Formas de contacto
Los lectores de El Litoral se comunican para dejar sus mensajes al WhatsApp 3425 080710 o al mail: [email protected]
Formas de contacto
AGUAS SANTAFESINAS
"Recordamos a los usuarios las diferentes alternativas de contacto que tienen para hacer gestiones relativas a los servicios sanitarios a cargo de la empresa. Por un lado, el nuevo sistema de autogestión por mensajes de Whatsapp a través del 341 6 950008. También continúa disponible el 0810777200O. Otra opción es a través de la Oficina Virtual a través del portal www.aguassantafesinas.com.ar En el caso de la ciudad de Santa Fe con motivo de la pandemia se habilitaron también los TE fijos 4504686 y 40504687 de lunes a viernes de 08:00 a 16:00. De igual modo pueden hacerlo por mail [email protected]. Muchas gracias".
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Inseguridad
UN TAXISTA MUY PREOCUPADO
"Hace unos días comentaba que asistí a un compañero que había sido asaltado, malherido. Cuando lo vi todo ensangrentado se me partió el alma. Fue como que Dios me mandó a ese lugar para poder auxiliar a ese muchacho... se desangraba... Me quedé con él hasta que llegó la ambulancia y la policía. Luego cuando llegué a mi casa lloré de bronca e impotencia. Fácilmente, lo podrían haber matado... Dos días después, a las 19.30 hs asaltaron a dos taxistas más. A uno le lastimaron el dedo, tenía toda su camisa manchada con sangre. Fui a verlo, se trataba de un hombre grande... Fue en la parada de Juan de Garay y San Martín. Gracias a Dios no fue nada grave. El que la llevó peor fue el de la chapa 446, a quien trasladaron al Cullen, con varios cortes. No fue grave, pero así estamos viviendo la inseguridad en Santa Fe, a toda hora y totalmente indefensos. Somos trabajadores, que la estamos luchando para llevar el pan a la mesa de nuestros hijos. Es todo lo que pedimos: poder trabajar normalmente, no con el temor y la indefensión de que salimos a la calle y no sabemos si volveremos a casa con vida. Es tarea del Estado bregar por la seguridad de los ciudadanos, no lo inventé yo. Es constitucional. En los noticieros de TV santafesina no veo que informen nada de lo que estamos pasando los taxistas y remiseros. Gracias a El Litoral por permitir expresarme y contar lo que estamos viviendo, gracias por la difusión".
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Llegan cartas
El nuevo orden mundial
HORACIO RIVARA
Camboya, 1975, un grupo de políticos comunistas educados en la Universidad de La Sorbona, París, capitaneados por Pol Pot y apoyados por China, tomaron el poder.
Iniciaron un programa de Ingeniería Social, un Nuevo Orden.
El primer paso fue el miedo. Los medios de comunicación anunciaron que los norteamericanos se disponían a bombardear las ciudades.
La mayoría lo creyó y entró en pánico. Una minoría dudó. Era cierto que Estados Unidos había bombardeado en años anteriores algunos valles de Camboya, en el marco de la guerra de Vietnam, pero ya se habían retirado del sudeste asiático. El gobierno acusó a los que dudaban de "negacionistas", de espías, y los eliminó.
El segundo paso fue la confusión. Informes de prensa anunciaron que bombarderos B52 habían destruido Siem Riep con bombas de fósforo blanco; otros en cambio decían que la ciudad atacada fue Battambang y con bombas convencionales.
El tercer paso fue la solución. El gobierno los cuida y les ordena dejar las ciudades.
Millones de personas abandonaron sus casas y se fueron al campo, arrastrando sus maletas. En el camino, los soldados les quitaron las maletas (no tendrás nada, pero serás feliz).
El cuarto paso fue la pérdida de la individualidad: obligaron a todos a entregar sus ropas, que fueron reemplazadas por prendas todas iguales, de color negro (no se les ocurrió entonces el uso de bozales).
Las prendas eran iguales para los hombres y las mujeres (des-sexualización y androginia).
Sin casas ni comida, la gente comenzó a morir de a decenas de miles (reducción poblacional).
Pero no alcanzaba para crear el "hombre nuevo". Decidieron matar a todos los profesionales, y a todos los alumnos secundarios y universitarios, por considerarlos irrecuperables. En los pelotones de fusilamiento se obligaba a niños de primaria a disparar contra sus compañeros de secundaria.
Toda persona que leyera era peligrosa, así que se decidió matarlos. Claro que nadie reconocía ser lector. "¿Como descubrimos a los que leen?", le preguntaron a Pol Pot. "Fácil -contestó- los lectores usan gafas". Así que se mataron a todos los camboyanos que usaban anteojos, unos 200.000.
También se prohibió reír, hablar más de dos minutos con la misma persona y las relaciones sexuales sin aprobación del Estado (de nuevo, no se les ocurrió lo de los bozales). Se debía tramitar un permiso.
La población camboyana cayó de 8 millones de habitantes en 1975 a 5 millones en 1979.
La ONU guardó silencio, incluso apoyó al gobierno de Pol Pot. Las organizaciones de Derechos Humanos guardaron silencio. ¿La prensa?: guardó silencio. Solo dos periodistas de todo el planeta denunciaron lo que pasaba, uno del Washington Post y otro del New York Times. Ambos fueron ridiculizados y despedidos.
El horror terminó gracias a que la URSS estaba preparando las Olimpíadas de Moscú 1980; competencia que corría el riesgo de fracasar porque muchos países del Bloque Occidental se negaban a enviar a sus delegaciones, en repudio a la invasión de Afganistán.
Así que la URSS solicitó a Camboya el envío de sus deportistas.
"No podemos -contestó Pol Pot-, no tenemos deportistas". "No es necesario que ganen medallas, solo que compitan, para hacer número", le contestaron.
"¿No entienden?, no es que no tenemos deportistas de elite, no tenemos ningún deportista. Tuvimos que eliminar a todo camboyano que practique algún deporte".
Así como los lectores son un peligro para el sistema, porque piensan, los deportistas lo son porque tienen fuerza y voluntad.
Esto fue la gota que rebalsó el vaso de la paciencia soviética. Una Camboya vacía de población no servía a sus intereses, tampoco que su gobierno fuera pro chino.
Así que la URSS ordenó a Vietnam, su Estado Satélite, a invadir y ocupar Camboya.
Las tropas encontraron ciudades fantasma, abandonadas, y millones de esqueletos en los campos.
Ahí sí la ONU y el periodismo cómplice derramaron sus lágrimas de cocodrilo. ¡Qué horror! Nunca lo sospechamos.
Así concluyó el experimento, realizado en un país pequeño y periférico, del Nuevo Orden Mundial. La elite tomó nota.
Muy bien, pensaron, la gente reaccionó de acuerdo a lo planeado, pueden mejorarse algunas cosas. Lo del bombardeo puede ser reemplazado por algún virus extraño. La gente se cree todo, solo hay que esperar el momento propicio y el mundo será como lo soñamos. Te estamos cuidando.