AYELÉN VILLAVERDE
"Me conecto con este espacio, que tan generosamente nos cede El Litoral, para solicitar la ayuda de la comunidad, en cuanto a la donación de ropa que esté en buen estado, calzado, lo que sea, para poder ir a la Feria del Canje, y así ganarme unos pesos. Mi esposo y yo buscamos permanentemente trabajo..., ya no sabemos qué hacer... Solo conseguimos changas esporádicas. Hasta nos anotamos ambos en los Ofrecidos Gratuitos de este diario y nadie nos llamó. Creemos en Dios y por fe sabemos que vamos a salir adelante. Queremos ganarnos el pan como el Señor manda. Mientras tanto, rogamos que manos solidarias nos ofrezcan su ayuda. Mi celu es: 342 502 9699. Dios les multiplique en bendiciones y feliz día del Padre para todos, especialmente para el mío, que es un verdadero regalo del cielo".
ANA MARÍA COSTA
"Leyendo hace unos días lo publicado en este diario, comentando sobre el viejo cine Esperancino, y no recordando el nombre de la confitería que estaba en la esquina, le quiero decir que la misma se llamaba Florida. Funcionó durante mucho tiempo. Sobre el cine; fue el de mis hermanos y mío por muchos años, cuando éramos chicos. Vivíamos sobre bulevar Gálvez, a una cuadra, y hasta 1949 íbamos todos los domingos. Recuerdo los episodios de Flash Gordon... Antes de iniciar la película pasaban el famoso: 'Sucesos argentinos'. Luego nos mudamos al sur y nuestro cine pasó a ser el Urquiza. Señor Alaniz: cuando recorre la ciudad de hace años, con sus notas, me identifico con los bares, negocios, etc. Tengo 85 años y por ahora buena memoria. Soy nostalgiosa y le expreso mis afectos hacia usted. Gracias a El Litoral".
Para el Día del Padre
TERESITA DEL NIÑO JESÚS, DE B° CENTENARIO
Mañana habrá muchos festejos;
pero yo celebro todos los días
haber tenido un padre como vos.
El beso que me das al levantarme
tus caricias y el matecito amargo
que me trae tu recuerdo.
¡Feliz Día del Padre!
2 Cartas:
MARÍA ALEJANDRA ALASIO
Me permito tomar una frase de un escritor que me gusta mucho, Eduardo Galeano, para poder describir a esta pobre Argentina que tanto amo.
Con gran dolor tengo que decir que estamos gobernados por indignos, que se ríen cínicamente del dolor. La situación económica del país no da para más, ya no pueden esconderse detrás de una máscara porque no les quedan más.
Cuatro generaciones de pobres, niños sin educación y también a la salud, desnutridos, padres domesticados, siguiendo a unos inescrupulosos que lucran con su vulnerabilidad.
El señor presidente, cantando en el 25 de Mayo, -si a eso se le puede decir cantar- de una forma tan patética, que muestra qué fuera de la realidad que está y lo digo seriamente.
La señora vicepresidenta: ausente, con o sin aviso. Totalmente borrada de las funciones para las que el pueblo la votó.
Entonces me preguntó: ¿cuántos somos los indignados? ¿Qué nos pasa que no reaccionamos?, nos han dañado tanto que parecería que no tenemos reacción.
Pero cuando hablo de reacción de ninguna manera me refiero a ningún acto violento. Por el contrario: no exigimos el mínimo de respeto, JUSTICIA, oportunidades...
Hemos caído en el fondo del precipicio y no sabemos cómo salir.
Desde mi lugar, yo no me calló más. Siempre desde el respeto -porque me formé con Valores-, exijo lo que me corresponde. Generalmente se me cierran puertas, pero insisto, no me dejó doblegar y vuelvo a insistir. Es una tarea muy desgastante, aunque me he propuesto hacerlo hasta que mi salud física y psíquica me lo permitan.
Aun con heridas irreparables no me paralizó y sigo luchando.
Ya no necesito que pidan perdón por los muertos, a pesar de que mi hijo es uno de ellos. Dejo todo en manos de Dios.
Hay cosas que el dinero no puede comprar, como la dignidad.
Somos una sociedad vieja. Los jóvenes se van del país por falta de oportunidades.
En mi caso personal, tengo casi a diario una ardua tarea. Pami no escucha: está diseñada para matar a los pobres viejos, no para ampararlos. Basta de tanta hipocresía y cinismo, cada trámite es verdaderamente desgastante. Si el adulto mayor es afortunado de tener una familia que pueda sostener los gastos que conllevan los años está en la gloria, pero son los menos. En su mayoría terminan falleciendo de una forma denigrante.
Es por eso que todos los que pertenecemos al grupo de los Indignados. Por favor: ¡¡reaccionamos de una vez!!
Este bellísimo país está en ruinas. No se puede jugar con la democracia. Que los indignos actúen de una vez.
El pueblo los eligió y el pueblo no puede esperar...
Al gran Pueblo Argentino ¡¡Salud!!
MIGUEL ÁNGEL REGUERA
El conductor del programa de radio comenta que, gracias a la invitación de una empresa de telecomunicaciones, disfrutó con su esposa, desde la primera fila, el recital de un cantante popular. Otro comunicador aprovechó el momento para compartir el agradecimiento a la empresa por sus propias invitaciones.
Otro día un comentarista de deportes dijo que llamó a un dirigente de un club para que le reservara dos entradas de las instancias finales de un torneo, pero que las iba a pagar, porque no había entradas de protocolo. Sin embargo, cinco minutos antes, habían aclarado en ese programa que para comprar las entradas solo tenían preferencia los abonados a plateas del club y por un sitio de Internet.
"La cultura del canje" se ha institucionalizado en los medios de comunicación y es justo cuestionarla, pues ¿qué imparcialidad se podrá esperar de un beneficiario de una dádiva, un descuento o un regalo, cuando deba criticar actitudes éticas de las empresas que lo tienen en su lista de personas a quienes benefició protocolarmente?
Muchas veces esos mismos comunicadores, panelistas, conductores de programas de radio o televisión, suelen cuestionar jubilaciones de privilegio, descuentos en pasajes de aerolíneas, preferencias para recibir las vacunas o lo que fuera. ¿Qué credibilidad aspiran a tener aquellos que además de vivir de invitación en invitación, encima lo hacen público, pues son parte del selecto grupo de los que no abonan a las empresas los bienes o servicios de los que gozan? Ni hablar de aquellos que usan sus redes para lucrar y evadir todos los sistemas de tributación que alcanzan a los demás mortales.
El privilegio, o regirse por una ley particular, diferente a la regla general, repugna al espíritu democrático, que exige que todos los procedimientos sean igualitarios, impersonales, objetivos e imparciales.
Cuando se entroniza la desigualdad, la subjetividad, el carácter personal y la parcialidad, estamos en presencia de una forma de vida que tiene más que ver con aspiraciones aristocráticas y que todos en la sociedad, empezando por los que tienen mayores responsabilidades públicas y suelen ser objeto de emulación, deben aprender a desterrar de la voluntad para ser protagonistas de acciones que los hagan iguales a sus semejantes, aunque cueste no ver un recital, no asistir a un partido de fútbol, esperar por una vacuna o no cobrar una jubilación de privilegio.