Todos los que tenemos varios almanaques encima conocemos las tres estatuitas o artesanías de los 3 monos sabios. No ver. No oír. No decir.
Todos los que tenemos varios almanaques encima conocemos las tres estatuitas o artesanías de los 3 monos sabios. No ver. No oír. No decir.
En su origen se sostiene que es no ver, oír o transmitir el mal. En la jerga de nosotros, los mínimos habitantes de las pampas sojeras con una Capital Unitaria (la "cabeza de Goliat" según Ezequiel Martínez Estrada) los 3 monitos indican la conveniencia: hacerse el tonto y no mirar, hacerse el sordo, no hablar demás.
Una nota de Carlos Pagni, columnista del diario La Nación y conductor en el apéndice televisivo denominado "La Nación+" de un programa de información y análisis político, lleva la cuestión de los monitos a una dimensión superior. Pagni escribió: "Es una Argentina con síntomas de descomposición inquietantes. Si usted usa Telegram, entre, vaya abajo a la izquierda. Va a encontrar contactos, le van a ofrecer la opción 'Mirar gente que está cerca'. Apriete ahí. El teléfono le va a pedir que autorice su ubicación. Se va a abrir una pantalla con gente que está cerca. Al comienzo, usted va a ver personas y grupos. Mírelos. Va a encontrar narcotraficantes que ofrecen droga en plena ciudad de Buenos Aires. Esto lo abrí a las cinco de la tarde del lunes, mientras caminaba por Del Libertador a la altura de José Hernández. 'Un gramo, 700 pesos, catálogo actualizado'; '10 gramos, 1.000 pesos'; '25 x 6.000 pesos la plancha'; 'Delivery a solo 300 pesos'; 'Lo que buscabas en calidad'…".
A continuación, en la nota de referencia, sigue una captura de pantalla del sitio mencionado donde se puede leer: "Gorila Gluee. Buen Pegue. Rico aroma. Excelente calidad. 1 gramo x 1.000. 3 gramos x 3.000. 5 gramos x 5.000. 10 gramos x 9.000…
Después, Pagni vuelve a la columna donde describe: "Estos mensajes iban apareciendo en mi teléfono mientras yo caminaba. Pero esto pasa también en Rosario, en Córdoba. Esto es el narco instalado en las redes digitales. Frente a este panorama, como antes era el 'Estado en tu barrio', ahora está el narco en su barrio".
Desde su publicación no se han leído reacciones de algo que tiene una contundencia arltiana: "un cross en la mandíbula". Carlos Pagni refiere a la venta de droga mediante aplicaciones en su telefonito. En el de él, pero explica claramente que puede ser el tuyo. El mío.
En la ciudad de Horacio Rodríguez Larreta, que suele dar clases de civismo y buenas costumbres ciudadanas -así lo escuchamos hace poco en Rosario-, en este punto no es el alcalde, sino alguien que ignora lo que pasa: un ignorante ("Dícese del que ignora", según la RAE).
Repetimos: Pagni cuenta que a las cinco en punto de la tarde (Lorca dixit) con su telefonito si quería, y solo si quería, podía acceder a la compra de droga al menudeo. En pleno territorio de Rodríguez Larreta (¿De Macri no? ¿Por qué no?¿Seguro que no? ¿De Fernández tampoco? ¿No?).
La explicación en el siglo XXI y tal como se la entiende (y la entiendo) no es apología del delito sino descripción de un estado de situación calamitoso. Si quería podía comprar al menudeo. Se agregaban 300 pesos por el acarreo (Delivery). Se mezclan las palabras y su significado: un Estado en situación calamitosa. La Nación jurídicamente organizada en estado calamitoso. El Estado Nacional en descomposición.
Conviene repetir textualmente a Pagni: "Es una Argentina con síntomas de descomposición inquietantes". Podrá decir el titular del gobierno en la ciudad más rica de Argentina en cuanto a dineros disponibles por cada habitante –ya que triplica al de cualquiera de las ciudades importantes (Córdoba, Rosario, Mendoza, Mar del Plata)-, que no es su tema.
Rodríguez Larreta, en la única metrópoli claramente definida de Argentina, la única con perfil mundial, la Ciudad Estado, podrá decir que la droga y el narcotráfico es un tema federal.
Habría que informar a todos los escribas porteños que es el mismo argumento que se debería usar para cualquiera de las ciudades mencionadas en el diferencial de renta per cápita donde la Ciudad Autónoma de Buenos Aires Ciudad se destaca al punto de ser prácticamente "un país indómito", diferente.
Buenos Aires es "un país" al que, por otra parte, la señora CFK odia al extremo de la contradicción: quiere quitarle privilegios pero vive cubierta por esos privilegios, ese diferencial, esa categoría mundana que tanto admiramos. En mi caso, sin rencor, me gusta Buenos Aires y no es mi problema que se pague menos luz, agua, boleto, seguridad, conexiones… Buenos Aires es la única ciudad mundial y cosmopolita del paisito que habitamos; paisito cada vez más visible en la clara, y dura, metáfora de Ezequiel Martínez Estrada.
Parado donde estoy, Región Rosario, el tema del narcotráfico está descripto hasta el cansancio, inscribiéndolo en cuestiones demasiado obvias y que, sin embargo, no se definen en los estudios y análisis como aparecen en la vida diaria.
Del siglo XX, la deuda: ni justicia social ni democracia plena; radicalismo y peronismo en deuda. Del siglo XXI, lo inatajable: Código Narco (sin hábeas corpus ni tribunal de alzada), inseguridad urbana inatajable y, por lo tanto, en alza, más corrupción estructural.
La suma de estas dos deudas seculares, desacoples, problemas de difícil solución, se complica con las derivaciones: instrucción a la baja; fuentes de trabajo sin mérito ni ejemplares; mensaje de descrédito universal. Una suerte de Discépolo recargado, o un Nietzche sonriendo a carcajadas.
Cuando Pagni, desde su mundo occidental y tranquilo, advierte que el problema ya está en Avenida del Libertador y José Hernández deja en claro, por la obviedad que encierra, que no es más la villa, el suburbano, el narco y sus soldaditos, la Región Rosario y el desmadre socialista de 2007, las barras bravas y su modo de entender la violencia y la drogadicción como un "negocio de clase" desde el oscuro fondo de La Matanza o la Villa de Retiro sino que, si alcanzó al telefonito es hora que se pongan a trabajar los 3 monitos: Que miren y pacten. Que escuchen y pacten. Que hablen y pacten.
El Pacto Social en el siglo XXI, y sus problemas de construcción pos Peste que nos dejó desnudos, sin sábana de prejuicios y privilegios, incluye tres monitos activos. Mendieta, el perro de Inodoro Pereyra -personaje del dibujante y escritor Roberto Fontanarrosa-, cuando venía el malón aconsejaba: "Negociemos don Inodoro".
Juan Jacobo sostenía –es válido– que el crecimiento deviene del enunciado y cumplimiento de determinados pactos. Carlos Pagni es un vigía lombardo que cuenta, sin tapujos, que a la hora del "five o'clock" todo está a un llamadito de distancia. ¿Qué parte no entiende Rodríguez Larreta? También los Fernández, más el resto de gobernadores del interior. ¿Qué parte la sociedad esquiva?
Sugerencia única ante el inquietante porvenir: despertemos a los monitos.