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UN LECTOR DE GUADALUPE OESTE
"Quiero referirme a las declaraciones del ministro Lagna, quien dice que lo de la señora Patricia Bullrich es política. Le pido que saque cuentas y vea las estadísticas y cuando la señora era ministra, la cantidad menor de muertos que había en Rosario respecto de la realidad, la cantidad de droga que se secuestró. También le digo que yo conocí la otra policía, la de Robos y Hurtos, donde había gente capacitada; no tenían horarios y los jefes andaban en la calle junto con ellos. Si había que entrar a una villa lo hacían y estaba ese gran juez que fue el doctor García Porta. Eso se terminó: ahora los jefes están leyendo el diario y tomando café en su escritorio. Hoy veo pasar a los patrulleros y quienes en ellos circulan van jugando con el celular, y los choros pasan en motos sin patentes por al lado de ellos y no detienen a nadie. Los caminantes que tienen que andar en la calle sé que tienen que ir dos de cada lado, pero yo he visto a todos juntos parados en una esquina, jugando con los celulares. Así, por más que pongan 10.000 patrulleros más, no van a agarrar nunca a los ladrones. Así que le sugiero al ministro Lagna que saque un poco a los jefes de los escritorios y que los mande a la calle a controlar a los policías. Gracias por el espacio".
UN CIUDADANO MUY CANSADO
"Puedo entender la poca cultura de las personas, la falta de valores. Puedo aceptar que no hemos sido formados todos iguales. Pero no entiendo la falta total de respeto hacia el otro, al prójimo, a los mismos vecinos con los que se convive en un barrio. ¡¿Cómo poder entender a esas familias que ponen los bafles en el patio de sus viviendas a todo volumen, con cumbias interminables toda la noche, y los demás tenemos que estar encerrados adentro, cenando o 'intentando' dormir?! Hay que taparse los oídos, mientras ellos ponen sus parlantes para que todos escuchen la horrible música que escuchan. Gustos son gustos, pero no me pueden obligar a oír una música cuyo género no me agrada. Pero aun así me agrade, no me pueden taladrar los tímpanos. Eso es maldad, incultura. Para colmo, si les decís algo se enojan, como si les estuvieras quitando un derecho por ser de noche, o sábado, o porque alguien cumplió años, o vaya a saber qué festejan. Que lo hagan, pero con sus parlantes adentro de sus casas y a un volumen razonablemente sano. Justamente, El Litoral sacó ayer miércoles una excelente nota con una 'Encuesta de sensibilización de ruidos molestos que afectan a la salud'. Felicitaciones por difundir este tema tan delicado, al que hay que ponerle fin".
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LLEGAN CARTAS
JUAN NIEVA
Estimados: les hago llegar la información acerca del lamentable estado de abandono por parte de los Estados y del avance de basurales en un sector clave de la ciudad. Se trata de calle Monseñor Rodríguez, entre Blas Parera (Ruta 11) y la Circunvalación Oeste.
El tramo en cuestión es el límite comunal entre las municipalidades de Santa Fe y Recreo: el margen sur corresponde a Santa Fe; el margen norte a Recreo. Es esta circunstancia tan particular la que hace que ninguno de los municipios se haga cargo de lo que allí sucede: VERDADEROS BASURALES a cielo abierto avanzan sobre la calzada de una calle de altísima circulación vial. Estos residuos no son solo restos de cirujeo de algunos vecinos que se dedican a ese tipo de economía de supervivencia; allí también hay escombros, restos de poda y troncos que representan ya no solo un problema ambiental y de salubridad, sino también de SEGURIDAD VIAL, ya que se amontona sobre el pavimento.
Telefónicamente lo hablé con las áreas de Ambiente de ambos municipios y, por tratarse de un tema interjurisdiccional, también lo hice vía mail con el Ente de Administración del Área Metropolitana (Ecam).
Todos están al tanto de la situación pero, ante la falta de respuestas, me veo forzado a acudir a los medios, para que puedan darle voz al reclamo de un sector abandonado por ambas ciudades.
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MARIO PILO
Quiero compartir con los amigos de El Litoral un cuento o relato actualizado de un escritor ruso, que vivió entre 1826 y 1889. De allí las formas lingüísticas, pero que es sumamente actual: "El periodista mentiroso y el lector cándido": "Había una vez un periodista y un lector. El periodista era mentiroso, no hacía más que engañar. El lector era cándido, todo lo creía; así viene ocurriendo desde que el mundo es mundo.
"Estaba el periodista metido en su oficina y engañaba más y mejor: '¡Cuidado -advertía-, la gripe hace estragos entre la población!'. 'Desde el comienzo mismo de la primavera no ha llovido'. 'Los incendios asuelan las ciudades y las aldeas', y el lector leía y se figuraba que el periodista le abría los ojos. '¡Cuánta libertad de imprenta que tenemos!', se decía, y todos se hacían lenguas de la libertad de imprenta.
"Otros periodistas intentaron jugarle una mala pasada con la verdad: 'Los suscriptores también acudirán presurosos a nuestro cebo', suponían; pero a perro viejo no hay tus tus. El lector no quería saber nada. Se limitaba a afirmar: 'A mí me es más preciado que las viles verdades, el engaño que eleva', y naturalmente el periodista, por su parte, solo esperaba aquello.
"En honor a la verdad hay que reconocer que él mismo estaba harto de engañar, pero no había más remedio. Y resultaba que tanto la verdad como la mentira valían un comino; pero las columnas del periódico, lejos de tornarse por eso más aburridas, cobraron más vida. Por último, el lector acabó en recapacitar y vio claro: si antes cuando tomaba la mentira por verdad no vivía del todo mal, ahora su conciencia estaba completamente tranquila. 'Ya véis -decía- en la actualidad tengo plenas garantías'. Pero esta vez quiso la mala fortuna que ocurriese lo siguiente: no había dado más que unos pasos, cuando ocurrió unos de esos errores judiciales y lo metieron en chirola. Allí estuvo encerrado un día entero. Y cuando salió, como allí mismo le había agarrado la gripe (sería el Covid, hoy) murió.
"Huelga decir que al día siguiente se aclaró el error judicial y lo pusieron en libertad bajo fianza; pero, como dije, el detenido volvió a su casa y murió". Moraleja: aprende a seleccionar los medios informativos y a ser un lector precavido y crítico.
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