Peisadillas

Una que sepamos todos

Mi amor por la radio comenzó por herencia, el sonido latoso de la radio, las frituras, el sonido de la onda que se alejaba y volvía, como los sonidos de los trenes que traía el viento.

Archivo El Litoral - Alejandro Villar Encender la radio era mi recreo diario, la hora feliz, mi mejor momento. Y la radio, como el amor, tiene música.

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