y con seis hijos. Acaba de ser electo diputado provincial; sabe que su vida será mayormente una vida política. Es el año 1958. En las décadas siguientes adquirirá cada vez mayor relevancia. Primero dentro del radicalismo; luego en todo el país. Diputado nacional en 1962; referente de los derechos humanos durante de la dictadura; presidente en el regreso a la democracia en 1983; impulsor del llamado "Pacto de Olivos" con Carlos Menem y factotum de la reforma constitucional de 1994. Tras la crisis de 2001, será un actor decisivo en la salida de la Convertibilidad.
En este excepcional ensayo histórico, Pablo Gerchunoff analiza y piensa la vida de Raúl Alfonsín sobre los últimos setenta años de la Argentina. Gracias a una investigación exhaustiva que va desde su nacimiento en Chascomús hasta su muerte, en buena medida muestra a un Alfonsín casi desconocido. Pero más importante aún es lo que revela sobre las transformaciones de la economía y la sociedad: las decisiones que cambiaron nuestra historia, las negociaciones in extremis, el Juicio a las Juntas y la amenaza militar durante la década del ochenta, el Plan Austral y la hiperinflación, la intimidad del ejercicio del poder, lo que podría haber sido y no fue, los errores de cálculo, la evolución del radicalismo.
Este libro es un lúcido y conmovedor fresco político; lo recorremos guiados por una personalidad impar: Raúl Alfonsín, un líder ético acaso irrepetible.
Pablo León Gerchunoff nació en la ciudad de Buenos Aires el 2 de agosto de 1944. Tiene 79 años. Es, entre otras cosas, historiador económico y profesor emérito de la Universidad Torcuato Di Tella. También es docente honorario de la Facultad de Ciencias Económicas de la Universidad de Buenos Aires y profesor invitado en diversas universidades extranjeras. Investigador asociado del Instituto de Estudios Latinoamericanos de la Universidad de Alcalá de Henares, miembro de número de la Academia Nacional de Ciencias Económicas y becario de la Fundación Guggenheim (2008-2009). En 2016 fue Premio Konex como personalidad destacada de las Humanidades Argentinas en la categoría "Desarrollo Económico".
Entre sus publicaciones más importantes se destacan: "El ciclo de la ilusión y el desencanto. Un siglo de políticas económicas argentinas" (varias ediciones); "Entre la equidad y el crecimiento. Ascenso y caída de la economía argentina 1880-2002" (2004); "Por qué Argentina no fue Australia? Una hipótesis sobre un cambio de rumbo" (2006); "Desorden y progreso. Historia de las crisis económicas argentinas 1875-1905" (2007); "El eslabón perdido" (2017); "La caída, 1955" (2018) y "La moneda en el aire. Conversaciones sobre la Argentina y su historia de futuros imprevisibles" (2021), junto a Roy Hora.
(*) Prólogo del libro "Raúl Alfonsín. El planisferio invertido", ensayo biográfico de Pablo Guerchunoff. Obra publicada por Edhasa Argentina, Buenos Aires, año 2022 (462 páginas).