Se reúnen cinco amigos para cenar. La cena transcurre entre risas y en un ambiente cálido, con una excelente atención. El tiempo pasa volando y llega la hora de pagar. La pregunta que le surge a los comensales es: ¿Quién paga la cena? Una opción, y las que más se destaca, es dividir los gastos entre todos por igual. Sin embargo, uno de los presentes levanta la mano y se hace cargo de la cuenta, justificando su actitud en el festejo atrasado de su cumpleaños. Los demás, aceptando dicha propuesta, concuerdan en pagar la bebida.
En el precitado ejemplo se vislumbran acuerdos y decisiones ante la situación de afrontar el costo de la cena. ¿Quién afronta los costos? Es una pregunta recurrente en la economía argentina. Veamos algunos ejemplos y tratemos de llegar a ciertos consensos en este sentido.
La sequía
El clima está produciendo efectos adversos en los productores rurales. Se espera una cosecha muy por debajo con respecto a períodos anteriores, lo cual impacta en la rentabilidad de los productores, los cuales con inversión y trabajo apuestan a la economía real. Por otro lado, el costo también es fiscal, debido a una menor recaudación de impuestos. La merma en la liquidación de divisas también tiene efectos monetarios, ya que las reservas del Banco Central tendrán una menor entrada de dólares, lo cual puede impactar negativamente en la política monetaria. De esta manera, el costo también es monetario.
El costo de seguir dependiendo del clima y no contar con políticas de incentivo a este sector, en períodos de gobiernos donde muchas veces se le dio la espalda, para obtener divisas lo pagamos todos: con una menor rentabilidad, menor recaudación o una baja en la calidad de vida.
La inflación
Es un problema de características macroeconómicas que golpea al bolsillo de todos los argentinos. ¿Quién paga los costos de no bajar la misma? Claramente, el poder adquisitivo de los ciudadanos. Se pierde la referencia de precios: ¿Qué es caro y barato en este contexto? Carecemos de noción para evaluar nuestras decisiones. El largo plazo también "paga la cena". La incertidumbre e inestabilidad ganan.
El costo de no tener un plan integral para luchar contra este flagelo que golpea duro a los argentinos es el aumento en el número de pobreza e indigencia. Es vivir intentando hacer rendir el dinero para no perder poder de compra.
"Un callejón sin salida"
Está claro que carecer de políticas que vayan en consonancia con el crecimiento y el desarrollo produce que se vaya deteriorando nuestra calidad de vida. No tener un plan para afrontar las problemáticas de nuestro país nos conduce a "un callejón sin salida", estando predestinados a repetir los mismos resultados. ¿Quién paga la cena? El que se esfuerza por progresar, el contribuyente cumplidor y el que se levanta todas las mañanas pensando en construir un país mejor. La paga el que no tiene oportunidades de educarse y capacitarse, como así también, el que no puede acceder al mercado laboral.
Las exigencias y demandas sociales se visualizan en el hecho de un cansancio sostenido de siempre tener que pagar la cena, sin tener un horizonte prometedor. Pero que sea prometedor, no a través de palabras, sino de actos y acciones concretas y sostenidas. Ir y venir en términos de rumbo solo afecta a los que apuestan en el largo plazo. Hay conceptos que son necesarios recuperar si se piensa y quiere otro destino para nuestras tierras, como por ejemplo, la inversión. Precisamos crecer. ¿Quién paga los costos de no crecer y desarrollarnos? Las generaciones presentes y futuras. ¿Quién "paga la cena" de patear los problemas para adelante? En este sentido, puede asociarse a la siguiente pregunta: ¿Por qué los jóvenes eligen otras tierras para construir su futuro?
En ciertos aspectos de la vida, existe la causa y la consecuencia. Es necesario, en cierto punto, preguntarse ¿quién pagará los costos de tomar una decisión o no hacerlo? Hay que entender, de una vez por todas, que hacer y también no hacer trae efectos y consecuencias. Analizarlos y ver los resultados nos llevará a tomar mejores decisiones. Decisiones que se traduzcan en una mejor calidad de vida la población, la cual exige una cena digna y que se ajuste al esfuerzo que realiza para pagarla.
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