Guillermo Dozo (Enviado especial)
Guillermo Dozo (Enviado especial)
El lema de Juan Pablo fue Totus Tuus, Todos tuyos, y constituyó un viaje político que ayudó a la caída de la dictadura de Alfredo Stroessner. Aquél viaje sirvió como apoyo para los opositores que encontraban en la iglesia católica un manto de protección y era la institución religiosa era víctima de las acciones de la dictadura. Pasó poco más de un año para que el gobierno de Stroessner fuera derrocado y comenzara el exilio en Brasil junto a todos los integrantes de su familia.
Veintisiete años, un mes y veintiún día después la llegada de Francisco tiene otro marco político ya no para proteger a la Iglesia paraguaya sino para despertar las conciencias en los gobiernos del mundo para que la pobreza sea atacada realmente y no por pura declamación. Francisco invita a los gobiernos a los que visita y los que lo escuchan, a que haya una mayor coherencia entre las acciones y las políticas. Paraguay no está fuera de esta lógica. Un indicador es altamente revelador de la deuda social: siete de cada diez niños no completa la educación, un dato alarmante de cara al futuro.
Hoy la Iglesia Católica ya no es atacada sino que es su máximo conductor quien sacude y estremece sus estructuras. Es quien quiere terminar con la corrupción en el Banco Ambrosiano; con los sacerdotes pedófilos; quien mira de frente a los esposos separados y al mundo gay; el que tiende puentes con otros credos, en lugar de señalar o anatemizar.
Este viaje es el turno de los pobres, de los desposeídos, de los desamparados pero, sobre todo, aquellos que son víctimas de la indiferencia. Imbuido del espíritu del documento de Aparecida, Francisco también llama a que los laicos se comprometan con los cambios sociales con la presencia de Jesús en los corazones. Francisco quiere lío, cambios, pero también una Iglesia comprometida con el otro.