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RICARDO
"Reclamo por falta de alumbrado público número 16.202. Se trata de 2 focos colgantes, en Alfonsina Storni 2700: uno a la altura del 2706 y el otro al 2748. Esto lo venimos reclamando desde hace meses. ¡No puede ser que vivamos mendigando que nos repongan la luz! No podemos vivir en penumbras, lo que facilita los robos y asaltos... Otra cosa: ¡¡fumiguen por favor!! Los mosquitos han invadido a la ciudad".
UN LECTOR DE AV. FREYRE
"Con referencia a los nuevos costos de multas que aplicará la Municipalidad, quiero pedir al municipio que publique en qué días y horarios se deben sacar las distintas clases de residuos para evitar estar en infracción. Asimismo, que no se les permita a los cuidacoches de distintas calles que laven autos, aunque la responsabilidad es del propietario que le da el permiso para que hagan ese trabajo en vía pública. Si no hay quien lave, no se cometerá la infracción".
MARIO PILO
"Los populismos exacerban la anomia, es decir la falta de reglas, de regulaciones, de patrones de conducta social, de disciplinas colectivas, hasta en los institutos simbólicos de generar esa normalidad y sociabilidad: las escuelas y los colegios. Y así, adolescentes necios y politiqueros toman escuelas, generan la pérdida de autoridad educativa; hacen trizas la educación indispensable para generar un país y reivindican el viejo aforismo peronista: 'Zapatillas sí, libros no'. Que generó esta actualidad de casi un 50 % de pobreza; desempleo, por falta de capacidad educativa, muchas veces, precisamente, del 37 %, en un país planero, vago, incoherente, cuya única salida, hace 80 años ya, ha sido esa. Y no quito responsabilidad a los padres, que no saben cómo contener a las estupideces y maldades de sus adolescentes e hijos, para no enfrentarlos. Y a los docentes de Amsafe, UDA, Sadop, Baradel, Alesso, que por política activa u omisión pasiva no colaboran con educar y solo adoctrinan".
ALEJANDRO DE MURO
"El Juicio a las Juntas marcó un hito en nuestra historia y puso al descubierto los delitos de lesa humanidad cometidos por el gobierno militar. La película 'Argentina, 1985', que alude a ese acontecimiento jurídico y acaba de estrenarse, ha despertado un inusitado interés. Nadie quiere perderse detalles: los jóvenes, para enterarse de hechos acerca de cuyo desarrollo tenían un nulo o parcial conocimiento; los adultos contemporáneos, para revivir situaciones olvidadas o, quizá también, desconocidas. Con posterioridad a la edición del libro 'Nunca más', Antonio Tróccoli, ministro de Interior de Alfonsín, prometió que ese testimonio sería acompañado por otro. Su objetivo: poner de relieve las atrocidades de los grupos subversivos que asolaron nuestro territorio durante la década del 70. Nada de eso sucedió. El país se debe una minuciosa rendición de cuentas, un balance que abandone el continuo empeño por ofrecer una visión sesgada de dicho período. En la medida en que ese sinceramiento se demore, la división entre los argentinos permanecerá latente. Por eso, en aras de la preservación de la paz social, cabría desear que otro filme, de similar valía, dilucide cuestiones de una realidad aún difusa. Grave e innegable".
CARTA
MIGUEL ÁNGEL REGUERA
La Ética, como aquella parte de la Filosofía que nos enseña a pensar sobre las conductas, ayuda a reflexionar sobre esa histórica costumbre argentina de apelar a la deuda externa para solventar gastos. ¿Está bien o está mal hacerlo? O dicho de otro modo, ¿es aceptable como recurso de gobierno? ¿En qué casos? Ya en 1822 la Casa Baring Brothers prestó 1.000.000 de libras al gobierno de Buenos Aires, de las cuales llegaron 570.000 (para irse prontamente en importaciones). Era la política de esos y otros banqueros londinenses, que, en sintonía con su majestuoso gobierno, entre 1822 y 1826, prestaron más de 20 millones de libras a las "protonaciones" americanas, cuya independencia de España alentaban para poder pescar con las redes del libre comercio. De esos millones, solo un tercio llegó en metálico (oro) al nuevo continente. Las comisiones, adelantos de intereses, amortizaciones varias, hicieron su trabajo para que entonces empezara una historia americana de endeudamiento y dependencia que aún perdura. En nuestro caso, el préstamo Baring se justificó políticamente en la construcción del puerto de Buenos Aires, la red de aguas corrientes, la fundación de tres ciudades en la costa bonaerense y otros pueblos en la nueva frontera interior.
Más allá de que la Guerra con el Brasil, la renuncia de Rivadavia, las guerras civiles, la venalidad o lo que fuera, hayan desarmado esos planes, es claro que había (además de un negocio y una política comercial imperialista), una fundamentación ética para que una generación comprometiera el trabajo y el ahorro de sus hijos y nietos, y es que les iban a dejar obras de infraestructura, que ellos y sus descendientes podrían llegar a usufructuar. Viniendo al presente, la Ética pues, tiene respuestas contundentes. ¿Por qué las próximas generaciones habrían de pagar nuestras deudas? Solo porque usarán los puertos, caminos, centrales hidroeléctricas, aeropuertos, escuelas, ferrocarriles y toda otra estructura de capital construida con ese dinero. Cualquier otra intención es dudosamente justificable, ya que compromete la vida, la libertad y el trabajo de las generaciones futuras. Además la historia ya nos enseñó que si bien la comunidad internacional no aceptaría la imposición de un emperador como hicieron los franceses con México cuando en el siglo XIX dejó de pagar la deuda, o una invasión armada y bloqueo naval para cobrar, como le pasó a Venezuela a principios del siglo XX, esos préstamos son condicionantes del desarrollo propio (e impiden la consecuente competencia en el mercado internacional).
Depende de cada uno de nosotros querer aprender, tanto las autoridades pasadas como las presentes, los elegidos y quienes los elegimos.
Las experiencias históricas, analizadas a la luz de la Ética, son fuentes de aprendizaje y tal vez nos permitan construir una mejor sociedad, que podremos legar a los que nos sucedan.