A los senadores de Santa Fe

¡Indignación y dolor! Eso se siente al ser defraudados por quienes deberían representarnos. ¿Cómo es posible que teniendo el proyecto de reforma previsional hace tan pocos días, los senadores no se tomaran su tiempo para estudiarlo? Y así no votar contra el pueblo, salvo que haya habido acuerdos previos para votar esta legislación realizada a espaldas de la ciudadanía. Los senadores conocían nuestra postura: lo hicimos frente a los trascendidos y a declaraciones públicas de funcionarios del Poder Ejecutivo, en notas periodísticas y en las calles. Pero no advertimos que la perversidad fuera mayor a la sospechada: hacernos pagar -con nuestros ya magros salarios y jubilaciones- el fondo solidario, que es otro ajuste a lo que ya venimos padeciendo.

¿Por qué a nosotros? Es que el señor gobernador reclama menos retenciones para los terratenientes y los agroexportadores, porque dice que ellos generan la riqueza. ¿Será la riqueza que se roban? Para los trabajadores no gotea nada, no hay derrame más que dolor por las ollas vacías en muchos hogares. Corroboramos, una vez más, que quienes detentan el poder en nuestra provincia son grupos económicos poderosos, muchos representados en la Bolsa de Comercio. Ellos sí fueron convocados a opinar sobre la Reforma Previsional. ¡El ciudadano de a pie, NO! Y según los representantes gremiales sus opiniones no fueron tenidas en cuenta.

No es verdad que quien quería ser escuchado podía hacerlo. ¡Ni siquiera nos permitían entrar a escuchar las opiniones de otros en esa Comisión! ¡Vergonzoso senadores! Esto demuestra que están en total sintonía con la política del gobierno nacional que, además del robo a los asalariados y jubilados, ataca las conquistas alcanzadas en Derechos Humanos, en la cultura, en la ciencia y la tecnología argentinas, en los derechos de las mujeres y diversidades.

Ellos nos muestran en números que la inflación va bajando. ¿Dónde se manifiesta? Son exorbitantes los aumentos de los alimentos, de las tarifas, de nafta, del transporte, y de los medicamentos, o nos los sacan del vademécum. Y se continúa provocando una gran recesión, con despidos, suspensiones, cierres de pequeñas y medianas empresas. Mientras el Régimen de Incentivo a Grandes Inversores (RIGI) beneficia a las exportaciones agropecuarias y al saqueo del petróleo, del gas, del litio. Con las medidas económicas se beneficia también a los importadores, en detrimento de la industria nacional.

Me pregunto si será posible cambiar esta política sin volver atrás. Esa esperanza la abonan las luchas, que son muchas aunque no las reflejen los grandes medios. Hoy nuevamente estamos en pie de lucha las universidades, y nosotros los jubilados (nacionales, provinciales, municipales y de otras cajas). Tan sentidas son estas luchas que varias entidades se están organizando en su apoyo. Y mal que les pese a los legisladores que votan la Ley de Reforma Previsional en Santa Fe, y al veto y represión a los jubilados en Buenos Aires, el pueblo tiene memoria y llegará el momento en que, en un camino de unidad multisectorial, confluyan sus luchas para dar vuelta el viento.