Escribí, con la gentileza de la publicación, más de 100 crónicas sobre "La Peste" en aquel año 2020. Un trabajo periodístico que sigo considerando una corresponsalía de guerra. El Covid fue eso, una guerra que no creo que hayamos ganado. Las crónicas eran en el verdadero campo de batalla. La sociedad y nosotros. La primera crónica, que planteaba el escenario, una escenografía, actores, la muestra nítidamente. Esto señalé entonces:
"El domingo habló nuestro presidente, Alberto Fernández, el porteño. A su lado Axel Kicillof a la izquierda y Horacio Rodríguez Larreta a la derecha. Los símbolos son valiosos en tiempos de guerra y estamos en guerra. Los otros gobernadores -seguro- no pudieron llegar por la misma razón. La Peste. Estamos en guerra contra La Peste. Una foto de todos los gobernadores hubiese estado buena pero estas cosas se entienden".
Parados en este año, en este febrero que se vuelve marzo, se advierte que muchas cosas cambiaron, pero que hay dos sombras que estaban por detrás de ese comunicado. Cristina y Mauricio. En 2020 no eran, nominalmente, gobierno, pero aleteaban por detrás. Nota: los radicales, siempre a la vera del camino, sostenían que eran soldados del único general que necesitábamos contra La Peste: el Presidente Fernández. Estos radicales…
Es en estos días, justamente, que el gobierno nacional advierte por sus mensajeros, lenguaraces o servidores del orden establecido, que será necesario mostrar públicamente una alianza con Mauricio y los suyos (los suyos son todos los que le hacen caso a como dé lugar). En este febrero/ marzo reaparece CFK para decir que nos gobierna un "showman" y que, por supuesto, las cosas están mal. Y que es la perfección en desaciertos, de aquello de Macri.
Se proclama la oposición. Hasta con detalles técnicos cercanos a la burda patraña… junto a verdades incontrastables. Mauricio eligió, la vida le dio, no pudo esquivar o provocó una ubicación. Está y no está, es y no es el gobierno… ¿confiesa su fracaso diciendo que hizo mal algunas cosas? No. Pero está.
Cristina (sensacional "show-woman") tampoco confiesa su fracaso. También está. Eso pretende. De modo independiente a La Peste, las cuestiones que año tras año se agravan los tienen como protagonistas. Los tres actores políticos sentados que anunciaron la cuarentena tenían derivaciones en los dos mencionados y su actualidad es diferente. Nadie perdió por nocaut.
Atención: Milei, para su gobierno, elige peronistas del menemismo y radicales del macrismo, junto a gerentes del capitalismo (simplemente gerentes). Pero también algunos triunfadores… del capitalismo. Hoy Kicillof es el último bastión con burocracia, territorio, economía y poder mediático para decir que el peronismo, como forma de ejercer el poder, existe. Horacio Rodríguez Larreta del ancho camino del medio pasó al tranquilo olvido mediático. Solamente por ahora.
Cristina debe tratar de salvar el porvenir de su hijo Máximo y el resto mira de qué modo, el 40% del país, donde manda el peronismo y su aceitada y elefantiásica burocracia, enfrenta un fenómeno que nadie podía imaginar en aquellos años, lejanísimos, cuando el país -y sus actores hace casi cuatro años – miraban el mañana por una ventana cerrada.
Milei existe. Solo cuatro años atrás nada, ni nadie, podían imaginarlo. Una eternidad en Argentina. Alberto Ángel Fernández es, hoy, tan difícil de explicar, en adhesión electoral, como inexplicable su actual ostracismo ibérico. ¿No hay nada que reclamarle a Fernández? En cuatro años y una peste algo pasó.
Ahora gobierna eso que Cristina, en un largo documento, califica de "showman", alguien que entiende el poder mediático de un modo mucho más profesional y efectivo. Manda. Marca agenda. Por detrás, tanto Mauricio como CFK no pueden desligarse de su creación: Javier Milei.En algún punto, Mauricio se cree su jefe. En otro punto, Cristina se cree el verdadero oponente.
Claramente se notan las costuras. La vida no se detuvo. Es difícil pegotear un jarrón chino que se cayó. Lo que se crea es otro jarrón, parecido y diferente, emparchado, con los pegotes visibles. Nadie puede apartarse de un suceso: la suma de errores (de construcción y ejecución política) provocó un Milei. ¿Se entiende, entonces, que tenemos un presidente que es un producto de los errores de sus predecesores? ¿Que nos infligimos un castigo que no tiene explicación y que, en el outlet de la clase política, era la marca berreta pero con poco uso?
Milei es, si se me permite, un "Frankestein" que aceptamos en el living de cada casa porque apareció con la suma de los insultos al resto. ¿Se entiende que antes de La Peste no imaginábamos un Milei que hoy es el que más votos muestra en el país del culto al voto popular? ¿Se entiende que Milei es como somos? Mire otra vez la foto de Kicillof, Fernández y Rodríguez Larreta. Trate de imaginar a Milei. Ni con la bola de cristal; ni leyendo a Nostradamus.
La equivocada, interesada, deforme construcción del poder territorial en Argentina pone diputados y senadores nacionales, gobernadores e intendentes; elegidos en fechas distintas entre sí y claramente en otro tiempo de elección que la fecha decidida para el presidente. La existencia de Milei nos coloca de frente, sin delegaciones o excusas, sobre la inquisición más dura: ¿Qué hacemos sobre aquello de "no deliberar ni gobernar (ni decidir) sino por medio de nuestros representantes"? ¡Que llegan a decir que ellos saben qué es bueno y qué nos daña!
Paternalismo Ilustrado. Un iluminismo de utilería, una monarquía de trocha angosta, una profesión de fe que no es sencilla de aceptar si no fuese por un hecho: sucede. Con su caspa, el spray para su peinado, su sonrisa y su sexo tántrico confesado públicamente, Milei nos gobierna. Lo elegimos. Busquemos un eje que, por visible, se nos esconde. Esto confronta con un concepto: el voto popular. Es el mismo, pero define representantes distintos a pocos meses, a veces solo semanas de diferencia. Nos debemos un análisis del uso del voto popular, universal, secreto, obligatorio.
Es la herramienta, sí, pero debe perfeccionarse. Caso contrario aceptemos lo que está, Milei, y lo que podría venir… "un inesperado retorno de los brujos" (Louis Pawell dixit). La trampa es perfecta. De aquella foto de Fernández, Rodríguez Larreta y Kicillof a esto que hoy aparece: Jorge Macri, Kicillof y Milei, si se la quisiese repetir, hay una peste mundial, problemas exclusivamente argentinos, en muchos casos de la construcción unitaria y la tiranía del gobierno nacional con recursos de todas las provincias. Ni por arriba se puede salir. No nos unió la peste, claramente traicionamos a Jorge Luis Borges. Ni el amor ni el espanto. Deberíamos trabajar siquiátricamente ese punto: qué cosa nos une.
La primera vez que leí, vi, y luego protagonicé las "Historias para ser contadas", cuatro piezas breves de Osvaldo Dragún, una era impresionante, una feroz denuncia, una que aún, una sola, una que todavía no puedo olvidar. "La Peste viene de Melos". Si se lo quiere llevar a relato es corto. Un tipo debía cotizar carne envasada en latitas, para un ignoto país africano, y veía que los demás tenían precios muy bajos; entonces cotizó calculando carne de ratitas, carne de cobayo, carne de ratas. Ganó la licitación. La economía a escala tiene esas cosas. En ese país apareció la peste bubónica.
Esto no es igual, porque nada es igual y las cosas son parecidas y diferentes y las pestes las disparan cuestiones que no tienen que ver con el virus, sino con los hombres. Nos están cotizando barato, como para una licitación. Nos avisan que vendrán días malos y que pertenecen a equivocaciones suicidas de los gobiernos anteriores. Que después habrá días peores. Pero que hay una luz al final del túnel. Já.
Aconsejo mirar la foto de 2020. Alberto Fernández tenía el 75% de "positivo" en las encuestas. Lo querían. Al mismo tiempo, había quienes afirmaban que CFK y MM desaparecerían. Nadie vio al trasluz. Estaba Javier Milei en la foto. Ya usaba spray para el pelo.
Dejanos tu comentario
Los comentarios realizados son de exclusiva responsabilidad de sus autores y las consecuencias derivadas de ellos pueden ser pasibles de las sanciones legales que correspondan. Evitar comentarios ofensivos o que no respondan al tema abordado en la información.