Laura Mondino (concejala, Frente Progresista Cívico y Social) *
Laura Mondino (concejala, Frente Progresista Cívico y Social) *
Solemos detenernos en lo que falta. En lo que está mal, en lo que todavía no se hizo. En esta crisis histórica que vivimos, muchas veces el árbol de la desolación tapa todos los bosques.
Sin embargo, en los últimos meses la ciudad de Santa Fe ha dado un salto cualitativo en materia de garantizar derechos: con la aprobación de la ordenanza N° 12.713, se convirtió en la primera capital del país en contar con políticas públicas sobre menstruación. No es casual que este proyecto se haya aprobado en este contexto, por muchos motivos.
La crisis económica que el Covid trajo de la mano provocó que muchas familias quedaran en una situación de vulnerabilidad extrema. Los trabajadores y trabajadoras de la economía informal vieron suspendidos sus ingresos y quienes no tienen trabajo se encuentran en una posición más grave aún. En este marco, la ayuda social es un paliativo para poder superar la crisis, con el horizonte de la creación de políticas de estado inclusivas como meta.
Este contexto dejó en evidencia una situación de la que venimos dando cuenta desde hace tiempo: los productos menstruales forman parte de la canasta básica y tienen un alto impacto en la economía familiar, sobre todo en los grupos donde conviven varias mujeres. Se calcula que el costo anual de estos elementos es en promedio de $ 3.000. Cuando la opción de comprar no es posible, muchas veces se recurre a trapos o apósitos que provocan infecciones y problemas sanitarios. Durante los días que dura su menstruación, muchas mujeres y niñas quedan afuera de la vida social: faltan a la escuela o al trabajo.
Por eso decimos que la menstruación tiene que salir del ámbito privado para poder instalarse en la agenda de las políticas públicas.
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La capital de la provincia está marcada por una fuerte fragmentación producto de las políticas implementadas en los últimos años, con barrios del centro bien posicionados, con acceso a todos los servicios; y una periferia que abarca todo el cordón oeste que ha sido empobrecida y olvidada. La actual gestión municipal, a cargo de Emilio Jatón y de todo el equipo del Frente Progresista Cívico y Social, pretende poner en equilibrio esa desigualdad histórica en nuestro mapa.
En este nuevo paradigma, se elevó a Dirección el área de Mujeres y Disidencias, se le asignó más presupuesto y se piensa siempre en términos de una perspectiva de género transversal a todas las acciones que lleva adelante el gobierno local.
En el Concejo Municipal, desde 2018 veníamos trabajando en este tema. En ese entonces, la coyuntura política era otra y el Concejo estaba formado mayoritariamente por varones machistas. El proyecto navegó por distintas comisiones pero nunca pudo llegar a buen puerto. Cada vez que intentaba poner sobre la mesa el tema, las respuestas eran risas, burlas, ironías. Nunca se tomaba el tema con la seriedad que amerita.
En 2020, con un cuerpo legislativo en el que las mujeres ocupamos más cantidad de bancas que en la conformación anterior (7 sobre 17), finalmente logramos aprobar la ordenanza.
En Argentina, además de Santa Fe Capital, sólo las ciudades de Morón (Buenos Aires) y San Rafael (Mendoza) cuentan con dispositivos públicos para la entrega de productos menstruales. Recientemente Santa Fe participó de un panel organizado por el colectivo Menstruación Digna México, para contar la innovadora experiencia local.
En todas las ciudades y provincias, y también a nivel nacional, hay diferentes proyectos legislativos en este sentido. En la provincia de Santa Fe tiene media sanción un proyecto inspirado en estas iniciativas, y espera la otra media sanción para convertirse en ley. La ONG nacional Economía Feminista lleva adelante la campaña MenstruAcción, que entre otras cosas apunta a la provisión gratuita de productos, la quita del IVA (estos productos son considerados como cosméticos cuando en realidad se trata de elementos de primera necesidad) y más investigación e información sobre el tema.
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Es un proceso muy lento, pero de a poco el tema se va instalando en la agenda pública. Y hablar del tema ya implica un avance enorme: las mujeres hemos sido educadas para la vergüenza y el tabú en relación al tema de la menstruación. Si los varones menstruaran, seguramente las políticas públicas estarían mucho más avanzadas en este tema.
Hasta ahora la distribución, que está a cargo de la Dirección de Mujeres y Disidencias, se hizo a través de las organizaciones sociales. Y en estos días se está habilitando un registro en espacios municipales, para que quienes lo necesiten puedan anotarse allí para recibir el beneficio.
Las burlas siguen sonando, pero son una cortina musical que suena cada vez más distorsionada y que de a poco se va apagando. Cada vez son más las voces que apuestan a políticas públicas que incluyan para generar igualdad. En el panorama oscuro que nos deja el Covid-19, poder apostar a un Estado municipal presente y de cercanía es una definición política y una marca de gestión. Falta mucho por hacer, pero en ese camino transitamos.
*Politóloga. Concejala de la ciudad de Santa Fe (Frente Progresista Cívico y Social)